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‘After Play’. Un doble spin-off

Perdón. PERDÓN. ¡LO SIENTO! Mi comportamiento no ha sido digno ni de un pollo. Tan pronto empiezo a antecriticar en el amado gallinero, tal cual desaparezco y no me veis ni una pluma. Ese maldito me robó el corazón y las tablas al mismo tiempo… (si no entienden nada, mejor pinchen aquí antes de llamarme turuleta). Al fin rompí mis cadenas y, a pesar de sus peticiones desesperadas, me sinceré: “Brad, me tengo que ir. No eres suficiente para esta gallina.” Levanté el mejor  pseudovuelo que poseo (nivel 5 en la Escala de vuelos-no-demasiado-humillantes de gallina) y volví al hogar.

¡Ah! ¡Qué gusto estar en casa, recuperarse a una misma, el aire libre de sumidero, los frescos riachuelos de agua grisácea…! La idílica vida de la Gallina de cloaca. He vuelto. Así que decidido: retomo mi mejor hobby y dejo salir la flâneuse que hay en mí. Entre cañería y desagüe me despisto con las vistas y la morriña se me escapa entrelazándome las patas. Caigo, reboto, hago carambola con una bajante que hace mil puntos al enviarme a través del pequeño agujero de una alcantarilla. Y ruedo, ruedo, ruedo. Cuando consigo deshacer la pelotilla plumífera en que me he convertido vislumbro entre mis patas unas luces. Piel de gallina. La imagen más bonita que haya visto nunca, y ya casi lo había olvidado: la cartelera de un teatro. Ella me mira con avidez desde sus múltiples opciones, seductora, parece decirme: «eeeentra». Y yo no lo puedo evitar e, hipnotizada, entro.

Las espirales en los ojos me confunden, no sé muy bien hacia dónde voy. Nave 73 reza el cartel. ¿Es un bar? ¿Es un teatro? Es un teatro con bar. Qué sitio tan bonito, qué moderno, ¡qué de gente! Rápidamente recurro al instinto de animal urbano para que me ayude a encontrar una de nuestras galerías secretas. Y, ¡sí! Un animalillo más sabio y más antiguo que yo ya había estado allí antes para aportar su granito de arena a la animalidad y dejarnos un camino libre hasta la sala. Justo a tiempo, cierran las puertas y yo me encaramo en uno de mis lugares favoritos: el hueco del cañonero, que parece que hoy no trabaja.
After Play

Una escena de After Play.
Atractiva la imagen, ¿no les parece?

Mmm… ¿Qué pondrán hoy? “Todos los sábados de diciembre a las 20h., After Play”, alcanzo a leer con mi vista de gallina felina en el programa de un señor calvo. Pues veamos de qué nos habla esta obra con título en inglés. ¡Uy, este personaje me suena! ¡Anda! Pero si este otro también. Sonya Serevriakova, Andrey Prozorov… ¿dónde habré oído yo estos nombres antes? Mira que muy normales no es que sean, parecen salidos de un Octubre Rojo. ¿Será una obra de rusos? Pues hace poco ha sido la celebración de su centenario (qué pasa, no se extrañen tanto, no es incompatible ser gallina y estar muy leída). Entonces, ¿por qué el título en inglés? El calvo debe estar preguntándose lo mismo, porque con su móvil ilumina el programa: “de Brian Friel”. Ah, claro, el autor es irlandés. ¿Irlandeses hablando de rusos famosos de la Revolución Rusa? Pero estos personajes son ricos (¿o no lo son?), y tienen una buena posición (¿o no la tienen?). Me parece que esto va de otra cosa… Apariencias, qué comportamiento tan incomprensible para nosotros. ¡Están locos estos humanos! Y más estos dos, que parecen haber salido de una obra de…¡Chejov! ¡Eso es! ¡La sobrina de Tío Vania y el hermano de Tres Hermanas! Ahora lo entiendo, dos spin-offs en uno (siguiendo con los anglicismos). Me gusta la idea, ¿qué les pasó a estos dos personajes después de que se acabaran sus obras? Sonya y Andrey se encuentran en un café en plena Revolución Rusa y, a pesar de sus mentiras para guardar las apariencias, logramos saber cómo continuaron sus vidas. Esta sí que es una pareja digna de ver, y no la que hacíamos Brad y yo. Pero en este caso dejemos a un lado lo que les depararía el amor y veamos lo que los nuevos tiempos, los cambios, la sangre, la Revolución, la sociedad, en fin, la vida en su gran amplitud, les brindó.
 

Un humano de los vuestros dijo que estamos hechos de historias, de todo tipo de historias. Así que les animo a que cualquier sábado de diciembre, un poco antes de las ocho de la tarde, dejen sus salones y vayan a las salas a disfrutarlas en persona. ¡Que viva el teatro!

Srta. Cló

After Play
de Brian Friel
con Silvia Acosta y Carlos de Austria
Fotografía: Vera Audiovisual
Dirección: Roberto Quintana
En Nave 73, los sábados de diciembre, 20h.

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