Por ella ya sabemos que se encuentra a 55 millones de años luz de la Tierra y que su masa es 6.500 millones de veces la de nuestro Sol. También que, debido a su capacidad de afectar el entorno que le rodea, deformando el espacio-tiempo y calentando enormemente la materia y la energía circundantes, su registro servirá para confirmar la Teoría de la Relatividad de Einstein…
Pero no es por eso por lo que no quiero dejar pasar la oportunidad de compartir esta fotografía, que se ha convertido ya en un hito crucial en la historia de la Ciencia (en la Historia a secas, si me apuras). Es porque, aunque podría parecer una simple foto, en realidad es un alentador ejemplo de cómo el ser humano, con los medios y el entorno adecuados, es capaz de superar sus propias limitaciones cuando camina de la mano de otros. Es un logro tan improbable y esperanzador que casi nos reconcilia con la idea de que no hay nada que no podamos hacer, incluso salvarnos a nosotros mismos antes de traspasar el temido horizonte de sucesos… Y es que hemos sido capaces de ver, aunque solo haya sido por la sombra que proyecta, lo que por definición no se puede ver, un agujero negro.
¿Qué será lo siguiente? ¿La materia oscura?