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Ajedrez y TDAH (I)

 

Estoy seguro que todas aquellas personas que por profesión o no, haya intentado enseñar o hacer comprender algo a un grupo de niños u adolescentes se habrán encontrado con una situación muy común: A los pocos minutos de estar enseñando algo, el o los alumnos están en cualquier sitio menos en la explicación que se está dando. Uno de ellos a lo mejor está jugando con la goma de borrar, otro está haciendo señales a su amigo para comentarle cualquier cosa, otro tiene la vista perdida mientras mira a todos sitios mientras su mente empieza a divagar. En definitiva, mucho menos de la mitad de los alumnos están prestando atención a la explicación del profesor pese a que –en este imaginario ejemplo– es muy bueno. De esta manera no solo es muy difícil hacer comprender un concepto, una idea, un pensamiento, sin que, también ralentiza el ritmo de clase. Si la mayoría de los alumnos no entienden algo, el profesor no puede avanzar en el temario ni pasar a otro tema porque, por razones obvias, la dificultad irá aumentando.

 

A estas altura del artículo y si hay algún docente entre los lectores, estoy convencido que se sentirá identificado.

 

Considero importante analizar y comprender por qué los niños-adolescentes prestan tan poca atención, por qué son incapaces de estar concentrados y quietos. Es indudable que en los tiempos que corren, los niños sufren una sobreexitación de estímulos (el móvil, el whatsapp, la televisión, los juegos, los videojuegos, los anuncios, el chat, los sms, las apps, etcétera), todo ello hace que la atención del niño se diversifique en muchos sitios –y en ninguno a la vez– y este el momento donde –nuevamente– salen a relucir los beneficios que puede aportar el ajedrez a personas con poca concentración e hiperactividad.

 

Existe un estudio científico que se publicó en el 2006 donde se afirma que los videojuegos de acción tan de moda en los últimos tiempos tienen un influencia negativa sobre las personas hiperactivas ya que estos (los juegos) incitan al jugador a responder instintiva e instantáneamente a estímulos visuales, de sonido o luces y, sabido es que las personas hiperactivas tienen ya desarrollado la capacidad de responder rápidamente  a dichos estímulos, por lo tanto no necesitan desarrollar esa capacidad sino justamente la contraria, necesitan desarrollar la capacidad de concentración. En ese estudio, el doctor Hilario Blasco sostiene la hipótesis de que el abuso de los videojuegos  por parte de los niños “normales” , es decir, sin graves problemas de concentración también puede ser perjudicial y debería ser compensado con actividades donde ejerciten su poder de concentración, como podría ser el ajedrez.

 

No quisiera dejar pasar la oportunidad de hablar del excelente y meritorio trabajo que está desarrollando el Club de Ajedrez 64 Villalba (Madrid) y de su impotantísimo proyecto «Jaque mate al TDAH». El Club de Ajedrez 64 Villalba y «Jaque mate al TDAH» son pioneros y referentes a nivel nacional, y su páginas son de visita obligada si se  tiene un familiar que sufre de este transtorno y está interesado en las investigaciones y los métodos que ahí se utilizan, la página web es: 

Club de Ajedrez 64 Villalba: http://www.ajedrez64villalba.com/tdah/

Proyecto Ajedrez y TDAH: http://www.ajedrezytdah.com/

 

El gran periodista y conferenciante Leontxo García ha comentado en más de una ocasión que, en base a estudios se ha llegado a la conclusión de que los niños que sufren una variante leve de el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactivad (TDAH) pueden ver reducida su medicación o, incluso, puede ser sustituida por el ajedrez ya que esta actividad permite a estos niños pasar una o dos horas concentrados –y quietos– mientras juegan al ajedrez, al mismo tiempo que su cerebro empieza a desarrollar aquella capacidad de la que tanto sufren, que es la falta de concentración y la incapacidad de estar mucho tiempo quietos, por no hablar del desarrollo de una mente más sosegada y reflexiva, es decir, no responder ante un estímulo de forma automática e inmediata. Tanto fue el éxito de las clases de ajedrez con niños con TDAH leve que, después de un curso ajedrecístico, fueron integrados en clases con más niños que no sufrían ningún trastorno de atención ni hiperactividad y, sorprendentemente, no hubo diferencias entre unos y otros. El ajedrez, la concentración que se desarrolla y el hecho de que, para jugar hay que estarse quieto y pensando en los actos de cada jugada, hicieron que los niños pudieran reintegrarse.

 

Llegado a este punto, considero importante para los padres que tienen un niño o adolescente con estos problemas, se planteen y reflexionen sobre los beneficios -contrastados por estudios científicos- que les puede aportar a su hijo.

 

Mikel Iker Menchero Pérez

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