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Alfonso Costafreda y la Ecología

Me parece que hacía ya tiempo que no aparecía por el blog un poema. Aquí viene este de Alfonso Costafreda, poeta del cual me he acordado estos días porque lo cita como amigo Carlos Barral en ‘Años de penitencia’. Se suicidó en Suiza, frase que parece un verso, en 1974. En este poema resulta muy difícil descubrir a un hombre con tendencias suicidas porque el texto emana serenidad y buen rollo, quizá en el último verso… o quizá un exceso de serenidad y comunión con la naturaleza conduce a eso.

Espacio vegetal, árboles luminosos,

columna de alegría que posees,

verde sobre la palma, el peso de las hojas,

y es el fruto consegudo.

                         Extiéndete, oh árbol,

insinúa tu mano, adelanta

hacia los puros aires que te esperan

la horizontal caricia de tu rama.

El bosque está gozoso.

                            Poderosos,

los árboles ensanchan su madera,

mientras la nube, blanca sobre el cielo,

entrega nuevas aguas,

y las semillas surgen de lo inesperado.

Amor, amor, todo se cumple;

realizada la repentina aurora de la tierra

se nutren nuestras vidas de la energía del sol,

y del gozo, y de la fuerza del viento.

Salid hacia los campos,

volcad vuestra mirada sobre todo lo vivo;

caminad; caiga el sol sobre el cuerpo,

y reconozca el aire vuestro torso desnudo.

Todo está en su momento de cumbre:

las cosechas, los campos abundantes,

los ríos que hacia nosotros desde el monte

         despliegan su brazo,

y en el llano serenan su avenida perfecta

hacia la total plenitud de la mar.

Todo está en su momento; somos hombres;

desde siempre, lo más nuestro, lo más vivo,

lo reciente para la alegría,

lo mejor, lo esperamos de la tierra,

de su contacto diario,

de su continua y amorosa presencia,

de su larga mirada protectora,

del fervor con que guarda y vigila el eterno reposo de nuestros muertos

 

Me gusta eso de …todo está en su momento…, que lo dice por dos veces, y que a mi me recuerda mucho a Jorge Guillén. Reconocer que todo está en su momento, no estuvo reñido para el poeta con el final trágico de su vida, ni, por lo que parece, con una sincera aceptación del mundo. Se acusa a quien canta la plenitud de que no sabe ver la contradicción y el negativo. No es así, el momento normal y habitual de las cosas incluye el alto momento que canta el poeta de esta quincena.
Líricos nos hemos puesto hoy y quizás nos ocurra como a Rocinante cuando le dijeron …metafísico estáis, …es que no como, respondió él.

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