Algunos apremios (semi) urgentes

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Sestear absorto y pálido   el blog de Jose de Montfort

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“No em trasbalsa l´incident

Ni sospeso conjectures”

Miquel Bauçà

 

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Reflexiona Juan Antonio Bernier sobre el poema, pero también sobre la vida, en su libro Breves erizos verdes. 50 consideraciones antes de escribir un poema (Editorial Cántico, 2020). Son fogonazos; breves, como anuncia su título. Más que consejos o advertencias son apreciaciones leves. Son casi como postits del pensar. Escuetas (pero suficientes) definiciones, apuntes e indicios sobre el hecho poético, la utilidad, el fin y el sustrato de la materia poética, sus características y reglas. Sobre la crítica, la traducción, las lecturas, la tradición e incluso algunos juguetones ejercicios poéticos. La voz personal, el estilo o el registro de la lengua. Anotaciones que funcionan más de manera indiciaria que como verdaderos dogmas. De ahí su validez: de su esperable circunvolución.

 

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”L´ull va ser qui et va devorar”
Esteve Plantada

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La pianista y compositora Clara Peya tiene ya once discos publicados y, así, una larga trayectoria en la música. Un nuevo disco trae sobre el brazo con este nuevo año: Perifèria (Vida Records, 2021) . Un disco sobre todo lo que está fuera de la norma.

 

 

Clara Peya publicó, a finales de 2020, otro objeto que está fuera de la norma: el libro de poemas Liti-O (Rosa dels Vents). Un libro de poemas de quien no es poeta, de quien sabe de la palabra que se ajusta al ritmo, pero no de la que se sorbe en los silencios. Así, igual que en sus discos, es Liti-O un proceso de aprendizaje que genera su propio discurso. “Un grapat d´imatges òrfenes de música, però que construeixen la seva propia línea melódica”. Un experimento, pues.

 

Un experimento poemático

Los textos vienen indistintamente en castellano y catalán y dialogan con los diseños e ilustraciones, en negros, ocres y blancos, de Wara de Ormaechea. Estructuralmente el libro está dividido en cuatro partes; cuatro elementos que llevan litio en su combinación. En palabras de la propia autora: “Empiezo con el aluminio, que está muy presente y es más amable. Después viene el cadmio, el más tóxico, con las relaciones tóxicas y todo lo que nos hace daño. A continuación, el manganeso, que es el más alegre, el más positivo, que ayuda a salir adelante. El cuarto es el cobre, el más resistente, el que aguanta más, donde llegas después de pasar por varios estados, lo vives desde la experiencia. Cuando entras en una edad más madura, es más contenido. Ves gente con ojos tristes, pero están más tranquilos”.

Un pequeño libro andrógino sobre la belleza y las manos y brazos que sostienen. Un conjunto de creatividades bastardas, mestizas. Pero que, por encima de todo, va sobre los pájaros. Son éstos símbolo mítico y, a la vez, crueles villanos que nos dejan caer desde el cielo, en un vacío donde la herida no se cura sino así, siguiendo este lema: “ballar fins a morir ballant”. Este pequeño vibrante libro podría ser, para entendernos, una rara mezcla entre el Morbo legítimo, de Niño de Elche y el Milk and honey, de Rupi Kaur.

Sin embargo, en una frase, se define, me parece, a sí mismo a la perfección. Dice así: “Soy traviesa, pero suave”. Pues eso es. La lija que abraza, el beso que cruje.

ocells - clara peya