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Mientras tantoAlumbramiento, comprensión y cariño

Alumbramiento, comprensión y cariño [Una conversación con Millanes Rivas]

Sestear absorto y pálido   el blog de Jose de Montfort

 

El escritor Millanes Rivas (Moraleja, Cáceres, 1994) salta a la palestra literaria con el libro Tan jóvenes y la pena (Dieci6, 2021), una excelente novela performática, donde el drama se desencadena con un atropellamiento y la subsiguiente muerte del patriarca familiar. Un texto a tres voces donde una tríada de jóvenes buscan un modo nuevo de relacionarse en un proyecto afectivo común, y donde se reflexiona sobre la autonomía individual de los cuerpos, las dependencias del amor y las nuevas formas de la masculinidad. Un texto sobre las trampas del arte, la realización personal, el drama de la depresión y sobre las vilezas de las tradiciones rurales y el (todavía) subyugado papel de las mujeres en los entornos del privilegio y la autoridad heteropatriarcales. Es así Tan jóvenes y la pena un libro empoderado que, en su vulnerabilidad compartida, en las afrentas violentas de la vida, busca su vigor. Conversamos con su autor via email.

 

© Arthur Ribeiro

 

1. Hay una colisión constante de lo tecnológico con lo rural en tu novela, entre lo racional y la superstición, entre los ritos y los mitos. Querría que me hablaras un poco de esto.

Más que una oposición, hay un proceso de entendimiento. Si bien los tres personajes principales vienen de entornos sociales y familiares dispares entre sí, durante toda la novela se lleva a cabo un trabajo de comprensión. Entre ellxs pero también para con el mundo. La novela es un camino en el que los personajes tratan de comprender el mundo. Y no solo Bruna, Argenis y Tristán por jovencitxs, sino todo un elenco de personajes que gira en torno a ellxs y que también conforman y se encuentran conformando un nuevo orden socia

 

2. Sé que te interesa la obra de Lorca y que ello tiene efectos en tu obra, sobre todo, según lo veo yo, en el hecho de que todos los personajes de tu novela tienen ese conflicto lorquiano entre el individuo y la sociedad, entre la libertad del hacer y la obligación del Y uno de los temas centrales, me parece, a este respecto, es la idea de la frustración frente a la potencial realización personal, que nunca acaba de producirse. Háblame de esto.

De Lorca, efectivamente, lo que más me interesa es el compromiso de sus personajes con la libertad. Una libertad que pasa por el cuerpo, que está por encima del dolor o la muerte. En la obra lorquiana, por regla general, los personajes ya han encontrado ese camino, ese motivo vital, por el que, precisamente, desvivirse. En Tan jóvenes y la pena se produce, por primera vez, ese alumbramiento en los personajes.

 

3. Tan jóvenes y la pena se trae también del arte fluxus la mezcla bastarda de diferentes disciplinas artísticas, situadas a un mismo nivel de significación. Aquí podría decirse que esto se aplica a las diferentes opciones estructurales y estilísticas que Pero lo veo también en la yuxtaposición de simbologías (las hogueras, por ejemplo, pero también cuando se superponen planos temporales, de manera secuencial, en los distintos capítulos), e incluso cuando se proyecta hacia el futuro (como en el caso de la hipotética vida futura en Portugal de los tres personajes protagonistas). Me gustaría saber tu opinión sobre esto.

Yo del fluxus rescato muchas imágenes que de manera consciente o inconsciente se dan lugar en mi escritura, pero también comparto esa búsqueda por el elemento narrativo exacto (y no creo que en un libro necesariamente ese elemento tenga que estar en la narrativa clásica, en la literatura propiamente entendida), esto es: construir espacios con diferentes herramientas. Poder pasar del género, no por una intención de trascenderlo, sino con la naturalidad de quien da un paso y cruza una frontera. Por supuesto que hay unos límites, ubicados en el objeto libro, que es el que recoge los elementos y le da una definición a la obra. La yuxtaposición de diferentes elementos en convivencia, lo que me hace volver sobre la pregunta primera, produce un nuevo lugar. Cuando en los año 70 y siguiendo el espíritu del fluxus, Wolf Vostell decide ubicar su museo en Los Barruecos, en Cáceres, lo que lleva a cabo es un proyecto de comprensión, de comunidad.

 

© Arthur Ribeiro

 

4. Tu libro tiene algo de fábula, pero también de performance, de obra teatral, de romance, de copla. Esa alegría formal se ve refrendada por una misma libertad del punto de vista, que deambula del yo a la tercera personal del singular, de ahí a la primera del plural y, de ahí, a una segunda persona disfrazada de futuro imperfecto con ansias de silencio. Me gustaría que me hablaras de todas estas decisiones narrativas, estructurales y de estilo, cómo te las planteaste y cuál fue tu propósito al acometerlas.

La voz narradora convive realmente a la vez en los tres personajes. Es una voz en esencia divina, presente al lado del lector y que es honesta, porque en ningún momento esconde secretos o juega al despiste, sino que plantea la narración desde los actos de cada uno de los tres personajes. Precisamente dividir la narración en tres episodios, me permite completar una pieza a través de tres visiones, de tres bloques informativos diferentes. Cada episodio supone una mutación de esa voz porque toma el cuerpo de un personaje diferente. El lenguaje encarna y en cada episodio se altera, se embellece, se embrutece.

 

5. Me interesa mucho la idea del dolor compartido, que puede verse en la relación de los tres protagonistas, pero también en el tramo final de la novela, cuando se produce el fuego en la sierra y todos los vecinos se asombran consternados ante el horror de las imágenes de esa hoguera gigantesca, en una comunión. Te lo pregunto porque no aparecen (sí en momentos fugaces, pero sin continuidad) momentos de alegría compartida. Y esto me ha llamado la atención (podríamos interpretar la reivindicación de las mujeres en la fábrica como un momento de lucha comunal, pero no tengo claro que lo que compartan es su alegría sino más bien un anhelo, anhelo que además es insuficiente frente a la realidad del frío, el hambre y el sueño). Me gustaría que me hablaras sobre esto.

Toda la novela es un encuentro, lo que ocurre es que se da en un escenario de muerte y en un momento de replanteamiento de la vida de los personajes. Los personajes hacen uso de una cierta comicidad a la hora de afrontar los conflictos, creo que porque son personas que abogan por el amor y el afecto, pero en una circunstancia de desconcierto. Ahora que lo dices me gustaría que hubiera más alegría, pero se llama Tan jóvenes y la pena, no me puedo engañar.

 

6. En el momento en el que se conocen los tres protagonistas de la novela, cada uno de ellos experimenta su relación de una forma diferente (con entusiasmo, vértigo y en términos proféticos). De alguna forma, se podría decir que, a grandes rasgos, tu libro, como estructura completa, podría resumirse de esa forma: una primera parte entusiasta (con la idea de la performance y la ilusión de su puesta en marcha; a pesar de que se venga del hecho luctuoso de la muerte del padre, por supuesto), una segunda parte de vértigo (con el encierro de las mujeres en la fábrica) y una tercera parte profética (con la larga huida tras el asesinato de Ernesto y el fin fatal que sufren los protagonistas). Además, en cada una de las partes, y hablando en términos generales, la batuta la lleva uno de ellos tres (primero Tristán, luego Bruna y finalmente Argenis). ¿Estarías de acuerdo con esta lectura?

Hay más bien tres planteamientos a un enigma central: cómo gestionar el fin del patriarca. Y el exceso de cada uno de los personajes, en términos dramáticos, da pie al desbordamiento de los acontecimientos. El entusiasmo de Tristán (que pensándolo ahora me resulta muy apropiado al concepto del entusiasmo que hace Remedios Zafra) es su excusa para perpetuar sus errores vitales y los de su padre; el vértigo de Bruna creo que es más bien un compromiso por la realidad, una energía materializada en su voz y en sus manos; en el caso de Argenis, sí que arrastra la narración mediante la forma del destino que está de fondo en todo momento.

 

7. Tan jóvenes y la pena habla de las nuevas identidades familiares y pone en cuestión la familia. Sin embargo, como comprobamos en la novela, tampoco los nuevos modos de familia están exentos de la animalidad humana, del componente primitivo del ser hombre, que provoca fricciones, pero también accesos de violencia, como podemos comprobar en el momento del encuentro entre los tres personajes y la procesión de muertos de la Santa Compaña, por ejemplo. Y no solo ahí, sino que ya antes se han producido ligeros encontronazos entre los tres miembros de este núcleo familiar. Es llamativa, de hecho, una frase hacia el final, que dice así: “Volvieron al baño y encajaron como pudieron sus cuerpos horizontales en la bañera. Estar las tres solas metidas en la cama o tumbadas en el agua, debería ser lo que más les reconfortara, como siempre había sido cuando una tenía un problema y las demás estaban ahí para ayudarla. Pero en esta ocasión era diferente, pues parecían estar más lejos que nunca”. Y es importante porque esto se justifica como “un camino hacia ningún lugar”. En definitiva, que llegados a este momento les falta propósito y horizonte. Y se produce un quiebre y una necesidad de reconocerse. ¿Se podría leer esto en términos de alegato a favor de la imperfección de los vínculos y su necesidad de ser reconstruidos y cuidados constantemente?

Claramente no creo que una trieja acabe con los problemas de la familiar nuclear, ni que expoliar lo romántico al amor sea una solución para establecer relaciones sanas. Los cuidados, a los que tanto referimos en espacios compartidos, pasan por la comunicación y el cariño. En la novela, los personajes se ven arrastrados a una situación de mucha violencia, de un terror que les impide comunicarse como hasta ahora habían hecho. Ese terror, ese silencio, de repente les distancia porque han perdido las herramientas y tienen que buscarlas para reconstruir la comunicación.

 

© Arthur Ribeiro

 

8. Ahondando en lo anterior, hay también un claro ataque a la idea tradicional del amor romántico (pero también a la dependencia del amor y a la falta de autonomía personal) y una épica de los cuerpos, de la necesidad del tacto, la cercanía y el cariño. Me gustaría que me hablaras sobre esto.

(Aquí creo que tengo que recuperar la respuesta anterior)

 

9. Querría preguntarte sobre las instancias bíblicas que preñan el texto. Particularmente sobre la transfiguración de Jesucristo, y su relación con los tres personajes, así como la idea de la luz transformadora en tanto que momento en el que la naturaleza humana se encuentra con Dios.

La novela transcurre en un pueblo de la sierra y está muy anclada en lo mundano, pero avanza todo el rato con un ojo puesto en lo divino, y de hecho se dan lugar personajes y espacios que son un puente hacia lo divino. Ese umbral, que a mí me interesa mucho, entre lo vivo y lo muerto, entre el cuerpo y el Espíritu Santo, está representado por una figura mundialmente reconocida, y especialmente en mi cultura, que es la del Jesucristo. No hablo del Jesús histórico, sino del Cristo mítico, del de la profecía. Toda esa fuerza mágica del compromiso y el amor de Jesús aquí se da en un grupo de chavalxs.

 

10. Lo de la pena está muy presente en tu libro, no en vano le da título. En un instante se mencionan tres características de esta pena: el desencanto por la vida, la apatía y la triste incertidumbre por el futuro. En un momento dado, de hecho, se preguntan los personajes: ¿qué nos está pasando? Pareciera que existe una generación, que es la tuya si no me equivoco, que sufriera precisamente de este mal contemporáneo casi incomprensible que se expresa en la novela, un mal depresivo que parece no tener un origen claro. ¿Cómo ves tú este punto?

Yo el origen sí lo veo. Mi generación está anestesiada por la cantidad de conflictos que ocurren y a los que no tenemos capacidad de responder. Todo lo que sucede en el mundo globalizado nos resulta incomprensible. No tenemos las herramientas para entender cómo funciona el mundo. Y aun así tenemos que cargar con las consecuencias del capitalismo. No es el sambenito de una sola generación, pero nosotrxs crecemos en una crisis tras otra. Con esto, nos hemos enfrentado al desmantelamiento y el descrédito de prácticamente todo lo que hay a nuestro alrededor, de los valores e instituciones de nuestra sociedad. Y seguimos en un proceso de descomposición de unas normas que no casan con nosotrxs. Tener razones de sobra para hacer de nuestro camino la rebeldía, el compromiso por un mundo donde se nos tenga en cuenta.

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