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Mientras tantoAmara: un viaje-libro de un aventurero 'conquistado' por el pueblo rarámuri

Amara: un viaje-libro de un aventurero ‘conquistado’ por el pueblo rarámuri


 

Tantos años llamando al indígena salvaje no le han convertido en uno‘, Oso de Pie, jefe siux lakota. Primera frase que el lector podrá leer en este libro que es un viaje a una de las caras desconocidas de México, la que no se relaciona con la droga, la que tampoco tiene nada que ver con el turismo de México D.F., ni con las conquistas españolas del Yucatán en el siglo XVI, la que difícilmente suele darse a conocer en los medios de comunicación. Lejos de todo eso, Amara es el reflejo de una convivencia con un grupo indígena llamado rarámuri, al Noroeste de la República de México. De la Sierra Tarahumara nace Amara, que fue un ‘vergel único’ y que sigue siendo un ‘tesoro único’ donde el ‘tiempo pasa lento’. Amara es, además, sinónimo de liberación de prejuicios, de aprendizaje cultural, que procura comprender otros modos de vida que no entran dentro de los cánones de las sociedades occidentales. En consecuencia, Amara supone una apertura mental y un respiro de aire puro para sus lectores, curiosos y aventureros. 

 

Tal y como hacen los ‘genios locos’ que se atreven, una y otra vez, a ir más allá de los límites de lo conocido, como ya hiciera la escritora estadounidense Marlo Morgan con los aborígenes nómadas de Australia en Las voces del desierto donde una de las primeras cosas que tendría que hacer era descalzarse para aprender a pisar la arena del desierto, como también hiciera en repetidas ocasiones el escritor Dominique Lapierre entre algunos slums de la India, así hace Santiago Tejedor, su autor (periodista, profesor, investigador y viajero), con Latino América, nos la desgrana a pedacitos en formas de libros que son viajes, de afuera hacia dentro, con guiños a Anthony de Mello. Sin embargo, sólo serán retazos de Amara, de Amar América, de Amar la Aventura, de Amar el Amor con A de Alma (que sin quererlo, a quien escribe, le trasladan a otra A, la de Austin en Tejas, la de Amy, la de Awesome (increíble)).

 

 

Leer Amara es convertirse en cabochi, un ser con ‘arañas en la cara’, leer Amara es querer a los rarámuris, esos ‘hombres de pies alados’, que pocos se atreven a conocer y que, sin embargo, tienen muchas lecciones que ofrecernos. Los rarámuris no son materialistas, viven del campo, aman la danza tarahumara que constituye el centro de toda su vida, enseñan a sus hijos a tomar decisiones desde niños, algunos incluso tienen el don de hablar con los animales para no ser atacados, y la kórima (lo que nosotros los cabochis entenderíamos como solidaridad), es decir, la ayuda al otro que está en peores condiciones económicas, es una práctica indispensable. Su autor lo explica con estas palabras: ‘La kórima es una garantía de vida para toda la comunidad. Y también una vía para redistribuir las riquezas. Ser generoso es una forma de ser querido, apreciado y valorado por la comunidad’.

 

Amara: un viaje tras las pisadas del pueblo rarámuri tiene forma, fondo y muestra un camino con principio pero sin fin porque los rarámuris siguen vivos a pesar de las muchas dificultades que tienen para sobrevivir ante las inclemencias del tiempo. Los periodos de sequía hacen estragos en sus cosechas (como las de maíz y frijol) aunque también sigan conservando el gusto por la caza. De esta manera, un libro-viaje siempre será un puzzle inacabado, un diálogo con lectores desconocidos y, al mismo tiempo, un camino al interior, donde su autor reflexiona y nos ofrece perlas plagadas de sabiduría, con citas de escritores, filósofos o nacidas de algunas conversaciones como la mantenida con el sacerdote jesuita, Javier Ávila, un cura rockero que le comenta: ‘Cuando pensamos que únicamente existe nuestro mundo, nos negamos a pensar que otro mundo es posible’.

 

Desde la portada del libro, dos niños rarámuris nos saludan con sonrisas y hasta la última página, el lector deseará saber más, conocer más, adentrarse en los rarámuris y en la filosofía de su autor. Así que merece la pena rastrear el camino de 40.444 palabras, hojear con curiosidad hasta la última página, la 233 y pagar un precio simbólico, 14 euros, en una edición que es publicada el mes de marzo de 2012 por la editorial UOC en formato bolsillo, de fácil manejo, y que como las mejores experiencias viajeras nos ayudan abrir los ojos a otras muchas realidades. Su autor explica así esta ‘extraña’ pasión:

 

‘Me preguntaste por qué viajaba.

Quedé en silencio. No contesté.

No sabía qué decir.

Nunca antes me lo había planteado.

Pero tampoco por qué respiro’.

 

Y ahora… ¿te atreves a conocer un poco a Amara? Nadie puede amar aquello que no conoce, decía el filósofo y escritor Erich Fromm. Conocer, por tanto, se hace necesario para Amar. Amara es un concepto muy amplio que viaja más allá de América para enseñarnos la ambigüedad etimológica de la palabra Aventura, ‘lo que está por venir’. Madre Teresa de Calcuta nos lo sintetizaba en una sencilla frase: ‘la vida es aventura, vívela‘.

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