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Mientras tantoAnte la crisis climática: sabiduría indígena

Ante la crisis climática: sabiduría indígena


Fotografía: Pexels

Todas las medidas y acuerdos realizados por los gobiernos del mundo, todos los eventos internacionales encaminados a paliar la crisis climática, las promesas y firmas en la defensa de nuestra biodiversidad y ecosistemas planetarios, las famosas  COP (Conferencia de las Partes) de los países que han suscrito la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático (CMNUCC) en la que se están gastando millones de euros de dinero público en cumbres ineficaces y que sólo son encuentros festivos, las leyes y promesas que cada gobierno dice que lucha para paliar el cambio climático… NO SIRVEN PARA NADA. Los políticos nos engañan con sus discursos elaborados por asesores.  Las mentiras y manipulaciones de sus actos dirigidos por multinacionales, hacen que sus palabras solo sean meros anuncios de papel mojado. Y lo peor de todo, es que lo saben y nos tratan como a niños ignorantes que no deben conocer la verdad.

Lo han demostrado de forma continuada. Es cierto que como siempre, alguien se salvará de esta complicidad y habrá personas en el mundo de la política que intentan cambiar estas circunstancias. Pero el poder político de intereses está tan arraigado, que quien se salga del patrón ya marcado, es sin duda pasto del olvido en este mundo globalizado al que estamos sometidos sin que podamos avanzar dignamente hacía los valores humanos que deberían ser bandera de nuestro camino hacia un mundo mejor y más igualitario.

Dave Goulson, en su libro “Planeta silencioso – las consecuencias de un mundo sin insectos” para mí es la continuidad del libro “Primavera silenciosa”, escrito valientemente por la bióloga marina y zoóloga  Richel Lousi Carson (1907-1964),  en 1962 y que fue un hito fundamental en el nacimiento de la conciencia ecologista y cambió la perfección del mundo ante la depredación de la naturaleza por el envenenamiento de los campos con pesticidas y otros insecticidas perjudiciales, no solo para la salud de los humanos, sino para el resto de las especies.

Dave, en su capítulo 11 “La tormenta que se aproxima”, al final del mismo nos advierte que: “Es muy fácil para un gobierno hacer promesas a largo plazo, sabiendo que otros políticos estarán al mando cuando se tenga que justificar el fracaso. Basta con fijarse en lo que ocurrió en 1992 con la Conferencia sobre el Medio Ambiente y Desarrollo celebrado en Río de Janeiro. La declaración resultante la firmaron casi exactamente los mismos países (196) que firmaron el Acuerdo de París. En la Conferencia de Río, nuestros gobiernos prometieron detener la pérdida de biodiversidad mundial para 2020. La verdad es que entre 1992 y 2020 se ha producido la mayor pérdida de biodiversidad mundial, al menos, de los últimos 65 millones de años. Si queremos salvar el planeta, no podemos confiar en las promesas vacías de nuestros gobiernos”. Cuanta verdad hay en ello. Entonces… ¿Qué podemos hacer? Sinceramente lo tenemos  muy difícil con el sistema que actualmente está montado. Existen muchos intereses por medio, muchas promesas incumplidas y un claro y único objetivo: el poder, basado en el dinero y el control social de la humanidad sin importar las consecuencias de pobreza o destrucción de nuestro planeta.

Fotografía: Naciones Unidas.

Eduardo Costas, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y Académico de Farmacia, nos advierte que las temperaturas extremas son una de las causas de mortalidad que más está creciendo. En su artículo deja claro que a partir de ahora podemos sufrir temperaturas extremas con días extremadamente fríos o olas de calor que rompan los datos que hasta el momento se tiene sobre la temperatura. Nos muestra que se ha estudiado con detalle, desde el 1 de enero del año 2000 al 31 de diciembre de 2019, con un total de 750 ubicaciones diferentes en 43 países repartidos por todo el mundo, recogiendo registros de temperatura y tomando notas de las causas de muerte, contabilizando un total en 20 años, de más de 130 millones de personas fallecidas. Como media, la tasa de exceso de muertes debidas tanto al calor como al frío extremo fue de 74 muertes por cada 100.000 habitantes, lo que equivale a más de 5 millones de muertes al año. El Covid-19 en cifras oficiales fueron en los dos primeros años de la pandemia de unos 4,8 millones de fallecidos.

Sin embargo, con el Covid se paralizó el mundo, pero con la crisis climática que sólo en olas de calor y frío extremos mueren al año 5 millones de personas, no se hace nada por parar esta crisis climática. Los datos son los que son y no se pueden ignorar. Y esto solo por olas de calor, sin contar los que mueren en inundaciones masivas, tifones, desprendimientos de tierra y un largo etcétera que comienza a ser alarmante.

Prácticamente en muchos lugares del mundo se han disparado las alertas por calor extremo en el hemisferio norte  de la Tierra, con temperaturas diurnas récord y calor nocturno tropical peligroso para la salud, según un comunicado de  la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Media Europa, Estados Unidos, zonas de Asia y África están siendo afectadas. John Nairn, experto de la citada Organización ha dicho que “las temperaturas nocturnas son particularmente peligrosas para la salud humana porque el cuerpo es incapaz de recuperarse del calor permanente, lo que lleva a un aumento de ataques al corazón y a muertes”.

Pero los políticos creen que todo esto viene del cielo y que no son responsables de todas estas graves consecuencias. Ignoran o quieren hacerlo lavándose las manos en la mentira y en no actuar de forma inmediata y en cooperación con otras administraciones para paliar este desastre en el que nos han metido por su incompetencia e inutilidad.

Sin embargo, hay un organismo político que por desgracia no es vinculante y ningún país le hace caso como es Naciones Unidas, que siguen lanzando de forma continuada en sus notas de prensa advirtiendo a los gobiernos de la situación climática, solicitándoles tomen medidas urgentes, etc. Pero los gobernantes, anclados en su mundo de “yupi” y la comodidad de sus sillones y sueldos abultados, miran hacia otro lado con verdadera malicia y alevosía, ignorando a todos los expertos de la ONU que se encuentran tras sus comunicados.

Fotografías: Pedro Pozas Terrados

Recientemente el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, pidió a todas las naciones del mundo, garantizar la participación de los pueblos indígenas en la toma de decisiones. Insta a las instituciones nacionales y mundiales a proteger a los defensores indígenas y medioambientales, recordando que son ellos los que se encuentran en primera línea en la lucha contra el cambio climático.

A pesar de que se estima en 476 millones de miembros de pueblos originarios en todas las regiones del mundo y que constituyen el 6,2% de la población mundial, hacen que representen el 18,2% de los pobres del mundo. “Sin embargo, sobreviven y prosperan con una enorme dignidad y capacidad de recuperación, fruto de la sabiduría y los conocimientos  adquiridos de generación en generación”. Añadió también que las mujeres indígenas son maestras de la sabiduría  y son las encargadas de transmitir los conocimientos entre las generaciones pasadas y las comunidades de hoy.  Dijo además que gracias precisamente a sus conocimientos y su relación con el medio ambiente, los pueblos indígenas pueden ayudar a encontrar soluciones para remediar los daños causados por la crisis planetaria.

Es necesario, ha dicho Volker, de crear espacios para que representantes elegidos de los pueblos originarios, puedan entrar en los Consejos de gobierno y crear instituciones del Estado donde estén representados y terminó diciendo que: “Todos los derechos humanos conciernen a los pueblos indígenas. Y ha llegado el momento de garantizar que puedan participar de forma plena, libre y segura. Ha llegado el momento de ir más allá del debate y asar a la acción directa y específica para proteger sus derechos”

Líderes indígenas y defensores medioambientales y sus activistas, han sido objeto de violencia, asesinato y amenazas con mucha más frecuencia en 2022.

Fotografía: Alamy. Félix Díaz líder indígena pueblos norte de Argentina.

Es por ello, que es una falta de indiferencia y un desprecio inaudito, que en la cumbre  UE-CELAC (Comunidad de Estados de América latina y el Caribe), presidida por el Presidente del Gobierno de España, celebrada los pasados días 17 y 18 de julio, no hayan estado representados en la misma líderes indígenas que tienen mucho que decir y aportar en el diálogo, cooperación, respeto y protección de sus pueblos. Unos Jefes de Gobierno que son responsables directos de lo que les ocurre a los pueblos indígenas de sus países, en un total desprecio a sus vidas y sus pueblos, tratados como basura e ignorando sus derechos a pesar de las leyes que les obliga respetarlos.

Un ejemplo es el trato que recibe el líder de los pueblos indígenas de la Provincia de Formosa (Norte de Argentina) Félix Díaz, el cual lleva junto a unos cuantos miembros de su comunidad, acampados desde hace dos años y cinco meses, frente a la casa rosada del Gobierno de Argentina para ser recibido por el Presidente de Gobierno, una vergüenza que va en contra de la propia constitución Argentina, una falta de respeto y un crimen de lesa humanidad, un genocidio que se extiende en muchos países contra los pueblos originarios. Después tienen la desfachatez de reunirse con tris gobiernos para hablar de cooperación, cuando ignoran a sus propios ciudadanos.

Fotografía: Félix Díaz. Escuela comunicad indígena Wichi al norte de Argentina. Sin paredes, sin resguardo, con el terreno mojado.

El Gobierno de Formosa, permite que las escuelas de la comunidad indígena Wichi, solo sean dos tablas que cubren el techo, sin nada más a los lados, permitiendo que en invierno o días de lluvia, se congelen los niños de frio y se mojen, intentando matar la cultura indígena y su lengua, para que los niños olviden de su procedencia, como si fueran escoria sin derechos. Y la oposición del Gobierno se ríe de esas escuelitas, si se pueden llamar de alguna forma, jactándose de que así tienen un buen aire acondicionado. Patético, humillante y estremecedor, en unos gobernantes y políticos que deberían velar por los derechos humanos, por los derechos de los niños y los derechos de los pueblos indígenas, en un siglo XXI que bien parece que no se ha avanzado nada y que en muchos lugares se sigue gobernando como en el siglo XVIII, mediante el caciquismo, la esclavitud y el colonialismo, violando los más fundamentales derechos humanos.

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