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Antonio Aguilar: «El mundo no se acaba en Los Pirineos»

 

Le dedico este post a Antonio Aguilar

 

Conocí a Antonio gracia a la entrevista que el periodista Roge Blasco me hizo en Radio Esukadi sobre mis viajes. Dio la casualidad de que el otro entrevistado del programa era Antonio. Me llamó la atención que con sus 25 años de edad el viajero sevillano hubiese sido capaz de adentrarse en el Kurdistán iraquí, cruzar una parte del Himalaya en solitario, llegar a aldeas remotas en Laos, realizar la ruta Sevilla-Dakar y Sevilla-Tombuctú en autostop y, a la vuelta de este viaje, entrar furtivamente en las zonas liberadas del Sahara Occidental, en donde llegó hasta la ciudad de Tifariti. Siempre he dicho que vida sólo hay una y el gran  aventurero Antonio Aguilar es un claro ejemplo de cómo vivirla al 400% documentando paso a paso de sus vivencia en su blog Historias de Nuestro Planeta.

 

Has pasado de España a África (ruta Sevilla-Dakar y Sevilla-Tombuctú) en autostop. Yo también he ido en autostop desde Ein-Hashofet hasta Eilat (Israel) y he de reconocer que a veces he sentido miedo. ¿No crees que es arriegado lanzarse a otro conitnente a dedo? ¿Podrías contarnos alguna de tus experiencias que te han dado más respeto?


Francamente, nunca he tenido miedo haciendo autostop, si lo hubiese tenido no lo hubiera realizado porque no tiene sentido embarcarte en una nueva aventura si lo vas a pasar mal o si no la vas a disfrutar por temor a lo que pueda pasar. En mi caso ha sido todo lo contrario, y es que quienes me han recogido siempre me han transmitido enorme tranquilidad y confianza, aparte de integrarme rápidamente con el resto de los ocupantes del vehículo. Muchas veces al llegar a ciudades no sólo me las han enseñado, sino que hasta me alojan con ellos. Otras tantas, especialmente en África, montas sobre la carga de un camión, con hasta veinte personas más, y la camaradería en los trayectos es superlativa.

 

El pasado verano, entrando en el Sahara Occidental desde Mauritania, me recogieron unos franceses. En en control marroquí, el perro ladró, y durante dos horas revolvieron toda la furgoneta buscando droga. Puesto que técnicamente íbamos en el mismo vehículo, caso de que encontraran algo (caminando hacia el vehículo me enteré de que llevaban un par de porros), la pena me incluiría a mí. Afortunadamente, no fueron capaces de encontrar nada, y varias horas después abandonábamos el control dirección Norte.

 

También he hecho autostop por Oriente Medio, en Irak, de noche, a altas horas de la madrugada, y siempre me ha sorprendido la hospitalidad con la que me han tratado. Prefiero viajar en autostop que en avión no sólo porque es más económico sino porque en avión te pierdes todo lo que hay por tierra. De la otra manera es una transición más progresiva, y evidentemente me permite estar siempre en contacto con la gente local, que es el motivo de mis viajes.

 

¿Qué consejos darías a cualquier viajero que quiera cruzar fronteras en autostop? ¿Levar carteles que indiquen el destino? ¿No hacer autostop de noche? ¿No subirse al coche si no le dan buenas vibraciones?


En general, casi todos los consejos o normas para hacer autostop pueden reducirse a tener sentido común. Suele ser bastante efectivo hablar directamente con los conductores (restaurantes de carretera y gasolineras son perfectos para ello), o colocarse en vías iluminadas donde se circule a baja velocidad y con espacio cercano para que el coche pueda parar de forma segura. Si uno no se siente cómodo con quien va no tiene más que bajarse. Debes ser tú, y no quien conduzca, quien controle dónde y cuándo hacerlo.

 

¿Hay algún grupo en internet o página web que de guías sobre rutas en autostop? ¿Cómo haces para documentarte antes de iniciar un viaje?


Hay alguna página web donde los usuarios comentan trucos para cada ciudad: los mejores lugares para colocarse, cómo llegar a ellos, etcétera. Personalmente, yo suelo preguntar a la gente local, entre otros motivos porque siento que teniendo “preparando” el viaje desde casa le hago perder su propia magia y esencia. Me paso el año leyendo sobre historia, religiones, antropología y diarios de otros viajeros, y de ahí sale tanto la documentación como inspiración que me hace volver a estar on the road. No obstante, algunas páginas de referencia son las siguientes:

 

La más conocida en alemán: http://www.mitfahrgelegenheit.de/
Las que están llegando a España: http://www.carpooling.es/
Lo mismo para barcos: findacrew.net

 

¿Qué viajeros te inspiran?


Actuales: André Brugiroux (http://andre.brugiroux.free.fr/ ), Jeff Shea: (jeffshea.com), Heinz Stucke (http://www.heinzstucke.com/), Jorge Sánchez (jorgesanchez.es).

Y con blogs: Juan Villarino (acrobatadelcamino.com), Adrián Castellote (enlazadordemundos.wordpress.com), y muchos más del pasado, cuyos diarios parecen ficción.

 

¿Cómo consigues amortizar tus viajes?


El único amortizaje que tengo es la recompensa de lo aprendido, los cambios de piel para adentro y las experiencias vividas. Económicamente no obtengo beneficio ninguno de ellos. Nunca les he sacado rendimiento porque no quiero, esto lo hago por experiencia y por aprender, de hecho me han ofrecido tener publicidad y he dicho que no. Nunca he buscado un lucro económico.

 

Cuando vuelvo de mis viajes a Europa normalmente estoy de mal genio porque me cuesta adaptarme ¿Has sentido algo parecido a tu vuelta?

 

¡Y tanto que sí! Al contrario de lo que siempre pensé, el mayor choque cultural es volver a tu propio entorno tras conocer otros. Por otro lado, es algo obvio. Tú vuelves habiendo ampliado tus puntos de vista sobre tantos aspectos de la vida rutinaria…, sin embargo, observas que quienes te rodean se encierran reduciendo sus vidas sistemáticamente siempre a lo mismo, no sólo por tener rutinas establecidas, sino por no abandonar los mismos paradigmas mentales. La incomprensión que esto crea, es origen de este “mal genio”. Muchas de mis amistades no entienden mi forma de vida, dicen que estoy loco o me preguntan en qué mundo vivo porque no conozco al nuevo famoso que sale en Sálvame. Prefiero enterarme de lo que está pasando en Mauritania que en los cotilleos que nos ofrece la televisión española. Por otro lado, en Inglaterra y América existe lo llamado «gap year» (año brecha), un concepto que en España ni tenemos una palabra para designarlo. Para ellos es normal pasarte un año o dos viajando alrededor del mundo de mochilero cuando acabes el colegio para decidir qué carrera quieres escoger. Australianos, canadienses, americanos, israelíes, ingleses y escandinavos difrutan del beneficio de su gap year, algo impensable en España. Para muchas empresas es tan importante la formación universitaria como la formación cultural o los viajes realizados, barómetros que en España por desgracia no se tienen en cuenta.

 

¿Te imaginas una vida normal con un trabajo estable, una casa, un coche y viajando en hoteles 15 días al año?

 

¿He leído de verdad la palabra vida en esa pregunta? Yo creo que no hay una única forma de vida, sino una multitud, es lo que te enseña el viajar, el aprender a ver una realidad desde 500 puntos de vista diferentes. He conocido a viajeros que han dado la vuelta al mundo, que tienen 70 años y que continúan viajando haciendo autostop y hospedándose en casas de la gente que encuentran por el camino. En España vivimos atrapados en una monotonía de colegio, universidad, novia, boda, hipoteca, casa, perro e hijos. ¿Quién ha dicho que es la única manera de vida? Un africano pensaría que estamos locos de remate si le decimos que con 25 años estamos pensando en la cotización para ajubilarnos a los 70 cuando ellos viven al día, sin planes de ahorro, ni seguros. No existe un modelo de vida normal, único y válido, sino que cada uno de nosotros tiene la vida que ha decidido vivir.

 

¿Se puede afirmar que los viajes son una droga muy adictiva?


¡Yo creo que podría hasta demostrarse científicamente! Pero es lógico, cuando empiezas a viajar, a darte cuenta de la inconmensurable magnitud en patrimonio tanto humano de tu propia especie como del planeta en sí… ¿Quien puede evitar parar esa adicción por seguir conociéndolo?

 

¿Cómo eliges tus destinos?


Como comenté antes, vienen en su mayoría inspirados por lo que leo, y mis motivaciones personales. Procuro salirme de las rutas turísticas, recorriendo zonas que todavía no han caído en esa idiosincrasia global que tiende a igualarnos a todos no importa donde estemos.

 

¿Qué pasa con toda la gente que te encuentras por el camino y que sabes que no volverás a ver? ¿No es duro el empezar siempre de cero?


Sí, pero supongo que es parte del sino de la vida. Si no viajase, me pasaría igual con otras personas (compañeros de piso, trabajo, amigos del colegio, universidad…). No obstante, con muchas de esas personas sigo manteniendo contacto, bien por correo ordinario o virtual, o por vía telefónica.

 

Describe el Sáhara y Oriente Medio en una palabra y explícanos porqué


Vida, porque semejante extensión de terreno aparentemente árida encierra pueblos y tribus de toda clase, guerras, comunidades religiosas, enormes plantaciones, ciudades escondidas y hasta tesoros aún por descubrir. Es la puerta del desierto, donde se puede vivir desde 50ºC hasta -18ºC. En esencia, reúne lo mejor y peor de la Humanidad, ambas caras de la moneda, y por ende, la vida misma. Oriente Medio me resulta más difícil, yo diría que es un volcán. Una caja de Pandora, un mundo muy heterogéneo y convulso. No es lo mismo que vayas a Irak, visites el Kurdistán o las comunidades perdidas en las montañas de Irán. Son lugares muy distintos en constante colisión.

 

¿Cómo has entrado en el Sahara sin papeles?


Desde el Norte de Mauritania, cuando supe que no hay control fronterizo entre ambos países, ni evidentemente transporte regular entre ellos. Pagué a un saharaui para que me introdujese furtivamente en su tierra, viajando a través del desierto evitando a los militares del camino. Así alcanzamos Tifariti, y pasé un par de días en una jaima con unos nómadas. Uno de ellos aún guardaba entre sus ropajes un DNI español de los tiempos de Franco.

 

En la obra escrita por Domoslawski sobre su amigo y colega Kapuscinski escribe que “con la sonrisa [Ryszard] desarmaba a todo el mundo que podía herirle” e incluso le insta a que investigue “si no aprendió a sonreír así durante la guerra; si esa sonrisa no le salvó la vida”. ¿Cuál es tu arma para cruzar fronteras y salir ileso?


Pues no tengo ninguna. He cruzado fronteras ilegalmente desde Cachemira a Pakistán, India a Tibet, Mauritania a la RASD, Mali a Burkina Faso y Laos hacia China, compartiendo todas el común denominador de hacerlo por zonas donde por su orografía no existe control fronterizo, así que me fue relativamente sencillo. Las fronteras son una invención del hombre, y mi curiosidad por saber qué se esconde “al otro lado” superaba el miedo a lo que pudiera pasar. Sea como sea, cuando me he “colado” en otros países no he permanecido mucho tiempo en ellos y han sido siempre zonas rurales, lo que minimiza el riesgo de ser descubierto.

 

¿Siempre te comunicas en inglés?


¡Ojalá! El inglés no está tan extendido como suele creerse. También me defiendo en francés e italiano, y tengo alguna noción muy básica de árabe y turco, lenguas que he debido usar para comunicarme, amén de hacerlo por gestos. Sea como sea, suelo aprender las palabras elementales (saludos, números, presentarme, pedir direcciones…) en los idiomas de los lugares que visito. La gente agradece escucharlas, y suele ser de evidente utilidad.

 

En tu blog escribes: «La primera opción era visitar la histórica Walata, que ya se me escapase en otras visitas a Mauritania, aunque renuncié a ella cuando supe que facciones locales de Al- Quaeda estaban operando esos días en la única vía de acceso a esta ciudad, y ni los mauritanos se desplazaban allí». ¿Cómo consigues información para saber los peligros que te encontrarás en tu camino?


Los medios de comunicación tienden a tergiversar, exagerar o ignorar tanta información que no me parecen fiables, así que suelo dejarme guiar por los locales, quienes generalmente conocen mejor la situación de donde viven. He conocido a periodistas de remombre que han tenido que cambiar frases o adjetivos en El Pais porque por motivos editoriales no entraban. Los medios de comunicación de consumo sufren grandes presiones que impiden a sus redactores contar muchas de las cosas qué ocurren en el planeta. Por ejemplo, cuando fue la inaguración de los Juegos Olímpicos en Pekín yo vi con mis propios ojos a las fuerzas armadas locales disparando a gente que estaba congregada manifestándose. Había periodistas alrededor y la noticia no salió en la prensa local, era más importante anunciar la apertura de los Juegos que las víctimas de las protestas. Otras tantas veces, como la que mencionas, el carácter cambiante propio del continente africano hace que no quede otra que preguntar. Cuando entré desde Mauritania a Mali no había problema alguno en esa zona, y a la vuelta, unas tres semanas después, habían comenzado los secuestros y paralizado el tráfico en esa carretera. Si los mauritanos no me hubieran informado, nunca lo hubiera sabido.

 

En tu blog comentas que has visitado un campamento de refugiados del PKK. ¿Qué fue lo que más le ha llamado la atención?


Fue una visita breve, un trabajador del campamento me había recogido haciendo dedo, y al olvidar un papel volvimos a recogerlo, por lo que no pude profundizar como quisiera. Era un asentamiento pequeño, y sólo quedaban personas longevas, cuyos pueblos habían sido arrasados. Todos sus conocidos vivían en el mismo campamento, o estaban muertos, así que preferían acabar su vida allí. No compartía idioma con ninguno, pero encontré en los rostros de estas personas mucha más tristeza que en otros campamentos similares que he visitado.

 

De todos tus viajes si te dijera un lugar o sitio en concreto que recomendarías ¿cuál sería?


Cada persona es distinta, así que para cada una debería tener una respuesta, acorde a sus preferencias. Soy un enamorado del Himalaya, y en algunas zonas de esta cordillera, como Laddakh, encontré un lugar de perfecta unión entre tradición, cultura, paisajes y calidad humana que animo siempre a conocer.

 

¿Puedes describirnos la imagen qué más te ha llamado la atención a lo largo de tu recorrido por el mapamundi?


No sé si es la que más, pero me impactó sobremanera ver a un anacoreta, que siguiendo un ritual de sanación descrito en los Veda se extraía buena parte del intestino a través del recto en una cueva de una zona remota e inhabitada del Himalaya.

 

¿Qué falsos mitos sobre culturas y estereotipos has encontrado?


De estos hay a montones, y mientras más viajas más ves cómo los medios de comunicación influencian la opinión pública, o cómo grupos minoritarios acaban manchando el nombre de sus países o pueblos. Por mencionar alguno “picante”, existe un enorme desprecio en España a los ciudadanos rumanos, por los criminales que operan fuera de sus fronteras. He visitado este país varias veces, sintiendo siempre enorme amabilidad de sus habitantes. Como ellos mismo me decían, “los malos parecen estar todos fuera”. De manera idéntica, me resulta chocante la enorme cruzada contra los países de corte islámico cuando, de forma genérica, la solidaridad, hospitalidad y camaradería de sus habitantes supera con creces las de otras naciones. Otra, que siempre me resulta graciosa, es ver cómo en muchos destinos del turismo de masas en el Norte de África los comerciantes bromean con los turistas fingiendo querer comprar a las mujeres por una cantidad de camellos. Detrás de alguna ventana, tela del zoco o puerta están los amigos muertos de risa viendo las caras de los incrédulos visitantes, que a su vuelta a casa contarán la anécdota infinitas veces. Lo que los africanos ignoran es cuánto perjudica esto a la imagen de su cultura.

 

¿Que le recomendarías al 40% de la juventud española en paro que desearían vivir tus mismas aventuras?


Yo también soy parte de ese porcentaje, así que me sigo aplicando el cuento. Las aventuras vienen solas una vez que uno se encuentra viajando, así que la clave es esa: partir. Hay que hacerlo con poco equipaje, la mente abierta y sin ideas preconcebidas. Se viaja para aprender, del mundo y por ende de uno mismo, y para ello uno debe mezclarse con los locales allí donde vaya: viajar, comer, hablar, reír, disfrutar, compartir su rutina… todo como y donde ellos. Esto hace que se pueda viajar lejos con presupuestos irrisorios. La única advertencia es que hay que tener precaución: engancha. Les diría que salgan de la rutina de coche, casa, trabajo, y hacer botellón a lo borrego los fines de semana con los amigos, que aunque parezca mentira para viajar no hace falta dinero, sino las ganas de viajar. Me he recorrido distancias de Marrakesh a Mali, que son más de 4.000 Kilómetros con cinco euros. En definitiva: les diría que el mundo no se acaba en los Pirineos ni en Gibraltar, que vayan a explorarlo. Sólo se es joven una vez en la vida, y eso no se repite.

 

Antonio Aguilar con un monje  en su pagoda, cerca de la frontera China, Laos.

 

 

 

 

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