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ArpaAprendí a no buscar explicaciones

Aprendí a no buscar explicaciones

Dibujar, pintar, esculpir… Todo lo que hago es lo más parecido a un viaje, un viaje a mis orígenes, de ayer a hoy: al niño que fui y que continuaré siendo: voy a maravillarme siempre de lo que estoy viviendo en cada momento, de todo lo que veo, sueño e imagino. Sí, es verdad, mis trabajos adquieren características infantiles, oníricas.

 

¿Cómo poder olvidar al niño que fui, a aquel niño que como Moisés fue salvado de las aguas, y al que su padre le pedía insistentemente que pintara? O, al adolescente que a los quince años pasa en Italia varios meses pintando rodeado de gente extraordinaria que le fascina: Fellini y Mastroiani, por ejemplo. Y yo, atento a mi entorno, observándolo todo de dentro a fuera.

 

Desde el año 1984 hasta el 2000 pasé en Tokio cinco o seis meses al año, y recorrí todo Japón acompañado por el poeta Takahashi Mutzuo. Sus enseñanzas afianzaron mi aprendizaje de relación con la naturaleza. Supe que el arte es un equilibrio que se produce de dentro a fuera. Aprendí a no buscar explicaciones, a creer en el orden oculto de las cosas. Una planta es capaz de negociar con un insecto para que corte una rama y así le llegue el sol que necesita.

 

En India percibí la visión de lo que es la armonía, las formas sinuosas y geométricas.

 

Intento reinventarme continuamente procurando que mi obra  me atraiga y me sorprenda, como lo hacen los clásicos cuando me enfrento a ellos y los pienso: Cervantes, Velázquez, Pessoa, Twain, Picasso, Kavafis, Benjamin, Rabelais… Cuando les estudio y les observo de cerca me gusta sentirme contemporáneo: estar hoy con Don Quijote, Sancho, Huck y Tom y Jim…

 

¿Cómo no ser yo mismo? Jamás voy a tener miedo.

 

 

Santi Moix Wall Drawing «I don’t take no stock in mathematics, anyway» at The Brooklyn Museum 2012. from Ben Russell on Vimeo.

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