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Aprendiendo a ser agricultor

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), la agencia humanitaria más importante, da protección y ayuda humanitaria a más de 17 millones de refugiados en todo el mundo. Durante el más de medio siglo de historia ha asistido a más de 50 millones de personas. Como reconocimiento a la importante labor realizada por esta agencia humanitaria le fue concedido el Premio Nobel de la Paz en los años 1954 y 1981.

Los objetivos principales de ACNUR son proteger y garantizar los derechos fundamentales de aquellos que se han visto forzados a salir de su país y ayudarles a rehacer su vida en el nuevo entorno, ofreciéndoles educación y enseñándoles oficios que les permitan subsistir de forma autónoma. Por otro lado, la organización da apoyo y ayuda a aquellos que desean volver a su país de origen cuando las condiciones se lo permitan o reasentarse en un tercer país.

Además de los refugiados, son muchos los desplazados internos que no están protegidos por el derecho internacional. Cada vez más, ACNUR presta su ayuda (protección y asilo) a este grupo de personas que se han visto obligadas a desplazarse dentro de las fronteras de su país debido a conflictos armados de distinta naturaleza.

Este es el caso de Colombia, donde el aumento de la violencia en el Departamento de Putumayo y Nariño, en la región sur, ha provocado el incremento del número de desplazados internos y de refugiados que han huido cruzando el río hacia la provincia fronteriza de Sucumbíos, en Ecuador. En la actualidad, esta región amazónica de Ecuador acoge a 30.000 colombianos en busca de protección, el mayor número de refugiados.

En el año 2000 esta organización abrió una oficina en Lago Agrio, la localidad ecuatoriana más cercana a la frontera con Colombia, con el fin de que los refugiados pudieran registrarse y buscar ayuda. Un albergue que funciona como hogar temporal acoge a los recién llegados. Pero no todos los refugiados llegan allí. Muchos de los que  cruzan la frontera se instalan en campamentos cercanos en la propia jungla. Hasta allí se desplaza el personal de ACNUR para ayudarles.

Esta oficina de ACNUR trabaja con alrededor de 40 comunidades remotas y de difícil acceso, establecidas a lo largo de la orilla del río San Miguel y en el departamento de Putumayo. El 60% de los que viven aquí son refugiados. San Martín es uno de los pequeños pueblos de la selva amazónica de Ecuador al sur del río San Miguel que acoge a un buen número de colombianos.

Jesús Ricaurte se instaló aquí hace varios años. Se gana la vida como campesino y acude a los cursos que la organización ofrece para enseñarles una profesión con la que puedan subsistir en Ecuador. A través de estos cursos aprenden las técnicas necesarias para hacer plantar sus cultivos, crear abonos naturales y obtener alimentos para que abastezcan a sus familias.

Jesús y su familia disfrutan de la tranquilidad que les proporciona vivir en Ecuador y no se plantean regresar a Colombia. Como a ellos, ACNUR ha ayudado a miles de refugiados colombianos proporcionándoles protección y un medio de subsistencia que les permita adaptarse a su nueva situación y llevar una vida alejada del miedo y la tensión generada por el conflicto bélico.

 

Pilar Rodríguez

 

 

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