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Mientras tantoAprovechemos las vacaciones, enseñemos ajedrez a nuestros hijos

Aprovechemos las vacaciones, enseñemos ajedrez a nuestros hijos


 

Para la mayoría de los padres que tienen hijos en edad escolar, sus vacaciones coinciden –o deben de coincidir– con las de sus hijos y de esta manera disfrutar y compartir tiempo con ellos, cosa que en otros momentos de año no es así. Algunos padres irán a la playa con sus hijos, jugarán con la pala o la pelota, construirán castillos de arena, pasearán o simplemente nadarán y jugarán con las olas, otros padres, aquellos que huyen de las aglomeraciones y prefieren algo más fresco, irán a la montaña y compartirán cortas o largas caminatas con ellos en el monte, si son amantes de la naturaleza, podrán hacerles partícipes de ese sentimiento con la esperanza de que ellos, los hijos, lo disfruten también y, quizá, ese gustillo por ver paisajes solitarios, acampar en el campo, ver animales en libertad les haga ser también amantes de la naturaleza cuando lleguen a mayores. Sin duda esa sería una gran alegría y ese periodo vacacional habrá sido de un gran provecho. El tiempo, las vacaciones se han aprovechado. Le he enseñado algo a mi hijo.

 

En este periodo vacacional se pueden hacer muchas cosas y una de ellas es enseñar a nuestros hijos, una de nuestras pasiones: El ajedrez. ¿Qué mejor momento que este? Uno está tranquilo, sin prisas, sin llamadas de la oficina, hay más paciencia y más energía. Está comprobado que los niños, especialmente los pequeños, son como esponjas aprendiendo cosas pero también es verdad que en estos momentos, en esta época, hay demasiados estímulos, distracciones: El whatsapp, la Wii, la Play station, los juegos del móvil, el móvil, la televisión, el internet y un sinfín más, por supuestos que nada de lo anterior lo considero malo ni perjudicial para un niño, pero todo tiene su medida, todo exceso es malo –y eso si que es perjudicial–, si un niño se pasa todo el día frente a la televisión, será un día que ese niño esté “tranquilo”, no de “guerra”, lo mismo ocurre si se pasa todo el día con la play station, pero también es importante inculcar a los hijos para que parte de sus actividades diarias le aporten algo beneficioso, que le forme, que le ayude a crecer física e intelectualmente, para el apartado puramente físico, le podemos enseñar a nuestro hijo a montar en bici y si ya sabe y a nosotros nos gusta el ciclismo, se pueden hacer etapas, paseos con él y, además de compartir momentos con nuestro hijo, le estamos inculcando una mentalidad de vida activa y sana pero, ¿y la parte intelectual?. No debemos olvidar la frase “Mens sana in corpore sano”. ¿Qué mejor que enseñar y compartir con nuestros hijos nuestra pasión por el ajedrez?.  Al igual que la carrera a pie o el ciclismo o cualquier otro deporte es beneficioso, el hecho que nuestros hijos aprendan a jugar al ajedrez, que disfruten con ello ya les encamina a tener una mente despierta, curiosa, lúcida, capaces de tomar decisiones por si solos y tantos y tantos beneficios que aporta el ajedrez (como ya se ha comentado en artículos anteriores).

 

Considero que tanto si uno es un adulto, como si es padre de una criatura, es importante responder a la siguiente pregunta al final del día: ¿Qué he aprendido hoy? ¿He trabajado mi intelecto y lo he mejorado?, ¿Qué experiencia nuevas he tenido?, ¿Cómo puedo aprovecharlo?

 

Si uno es una adulto y por lo tanto responsable de sus acciones –o eso se supone-, solo habrá hecho falta una breve introspección para contestar a esas preguntas, pero en el caso de nuestros hijos, es importante que al llegar la noche, podamos contestar afirmativamente a esas cuestiones, eso será señal de que nos habremos interesado por el desarrollo intelectual de nuestros hijos, además, ¡el ajedrez es muy barato y tiene grandes beneficios!. Dicho esto, quisiera romper una lanza a favor de aprovechar este tiempo vacacional para descansar el cuerpo y cultivar la mente, aprender y descubrir ese mundo infinito y enigmático que se encierra en las sesenta y cuatro casillas de una tablero, estoy seguro que nuestros hijos nos lo agradecerán. Aprovechemos las vacaciones, aún tenemos días.

 

Mikel Menchero Pérez

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