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Arquia/próxima

 

En España, la crisis económica ha sido letal para los arquitectos que vivían de hacer edificios. No sólo ha dejado en el paro a la mayoría, sino que además ha alimentado su rechazo por parte de la sociedad, que los culpabiliza de haberse aliado en la época de vacas gordas con la corrupción inmobiliaria y el derroche público. Muchos están aprovechando estas turbulencias para replantearse los fundamentos de su práctica profesional y de paso recuperar la perdida confianza de los ciudadanos. Un movimiento, tan necesario como estimulante, en el que las jóvenes generaciones han tomado la iniciativa. No siempre es fácil dar visibilidad a sus propuestas, así que son de agradecer plataformas como Arquia/próxima, el programa bianual de la Fundación Caja de Arquitectos para la difusión y puesta en valor de las realizaciones y principios de arquitectos españoles en sus diez primeros años de ejercicio profesional. El núcleo de la plataforma es un registro abierto de obras y propuestas, donde cada arquitecto, equipo o asociación puede subir, sin límites, el material que considere adecuado para dar a conocer su trabajo. Alrededor de este núcleo, diversos canales de encuentro y debate van tejiendo una red abierta de intercambio de ideas.

 

Hay dos cosas que me gustan especialmente de Arquia/próxima. Primero, la voluntad de ir más allá de los edificios, introduciendo el término realización para designar cualquier producción del arquitecto a la que éste asigne un valor profesional (investigaciones, manifiestos, tesis doctorales, propuestas, mediaciones, diseño, etc…). Segundo, entender la noción de joven arquitecto no en relación a la edad sino al tiempo que se lleva ejerciendo la profesión.

 

Con 1190 registros realizados a día de hoy, Arquia/próxima muestra un panorama muy completo de una generación de arquitectos que tiene que combatir con imaginación y actitud la amenaza del desánimo. Las propuestas son muy variadas, pero en la mayoría de ellas -sean edificios o no- parece entreverse, más allá de devaneos estilísticos, el deseo de un nuevo compromiso ético – y poético- con la sociedad.

 

Aunque no necesiten de momento a un arquitecto, yo les recomendaría que se dieran una vuelta, en plan deriva relajada, por este estupendo y exhaustivo catálogo de dudas, propuestas y deseos actuales en torno a lo arquitectónico, que -no lo olviden- es cosa de todos. Allí, en el registro de los siempre comprometidos Stepienybarno, encontrarán una cita provocadora de Diller y Scofidio: “Arquitectura es lo que existe entre la piel de un hombre y la de otro”. Pues eso.

 

 

 


 

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