Los años setenta y ochenta en América Latina fueron muy duros. La imagen icónica de ese oscuro periodo pasa por la Operación Cóndor, una alianza asesina formada por las principales dictaduras del subcontinente. En el Museo de la Inmigración, que merece una visita por sí mismo para conocer los detalles de la llegada de millones de personas a un país que una vez fue próspero, así como la política de extranjería aplicada a lo largo del siglo XX por parte de los sucesivos gobiernos, hay estos días una exposición de arte político de vanguardia que se aleja del aburrido realismo socialista y panfletario. “Desde el año 1857, y especialmente desde la promulgación de la Ley N° 817, de octubre de 1876, llamada de Inmigración y Colonización, hasta 1920, Argentina fue el segundo país de América que más inmigrantes recibió. Sólo fue superada por los Estados Unidos de Norteamérica. Tan fuerte y diverso fue el volumen inmigratorio recibido, que marcó indeleblemente su impronta en la realidad actual del país, influyendo en las particulares características de su población. Dos nacionalidades se destacan numéricamente en este torbellino inmigratorio: la española y la italiana”, explican los coordinadores de la exposición. Una curiosidad: si sospecha que alguno de sus antepasados pudo haber emigrado a Argentina, pregunte allí mismo, le ayudarán a descubrir si fue así. Además de un museo es un registro. En los edificios aledaños se encuentran hoy en día las oficinas de extranjería.