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Mientras tantoAsia Central: tanes y khanes

Asia Central: tanes y khanes


 

Uzbekistán. La BBC informa sobre un programa del gobierno uzbeko que tendría por objeto estirilizar a miles de mujeres, en muchos casos sin su consentimiento. Según las fuentes del medio inglés, los ginecólogos uzbekos tendrían que cumplir cada año con una cuota de esterilizaciones fijada por el gobierno de Taskent. Una de las pocas organizaciones no gubernamentales que puede desarrollar su trabajo en el país determinó, tras un estudio llevado a cabo durante siete meses en 2010, que en ese período se habrían practicado unas 80.000 esterilizaciones. Durante 2009 y 2010, según esas mismas fuentes, un número considerable de médicos fueron enviados a las zonas rurales para “promover” las esterilizaciones.

 

En teoría, la mujer ha de firmar su consentimiento antes de ser esterilizada. Se cuestiona, sin embargo, el modo en el que se obtuvieron muchos de esos consentimientos. También se han descubierto casos de esterilizaciones llevadas a cabo directamente sin la aquiescencia de las mujeres. Al parecer, el gobierno de Islam Karímov perseguiría dos objetivos con esta campaña: el control de la natilidad y mejorar los índices de mortalidad maternal e infantil.

 

En cierto modo, la obsesión con las estadísticas del gobierno uzbeko no resulta tan disparatada si consideramos que el retrato internacional de un país como Uzbekistán suele hacerse mediante los trazos gruesos de datos compados a escala mundial. De ese retrato work in progress suele depender, en algunos casos, la concesión de préstamos internacionales y la mayor o menor estima dentro de la llamada comunidad internacional.

 

Según datos de la ONU, Uzbekistán ocupa el puesto 140 de 194 países en términos de mortalidad infantil. La mortalidad maternal se sitúa en 30 muertes por cada 100.000 nacimientos. En ambas categorías se han producido notables mejoras desde 1991.

 

 

Turkmenistán. Sólo Corea del Norte supera a los países de Asia Central por lo que respecta al culto de la personalidad de los dirigentes. En los tanes, este culto a la personalidad es el resultado de una combinación postmoderna: la herencia de la época soviética y  la revitalización, por parte de los régimenes locales, de los elementos que constituían la organización política tradicional de las estepas de Eurasia, basada en los khanatos al mando de un khan. En las últimas décadas, Turkmenistán ha destacado especialmente entre los países de la región a la hora de desarrollar el culto a la personalidad de sus líderes. El dictador que gobernó tras la caída de la Unión Soviética, Saparmyrat Nyýazov –procedente como otros dictadores de la región de la estructura del Partido Comunista-, implantó un régimen desquiciadamente personalista que fusionaba elementos islámicos y comunistas para mayor gloria del autodenominado padre de los turkmenos.

 

Tras la muerte de Nyýazov, a finales de 2006, Gurbanguly Berdymujamédov -primer ministro desde 2001- fue elegido presidente de la república tras unas elecciones en las que obtuvo casi el 90% de los votos. Aunque el actual presidente, un ex dentista, ha aligerado ciertos aspectos del obsesivo culto a la personalidad establecido por su predecesor, Turkmenistán continúa siendo uno de los países más cerrados, represivos y pobres de la región, a pesar de contar con unas considerables reservas de gas que constituye sus principal activo económico junto a la producción de algodón.

 

A comienzos de este mes de abril, Berdymujammédov fue noticia en algunos medios occidentales tras haber ganado la primera carrera de coches organizada en el país. El presidente, y ahora campeón de rallies, obtuvo la victoria conduciendo un pequeño Volkicar, coche de fabricación turca. Tras su victoria anunció que donaría el coche al Museo Nacional de los Deportes. Todo un detalle, digno de un auténtico piloto campeón, ¿no?

 

 

Kirguizistán. Junto con Tayikistán, Kirguizistán es una de la ex repúblicas soviéticas más inestables y pobres. En los últimos meses, el gobierno kirguizo ha mantenido un tenso intercambio de declaraciones con las autoridades rusas a cuenta de las bases militares que los rusos mantienen en el país. El gobierno de Kirguizistán ha cuestionado la oportunidad de mantener estas bases en su territorio. Además, se ha lamentado de retrasos en el pago que los rusos efectúan cada año en concepto de alquiler. La acusación más grave, sin embargo, se refiere a la injerencia de los servicios secretos rusos y kazajos en los asuntos internos de la pequeña república que, según las autoridades kirguizas, estaría contribuyendo a la desestabilización del país. Portavoces del gobierno ruso han respondido que el gobierno de Biskek debería concentrarse en solucionar sus problemas internos en lugar de “desconfiar de los amigos”. Rusia considera que sus bases rusas en el país sirven para garantizar la estabilidad regional.

 

El gobierno de Kirguizistán no sólo ha elevado sus reivindicaciones soberanistas contra el Kremlim. La base militar aérea de Manas, que las tropas de la OTAN han utilizado desde 2001 como base operativa para canalizar gran parte de su logística durante la guerra y la ocupación de Afganistán, ha vuelto a convertirse en objeto de enfrentamiento diplomático. A principios de este mes, el presidente kirguizo, Almazbek Atambaev, trasmitió al representante de la secretaría de Estado de Estados Unidos en la región, Robert Blake, su deseo de que en otoño de 2014 los militares de la OTAN dejen de utilizar el aeródromo de Manás, próximo a la capital kirguiza. Las tensiones entre EEUU y el gobierno de Kirguizistán a propósito de la base de Manás no son nuevas. De hecho, durante toda la campaña afgana las tensiones entre Kirguizistán y EEUU a propósito del uso de la base han sido periódicas, casi siempre motivadas por la renovación del contrato de arrendamiento. En torno al 30% de la logística de las tropas internacionales destacadas en Afganistán pasan por Manás.

 

El contrato de uso de la base con EEUU vence precisamente en 2014. Es probable que, como ya ocurrió en el pasado, el gobierno de Kirguizistán esté presionando para obtener unas condiciones de arrendamiento más ventajosas. Algo irreprochable si no fuera porque esos ingresos suplementarios no terminarán beneficiando al conjunto de la población kirguiza. En concreto, el gobierno de Kirguizistán presiona a Estados Unidos para que incremente su aportación de ayuda militar. Muchos de los grupos de élite de las fuerzas de seguridad kirguizas han sido entrenados –y equipados- en los últimos años por personal militar estadounidense. Rusia ha extendido el rumor de que Manás podría ser usada por las tropas estadounidenses como una base logística en caso de futuro un ataque contra Irán. El Embajador estadounidense en Rusia, Michael McFaul, ha respondido a estas alegaciones en su cuenta de Twitter diciendo que Manas sólo será usada para operaciones logísticas de las tropas destacadas en Afganistán.

 

En el sur del país han vuelto a producirse recientemente enfrentamientos entre la población kirguiza y jóvenes de la minoría uzbeka. En el verano de 2010 en la ciudad kirguiza de Osh se produjeron graves disturbios –en muchos aspectos, auténticos progromos- que costaron la vida a unas 420 personas, la mayoría uzbekos. La reciente victoria en las elecciones municipales de Osh de un partido nacionalista que, además, es la cabeza visible del movimiento opositor concentrado en el sur del país, podría complicar la estabilidad y comprometer de nuevo la tranquilidad de la minoría uzbeka que reside en Osh y alrededores –unas 700 mil personas-. El panorama es complicado. Los uzbekos saben que en su país no serían bien recibidos. El régimen de Islam Karímov no parece interesado en asumirlos ni siquiera como refugiados. De hecho, muchos de los uzbekos que viven en estos momentos en el sur de Kirguizistán huyeron de su país tras la represión masiva que desencadenó el régimen de Karímov en 2005.

 

 

 

 

 

Tayikistán. En Tayikistán, la inestabilidad política ha sido una constante –estable, a diferencia de la inflación- desde la caída de la Unión soviética. Una violenta guerra civil marcó la transición del país entre 1992 y 1997, y las heridas étnicas y religiosas aún continúan abiertas –y supurantes-. Aquellos años de difícil reacomodo interétnico, que todas las repúblicas centroasiáticas tuvieron que padecer en mayor o menor medida, estuvieron representados por la violencia desatada en Tayikistán. El valle de Fergana –uno de los tantos maquiavélicos experimentos demográficos y administrativos llevados a cabo por Stalin cuyas consecuencias aún se padecen en las limes del viejo imperio soviético- representa un corredor logístico y un refugio seguro para grupos opositores –algunos yihadistas- de toda la región. A través de Fergana se canalizan también una parte considerable del flujo de armas y del tráfico del opio afgano. No hay que olvidar que los tayikos son una de las minorías con más presencia en el noreste de Afganistán.

 

En marzo las autoridades tayikas ordenaron bloquear el acceso a varias páginas web, incluyendo Facebook, debido a un informe, supuestamente elaborado por las autoridades tayikas, en el que se describen las medidas que desde el gobierno de Dusambé se quieren implementar para perseguir a los miembros de la principal fuerza de oposición, el Partido del Renacimiento Islámico (el IRPT, por su siglas en inglés). Facebook se ha convertido en un plataforma utilizada por estos movimientos de oposición, sobre todo islámicos, para difundir sus reivindicaciones y para movilizar a sus seguidores. El gobierno tayiko ha negado la autenticidad de ese informe, en el que al parecer se urgía a las fuerzas de seguridad para que elaborasen listas de dirigentes opositores, con vistas a una futura represión, e investigaran sus vías de financiación.

 

 

Kazajstán. No todas las noticias relacionadas con los países de Asia Central son dramáticas. A finales del pasado marzo, en el transcurso de unos campeonatos internacionales de tiro celebrados en Kuwait, la organización cometió un error a la hora de elegir el himno nacional de Kazajstán. Una tiradora kazaja, que se había proclamado vencedora en una de las disciplinas, tuvo que escuchar una de las canciones de la película Borat en lugar de su himno nacional. Mantuvo, eso sí, la expresión seria y la mano derecha sobre el corazón hasta que terminó el falso himno de su país. No se ha informado sobre si la tiradora kazaja se dio o no cuenta del error. La letra de la canción de Borat incluye líneas como esta: “Las prostitutas de Kazajstán son las más limpias de la región /exceptuando, por descontado, a las prostitutas de Turkmenistán”. La organización pidió disculpas al equipo de tiro kazajo.

 

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