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Mientras tantoAtravesando y construyendo las fronteras sociales

Atravesando y construyendo las fronteras sociales


(Atravesando la frontera urbana social:

la valla alambrada entre Mladost 4 y Business Park Sofia, 2021)

El tiempo de mi infancia va regresando gradualmente a la velocidad de la legendaria bicicleta búlgara «Balkanche»: el sueño socialista de muchos niños de pertenencia y oportunidades. Recuerdo cómo recorría, volando libremente con mi bicicleta, o caminando, muchos kilómetros desde el barrio de Mladost 1 a Mladost 4.

Ahora rara vez visito estos barrios. Solamente lo hago cuando voy a visitar a mis padres, que viven en Mladost 2, o bien para fotografiar diferentes transformaciones que tienen lugar en estos espacios urbanos. Siempre voy andando o en transporte público.

 

Imagen de Vania Válkova

 

El barrio de Mladost está dividido en cinco microdistritos: Mladost 1, Mladost 1A, Mladost 2, Mladost 3 y Mladost 4. En Wikipedia se puede leer que es uno de los distritos más jóvenes y en dinámico desarrollo de Sofía. Pero yo, como persona que pasó su infancia y juventud allí, puedo decir que lo único que queda con esa idea de juventud, dinámica y desarrollo, es su nombre (Mladost significa literalmente juventud). En general, una unidad urbana cerrada, fundamental en un sistema urbanístico de planificación socialista. Cientos de miles de personas han pasado sus vidas en él durante años, satisfechas o no con el llamado estado social que les brindaba el espacio económico, infraestructural, social y cultural del barrio.

 

 

Imagen de Vania Válkova

 

Pero llega el momento en que esta unidad cerrada se desintegra y se convierte en una mezcla de fractales sociales y económicos, separados y no planificados. Deja feos restos descuidados propios de una construcción cutre y apresurada: bloques de pisos sin restaurar, calles embarradas y destrozadas, espacios reconstruidos entre bloques, sin aire ni apariencia arquitectónica. Fealdad, fealdad, fealdad. Es un territorio kitsch caótico de bloques desamparados y abandonados, erguidos como parches multicolores (feos y bonitos). Parece como si hubieran sido diseñados por artista y arquitecto austriaco Hunderwasser, pero visualmente hablan otro idioma: el lenguaje de la alienación social, el descontento y la insatisfacción con el estilo de vida de la «gente del bloque».

 

 

Imagen de Vania Válkova

 

Recuerdo un día yendo en metro con mi cámara en dirección a la última estación, situada en Mladost 4, muy cerca del complejo Business Park y la carretera de circunvalación. Los vagones del metro se detienen en la frontera entre la ciudad y la montaña; en la frontera entre la ciudad y los suburbios de las urbanizaciones privadas; en la frontera entre la pobreza social postsocialista y el aburrimiento utilitario de lo social/banal; en la frontera donde la engañosa sobresaturación de la tranquilidad cubre el campo de alta velocidad del mundo business.

 

Imagen de Vania Válkova

 

Entre Mladost 4 y Business Park existen evidentes fronteras sociales y arquitectónicas. Se trata de una frontera situada en una calle gris mal pavimentada con la acera destrozada, sobre la que sobresalen bloques de pisos, en la que cada apartamento arregla su trozo de fachada con un color y material diferente, con balcones que se desmoronan, cada uno con una estructura de distinto color y material, y al otro lado de la frontera divisamos una buena valla alambrada con diferentes entradas al territorio business. Territorio entregado al estilismo moderno, al medio urbano sistemáticamente organizado, de calles rectas y rocallas bien diseñadas, así como diferentes zonas verdes.

Imagen de Vania Válkova

 

Se trata de una frontera entre el ruido social y la miseria del extrarradio del barrio de Mladost; una frontera entre la ciudad y la montaña, divididas por la carretera de circunvalación; una frontera entre el espacio urbano territorial de Sofía y las pequeñas urbanizaciones lujosas privadas que limitan por su parte con edificios de aquel territorio de los suburbios económicos, que está en un constante y tormentoso crecimiento; una frontera entre las zonas sobreedificadas en las que los nuevos intentos arquitectónicos imprudentes conviven en conflicto con los bloques soviéticos sin reformar, y los amplios campos de las urbanizaciones de chalés a las afueras y los tranquilos pueblos montañosos, transformados ya en nuevos barrios de la capital; una frontera-contacto no integracionista entre la realidad socioeconómica cansada y lánguida de Sofía, propia de los microdistritos, y el espacio business, caracterizados por su éxito.

 

Imagen de Vania Válkova

 

Se trata también de una separación entre dos paisajes sonoros diferentes: por una parte, el ruido caótico, agujeros, barro, restos de graffitis, dibujos urbanos o restos de pintura en las mal arregladas fachadas de los bloques-colmena; y por otra, el murmullo de la soledad sintética y velocidad del éxito vertiginoso. Dos realidades en las que los contactos sociales continuos se realizan entre madres con carritos que caminan despacio por aceras bien construidas o entre hombres y mujeres bien vestidos, jóvenes y no tan jóvenes, que atraviesan rápidamente y desaparecen por alguna puerta que permanece abierta. Arboledas bien pavimentadas y zonas verdes bien organizadas.

Una identidad publicitaria bien diseñada de modernas cafeterías, sucursales bancarias, eficientes parafarmacias, y gente joven desplazándose rápidamente, seguros y confiados en su éxito.

 

 

Imagen de Vania Válkova

 

Silencio, un suave viento que desplaza diferentes imágenes gráficas de ramas de árboles y estructuras de fachadas. Total inviolabilidad del agua del lago artificial.

Entrada a la cápsula protegida. Es hora de quedarse contemplando, fuera de la ansiedad del día.

 

 

 

 

 

Vania Válkova es diseñadora gráfica multimedia, escultora y artista. Escribe poesía, así como textos de crítica artística y ensayo. Publica en diferentes ediciones digitales y en papel. Máster en Escultura y Diseño de Espacios y Publicidad en la Academia Nacional de Artes de Sofía y Pedagogía y Semiótica de las Bellas Artes en la Universidad San Clemente de Ohrid de Sofía (Bulgaria). Es redactora en la revista búlgara «Нова социална поезия» (Nueva Poesía Social) y una de las firmantes del Manifiesto de la Nueva Poesía Social. Ha publicado «Градът, като знак» (La ciudad como señal, 2019) «Отпечатъци» (Huellas, 2020), y el poemario bilingüe «Urban Perfume» (La Tortuga Búlgara, 2020), en la traducción de Marco Vidal González.

 

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