Catalina Coya Soliño, nacida frente al mar en 1970 en Cangas del Morrazo, Pontevedra (España). “Crecí en una casa rural entre largos días de lluvia que me obligaba a estar dentro del hogar con mis dibujos. Crecí rodeada de gente del mar que recorría el mundo y escuchando historias de sus viajes, duras historias del inmenso mar. A los 15 años me interesé por el mundo del teatro y durante tres años recorrí los escenarios gallegos con la compañía Teatro de Ningures. Era un momento de la compañía donde se experimentaba bajo la dirección de Manuel Vieitez. En 1988 decidí estudiar diseño gráfico en la Escuela Pablo Picasso de La Coruña por estar relacionado con la creatividad, una profesión que podría gustarme para vivir. Con el tiempo descubrí que ayudar a vender productos en el mercado capitalista era lo menos interesante. Elegí siempre ser autodidacta y no me interesó la carrera de bellas artes. Mi cámara de fotos siempre me ha acompañado en mis viajes, los collages y el dibujo con más o menos frecuencia han estado en mi mesa, siempre como un entretenimiento, por una necesidad interior que siempre me acompaña. La línea gráfica que mantengo es la que recorre un laberinto de injusticias sociales, desigualdades que pesan sobre cualquier vecina atrapada y rehén del sistema. Nunca sentí la necesidad de hacer exposiciones, tengo mucho aprecio por mi material y no me interesa el mercado del arte, ese lugar vacío de cultura”.