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Max Aub Mohrenwitz (París, 1903 - Ciudad de México, 1972) fue un destacado escritor hispano-mexicano. Su padre provenía de una familia de origen judío, relacionada con la abogacía y el derecho. Su madre, aunque nacida en París, provenía de Sajonia y pertenecía a la alta burguesía. Max, nacido en París, creció en un ambiente privilegiado y bilingüe ya que con su familia practicaba el alemán y en la calle y en el colegio el francés, recibiendo una educación agnóstica en lo religioso. Hasta 1914, Max Aub residió en Francia, aquel año se trasladó a España, concretamente a Valencia, donde la Primera Guerra Mundial había sorprendido a su padre, quien, como ciudadano alemán, no podía volver a Francia; Max aprendió el castellano en un tiempo sorprendentemente corto, declarando, años después, que no podría escribir en otra lengua. En 1916 el padre de Max solicitó la nacionalidad española para toda la familia, renunciando a la alemana. En 1917 un enfrentamiento de la Guardia Civil en la plaza Emilio Castelar de Valencia le produjo una impresión tan fuerte que desde entonces centró su interés artístico en la defensa de los más desfavorecidos. Un año después, en 1918, comenzó sus estudios primarios en la Escuela Moderna primero y en la Alianza Francesa, a lo que siguió una enseñanza secundaria en el Instituto Luis Vives de Valencia. Sin embargo, no quiso cursar una carrera, sino que se puso a trabajar en 1920 como viajante para conseguir su independencia económica cuanto antes. Esta actividad le permitió viajar mucho, especialmente por Cataluña donde, en 1921, conoció en Gerona a Jules Romains, quien influiría en su quehacer literario con su teoría del unanimismo; durante ese periodo se suscribió a revistas francesas, y también a algunas italianas y belgas. En 1923 fue testigo en Zaragoza del alzamiento de Miguel Primo de Rivera; en diciembre de ese año viajó a Madrid por primera vez y se presentó, con una tarjeta que le dio Jules Romains, a Enrique Díez Canedo, escritor y uno de los más relevantes críticos de su tiempo.
En 1928 ingresó en el Partido Socialista Obrero Español; durante ese periodo compaginaba la actividad comercial con la literaria, iniciándose en el teatro vanguardista con obras como El desconfiado prodigioso (1924), Espejo de avaricia (1927) o Narciso (1928); así como la novela Luis Álvarez Petreña (1934). Perteneció a la Generación del 27, con cuyos miembros tenía una gran amistad. Cuando comenzó la Guerra Civil se encontraba en Madrid; era ya un intelectual reconocido y dirigía en Valencia el grupo teatral El Búho. En diciembre de 1936 fue enviado como diplomático a la legación española en París, puesto desde el que gestionó el encargo, y la compra, del Guernica de Picasso para la Exposición Internacional de París del año siguiente. A su regreso a España, en agosto de 1937, ocupó el puesto de secretario del Consejo Nacional del Teatro. En enero de 1939, se exilió a Francia, instalándose en París, pero en abril de 1940 lo internaron en el Campo de Roland Garros tras ser denunciado como comunista. El mes siguiente lo transfirieron al Campo de internamiento de Vernet, y en noviembre lo desterraron a Marsella. En 1941 fue detenido de nuevo y deportado a Argelia, donde compuso su estremecedor libro de poemas Diario de Djelfa (1945). El 18 de mayo de 1942 abandonó el campo de Djelfa y se dirigió a Casablanca, para embarcarse el 10 de septiembre en el Serpa Pinto rumbo hacia Veracruz, México, país en el que se naturalizó y habitó hasta su muerte. No pudo regresar a Europa hasta 1956 y a España no volvió, por primera vez después del exilio, hasta 1969, en lo que fue un reencuentro agridulce del que dejó testimonio en su punzante dietario La Gallina Ciega (1971).