Home Mientras tanto ¡Ay, Dios mío, ayúdame…!

¡Ay, Dios mío, ayúdame…!

 

 

Aquí pasa como en todas partes: no nos acordamos de la Virgen hasta que truena y la estación seca es larga de narices, te tiras sin ver llover desde octubre hasta mayo, pero ni una gota.

 

Así que, por extensión, quién narices va a acordarse de la Virgen y ponerse a estudiar a lo largo del curso cuando se puede estar vagueando, hablando por el móvil y en general, o escuchando música y bailando… ¡pues nadie!

 

Ya me equivoqué al poner una biblioteca y salas de formación, tenía que haber puesto una tienda de tarjetas de telefonía y/o una disco o una radio. Pero ya no tiene remedio.

 

Como les pasa a los estudiantes de por aquí, la mayoría. Ya no tiene remedio y todo lo que no han estudiado durante el curso es muy difícil que lo puedan recuperar ahora.

 

¿Qué hacer?


Creo que Lenin, autor de la obra citada, no se tomó la molestia de añadir un capítulo sobre estos verdaderamente importantes problemas, así que le han ocupado el nicho de mercado creciente los verdaderos visionarios del Teomarketing: los pastores protestantes.

 

Temita de la sesión: «Tendrás éxito», parece que el tal Josué (1:8) ya lo debía explicar todo en la Biblia, pero mejor que te lo den mascado en unas jornadas de oración

 

 

Varias pancartas llamaron mi atención a finales de mayo:

 

GRAN CAMPAÑA DE ORACIÓN POR LOS EXÁMENES Y OPOSICIONES 2012-06-09

 

Y uno puede pensar, ¡qué locura, a quién se le ocurre…!

 

Porque es verdad que el que más y el que menos hemos jurado al hijo de la Virgen, o a la mismísima Virgen, que es más comprensiva por eso de ser madre y no tener las responsabilidades inherentes al cargo de su hijo, que JAMÁS, pero jamás, jamás, volveríamos a hacer el vago si nos sacaba de este doloroso trance. Más doloroso aún cuando nuestro padre veía el boletín de notas.

 

Algunos, conociéndose a sí mismos, optaban por ofrecer exvotos (‘te dejaré los temarios de la oposición, y mis valiosos apuntes de los días que fui a clase, en el altar como ofrenda’) o penitencias (‘iré de rodillas hasta el bar de la esquina para celebrar pasar a la universidad’).

 

Aquí no sé qué harán aparte de rezar y rezar, ¡aleluya!, porque estudiar poco, pero os juro que me quedé alucinado cuando vi la multitud que salía de la Casa del Pueblo al acabar el rezo.

 

No sé si de verdad piensan que con rezos públicos y multitudinarios van a conseguir la plaza de la oposición o si se mirarán de reojo mientras rezan haciendo ofrendas suplementarias o diezmos a la santísima (y listísima) Virgen del Psicotécnico:

 

“Si me das la plaza a mí, en vez de a estos destripaterrones (versión adaptada de ‘villageois’), te juro que el 10 % de lo que ‘pille’ el primer año se lo doy al pastor de la Iglesia”

 

 

GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS


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