En el diario El País, Jacobo Rivero reseñaba la publicación de una novela gráfica de la artista Antonia Santolaya con guion de Felipe Hernández Cava titulada Del Trastevere al Paraíso. Lo que hace de este cómic un logrado experimento de una nueva mirada sobre ciertos años dramáticos de la historia de Italia es, precisamente, la manera en la que los dos españoles deciden volver a hablar del atentado de Piazza Fontana de Milán, cuando una bomba estalló en la sede de la Banca Nazionale dell’Agricoltura y provocó 16 muertes y 87 heridos. Era el 12 de diciembre de 1969, y el atentado fue uno de los primeros episodios de los años del plomo en el que grupos armados de ultraizquierda o procedentes de las filas clandestinas de cierto fascismo que, junto con la masonería, habían sobrevivido a Mussolini, iban a marcar el destino político de Italia durante los años 70 y parte de los 80. Un período de violencia extrema y duros enfrentamientos que culminaría con el secuestro y asesinato de Aldo Moro, líder de la Democracia Cristiana (DC), un hecho sin precedentes en Italia que reveló las distorsiones internas del sistema político. “El otoño caliente italiano convulsionó en medio de un fuego cruzado de disparos con distintos protagonistas apretando el gatillo y activando bombas. Menos de un año después de los atentados se presentaría en sociedad un nuevo grupo de ‘propaganda armada’, las Brigadas Rojas. […] Su acción más sonada fue el secuestro y asesinado del político democristiano Aldo Moro en 1978. Partidario de firmar un compromiso histórico entre los dos grandes partidos italianos, el asesinato de Moro supuso un retroceso en la posibilidad de entendimiento entre ambas fuerzas y el inicio de un periodo de emergencia que dio alas a los sectores más reaccionarios de todos los bandos. Para las BR fue el principio del fin, desaparecería sin apenas fuerza ni apoyo en la década de 1990. […] El libro proyecta la necesidad de un examen de conciencia sobre los fracasos y delirios de una izquierda que quiso asaltar el cielo empuñando las armas. […] Deshojada la flor de las certezas, el ejercicio de recuperación de la memoria es necesario en su conjunto, no solo en parte, porque así solo que puede entender como una dolorosa fractura parcial de un tiempo”, escribe Rivero. Sofia Chiabolotti