En 2001 Brendt Barbur, tras ser atropellado por un autobús mientras circulaba con su bicicleta por Nueva York, vio la necesidad de organizar una plataforma para celebrar la bicicleta y concienciar sobre su uso. Tras quince años el festival se ha extendido a siete ciudades de todo el mundo tomando la bicicleta como excusa para la difusión de música, arte y cine. Al igual que en otras ciudades, en Sidney se ha convertido en un importante catalizador del movimiento de ciclismo urbano y en una nueva edición llega con tres días dedicados a la cultura de las dos ruedas. Cada vez hay más gente utilizando la bicicleta como vehículo de transporte y más personas identificadas dentro del estilo de vida de la bicicleta urbana. Dentro de su programación el festival ha incluido una exposición de arte, una gran fiesta de clausura y por supuesto la proyección de obras de ficción y documentales en torno a la bicicleta.