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Bill Pangburn: grabador en Nueva York

Si un visitante entrara en el acogedor estudio y hogar de Bill Pangburn, en el céntrico barrio de Tribeca en Nueva York, vería una larga mesa que recorre el centro de la cocina y el espacio diáfano que la sigue. Pangburn es muy conocido por sus fabulosas fiestas, que acogen a artistas, comisarios de arte y escritores de toda la ciudad. Pero el estudio de Pangburn, con su prensa de impresión incluida, es igualmente famoso. Pangburn realizó su posgrado en Bellas Artes en la especialidad de grabado en el Instituto Pratt –donde tuvo como profesor a Walter Rogalski– en 1981. Antes, había estudiado grabado y alemán en la Universidad de Tulane, donde se licenció en Bellas Artes en 1976. Dado su interés en el grabado y el arte alemán –Pangburn pasó dos años (desde 1973 a 1975) en Alemania, perfeccionando el idioma, y después, desde 1976 a 1978, supervisando la tienda de grabados de la Universidad de Marburgo, tras su periodo en el Instituto Pratt–, al público culto no le resultará difícil ver que ha seguido un camino reconocible, si bien ha sido el suyo propio.

 

En 1978, Pangburn regresó a Nueva York, donde subalquiló un loft en Grand Street, viviendo en tipis en su interior. En 1985 se casó con la artista Renee Magnanti, que enfoca su arte hacia el estatus social de la mujer y que trabaja con encáustica sobre tela. Pangburn y su mujer han criado con éxito a tres hijos en la ciudad de Nueva York, donde han estudiado en colegios públicos. Parte del éxito de Pangburn en lo personal y como artista se debe a su paciencia, algo que seguramente aprendió tras más de dos décadas de paternidad. Pangburn y su mujer están asociados a Art Mora, una galería ubicada en Chelsea, en la que expuso el año pasado. Una de las obras más impactantes que se vio en la exposición es una especie de imaginería de agua corriente grabada sobre azul oscuro, y que marca la pauta del actual interés del artista en la imaginería asiática; ha viajado recientemente a China y a Corea, en cuyas artes sigue muy interesado.

 

Volviendo a las primeras obras de Pangburn, uno de los beneficios que se trajo de su etapa en Alemania fue su interés por el expresionismo y los grabados en madera, una especialidad artística tradicionalmente alemana. Su autorretrato grabado en madera, realizado en 1976, cuando tenía poco más de veinte años, es un clásico ejemplo del artista como joven. En esta imagen, Pangburn rebosa juventud e intensidad melancólica; mira atentamente a los ojos del espectador, va vestido de blanco y negro y sostiene una imagen, probablemente un grabado, en el que está trabajando. La obra es especialmente interesante por su independencia estética y psicológica; en lugar de sucumbir a las lisonjas de la Escuela de Nueva York y sus jerarquías expresivas abstractas, Pangburn busca una retórica más profunda, una especie de visión Mitteleuropa de la alta solemnidad del artista, quien está profundamente dividido entre las particularidades de su posición social y el desarrollo de su creatividad.

 

Esta obra es especialmente interesante porque propone una comprensión europea del arte plástico frente a la norteamericana, que resalta la pura creatividad por encima del diseño formal y la inteligencia con conciencia histórica. Al mismo tiempo, las proclividades de Pangburn lo retrotrajeron, física y metafísicamente, a Norteamérica, donde se alejó del expresionismo figurativo hacia una apuesta por las capacidades abstractas del arte, una postura indudablemente norteamericana, si se considera la historia del arte del par de generaciones que lo precedieron en Nueva York. Sin embargo, la experiencia de Pangburn en Alemania le generaría cierta indiferencia respecto a experimentar su creatividad de formas que fuesen íntegramente norteamericanas; de ahí el sentido de autonomía y respeto interno por la independencia, tan importantes para la obra del artista y su persona. Esto se veía en la serie de grabados en madera abstractos que Pangburn realizó para el Instituto Pratt en 1981, así como en el arte con mayor inspiración asiática al que se inclinaría en los últimos años. Queda claro que la independencia de Pangburn no sólo ha sido cultivada, sino que también ha sido durante mucho tiempo una parte innata de su motivación y su expresividad.

 

A raíz del interés de Pangburn en el arte alemán y los grabados sobre madera, y su inevitable inmersión en la escuela neoyorquina, que comenzó con su regreso a Nueva York en 1978 y la obtención de su posgrado en el Instituto Pratt en 1981, la secuencia de grabados sin título que realizó para su graduación tiene sentido desde un punto de vista de la imaginería. Es una representación holística de estampados y motivos, que incluye un gesto de alusión a los entramados chinos, y que intriga y compele constantemente al espectador. Concebidos para ser contemplados como un todo conjunto, los grabados nos muestran cómo se puede utilizar la abstracción de formas que comienzan con la expresividad norteamericana, pero que después siguen su camino. Aquí los estampados se suceden y vuelven a formarse en blanco y negro, mediante cruces y trazados de damero que se repiten y cambian a lo largo de las composiciones de 122 x 81 cm. Así, las imponentes maneras norteamericanas poseen a Pangburn, al menos en dimensión, aunque su imaginería es aquí tan europea como del Nuevo Mundo. De este modo, el artista fusiona su interés en diferentes culturas con un sostenido talento para la abstracción que hace que la obra se perciba como nueva y excitante, no a pesar de sus influencias, sino a causa de ellas.

 

En la serie Sin título (China) (2015) de seis paneles grabados en madera, Pangburn casi se abandona a la influencia china. Mediante dos estampados de imaginería clara (dos paneles en el centro y uno en cada extremo) e imaginería oscura (dos paneles, uno a cada lado del último panel en cada extremo), la serie transmite una querencia por la abstracción de influencia oriental. La imaginería consiste en pequeños parches orgánicos espaciados de forma equidistante entre sí, y el estampado se relaciona con las formas naturales. Pangburn es aquí muy original en su tratamiento de la abstracción, haciendo énfasis en las diferencias de la cultura asiática y su inclinación hacia la naturaleza.

 

Como se puede apreciar, las tres obras citadas aquí demuestran su experiencia con distintos trasfondos: el autorretrato, con el arte alemán; la serie para el Instituto Pratt, con la Escuela de Nueva York y el legado gráfico europeo; y la pieza china, con las tradiciones asiáticas. Pangburn es un artista independiente en el arte visual, pero que sigue siendo moderno por la amplitud de sus alusiones y su internalización de los registros visuales. Ello resulta en un eclecticismo que le hace parecer totalmente nuevo, un logro no menor en un momento en Nueva York en que demasiado arte parece un entrecomillado del pasado. Podemos contemplar su producción y sentir que se trata de alguien que está conservando –pero también transformando– de manera genuina el arte gráfico de Nueva York.  

 

 

 

Jonathan Goodman es poeta y crítico de arte. Ha escrito artículos sobre el mundo del arte para publicaciones como Art in AmericaSculpture y Art Asia Pacific entre otras. Enseña crítica del arte en el Pratt Institute de Nueva York. En FronteraD ha publicado, entre otros, Sook Jin Jo: acercándonos al misterio de las cosas, Huang Rui: pintar con palabras. Eco y distancia del arte convencional chino¿Está el arte negro estadounidense atrapado en un abismo profudo?Hiba Schahbaz: el placer del arte de una miniaturista paquistaní.

 

 

 

 

Traducción: Verónica Puertollano

 

 

 

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