El culo amado siempre es perfecto. Y no hay nada que se compare en cuestión de mordiscos, como morder el culo amado. Y puede ser suave o afilado, puntudo u obtuso. Magnífico, magnánimo, o maligno. Nada como un culo maligno. Uno que embruje. Un culo que enyerbe, uno que envicie, un culo que encoñe. ¿Ya sabes cómo es un trasero que embruja, verdad? Recuerda ese culo que te gusta. Ese trasero que te viene a la memoria. El trasero que has visto enfundado en bluyines. Las carnes del trasero que has apretado con las manos. El culo que amas. El culo que amasas. El culo que ahora posees. O que tuviste. Puede ser ancho y blando. Un culo peludo. O escuálido y estrecho. Con cicatrices. Escaso y negro. Un culo mestizo. Con estrías. O blanco y suave como un par de huevos. Con pecas, con espinillas. Con manchas. El trasero que besas. El que muerdes. Nada como morder el culo amado. Un culo que enyerbe, uno que envicie, un culo que encoñe. El culo que amas siempre es perfecto.