Cuando se cumple justo medio siglo de la muerte de Georges Braque (1882-1963) el Grand Palais recupera su figura con una gran retrospectiva, la primera en París desde hace cuatro décadas. A través de más de 200 obras, esencialmente pinturas, con algunos dibujos y esculturas, la muestra recurre a la eficaz exposición cronológica para repasar su constante búsqueda de equilibro entre el rigor y la emoción. El todo se acompaña de forma didáctica con salas de ambientación repletas de cartas, libros ilustrados y fotografías firmadas por Man Ray, Robert Doisneau o Henri Cartier-Bresson.