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Mientras tantoBurkina Faso, otros 2 minutos de gloria..., y gracias

Burkina Faso, otros 2 minutos de gloria…, y gracias


 

En estas últimas semanas Burkina Faso ha tenido un par de minutos de gloria.

 

Estaba todavía en España cuando he tenido que padecer el machacón bombardeo de imágenes y noticias que me encontraba en las TVs de los bares cuando entraba a tomar un café.

 

Vivo en Burkina Faso y ahí paso tiempo haciendo cosas que están en este blog, para el que quiera conocer, o se pueden encontrar en Facebook, por si alguien tiene algún interés.

 

Ver a tanto payasos en la TV, no me refiero a Gaby, Fofó, Miliki y Milikito, ¡qué más quisiera!, la mayoría de los políticos que salen en ella: desde la derecha integrista, machista y racista, hasta supuestos políticos de izquierdas capaces de justificar la venta de armas a Arabia Saudí por mantener puestos de trabajo de sus posibles electores.

 

Como si fabricar gas Ziklon se justifique por los puestos de trabajo, lo que hagan después los nazis con ello no es responsabilidad suya, lo mismo que los saudíes, régimen ejemplar en la defensa de los derechos humanos donde los haya, con el exterminio de los yemeníes.

 

Y me topo con uno de esos especímenes que no puede tener un apellido más adecuado para ser adalid de la tranquilidad y la calma, y de la paz: Alfonso Guerra (le queda mejor Armando de nombre de pila).

 

Podía haber sido cualquier otro de los Abascales, Casados o Riveras, pero se apuntó el tanto uno de la vieja guardia del PSOE, con la historia del Relator en las negociaciones con el Govern catalán.

 

Nos sacó en los papeles por breves instantes comparando a España con Burkina Faso.

 

Y no por el clima soleado, aquí todo es muy exterior y luminoso, o la gracia de sus gentes, que todos cantan y bailan, sino pretendiendo insultarnos al insinuar que España no podía caer tan bajo…

 

Que un individuo de su catadura moral nos pretenda insultar a los burkineses me hace sacar pecho y sentirme más burkinés en estas ocasiones.

 

Así las cosas Burkina Faso apareció en los medios de comunicación españoles por unos instantes.

 

¿Burkina, qué? pensaría más de uno antes de pasar a pensar en cosas más trascendentales como quién pasará a la siguiente fase de qualquier pestilente programa concurso.

 

La situación en Burkina Faso es grave, mucho.

 

No sólo por el terrorismo, también la inestabilidad social.

 

El Gobierno ha perdido el control.

 

Hace unas semanas hubo el asesinato de varias personas de una Comuna, varias aldeas, por parte de terroristas islámicos.

 

La mayor parte de los terroristas pertenecen a una etnia, peulh, minoritaria, ganaderos nómadas, repartidos por varios países, Burkina incluida.

 

Los mossi, etnia mayoritaria, decidieron tomarse la venganza por su mano y mataron  a todos los varones de la zona, niños incluidos, que encontraron.

 

Las cifras oficiales oscilan entre 46 personas, primera versión oficial, y 214 la aceptada y publicada en los medios burkineses, incluso en la RTB, televisión estatal.

 

¿Alguien ha leído algo sobre esto?

 

Supongo que no: no es noticia interesante para España.

 

¡Qué pena nos han escamoteado otro minuto de gloria!

 

Eso sí, ¿cuántas horas de emisiones? ¿cuántos recursos empleados para sacar el cuerpo de un niño muerto desde el principio que se había caído a un pozo?

 

Siento decirlo pero me producía asco y vergüenza cada vez que veía algo al respecto en los programas matutinos. Es lo malo que tiene que me guste mucho el café y ser diabético y mearme por la patas abajo si me descuido.

 

Y sin embargo, son, somos capaces de dejar desamparados en pateras a cientos, miles de niños africanos.

 

¿Qué le pasa al mundo?

 

No sólo porque sean negros es que también son míseros pobres.

 

Pobres míseros niños negros.

 

El 15 de febrero se produjo un ataque terrorista contra un puesto de control aduanero en el sur de Burkina Faso, en la aldea de Bittou, y quiso la fatalidad o los designios de Allah, que son infinitos, que pasara por allí una furgoneta con unos padres salesianos, entre ellos César Fernández, de nacionalidad española, al que asesinaron.

 

Al día siguiente los medios de comunicación españoles nos concedieron el segundo, y último por ahora, minuto de gloria, quizás hasta 2 minutos, incluso, que al fin y al cabo era español.

 

Yo le conocía, pero de vista, que mis relaciones con el clero son las justas y no puedo hacer una semblanza de su persona pero lleva desde 1982 por estos lares dedicado a los que nada tienen y ya dice bastante de él porque aquí la labor pastoral pasa por evangelizar con el ejemplo.

 

Para completar la información os cuanto algo más porque me han llegado a enviar información de medios españoles diciendo que ha sido Boko Haram el grupo terrorista responsable de la matanza, ¡y no existen por esta zona, pero debe ser el único grupo terrorista que conoce quien ha escrito la reseña!

 

En la furgoneta iban, además del chófer burkinés, otros 2 curas salesianos burkineses, quiero decir negros.

 

Los terroristas los separaron y a los africanos les dijeron que caminaran hacia el campo y que no se volvieran atrás.

 

Separaron al padre César y le ametrallaron hasta matarle.

 

No surgió entre ellos ningún mártir que quisiera impedirlo ni acompañarle a la derecha de Dios Padre, ni a la izquierda de Dios Hijo o bajo las alas del Espíritu Santo, que qué prisa tenemos…

 

Yo me he vuelto a Burkina Faso teniendo que soportar, corregidos y aumentados los ‘no seas loco’, ‘no vayas’, ‘¿qué se te ha perdido ahí?’, ‘anda y que les den’; pero no puedo evitarlo: es mi otro país.

 

Cuando escucho todas esas gilipolleces de ‘Alianza de las Civilizaciones’ se me abren las carnes pensando en el sojuzgamiento de las mujeres, de los derechos humanos, etc.

 

¿Qué es una Alianza de Civilizaciones más que dejarse aplastar por los diferentes execrables valores teocráticos?

 

Soy de tolerancia cero al respecto, quizás por vivirlo tan de cerca, sólo acepto una Alianza basada en lo fundamental, en lo verdaderamente civilizado:

 

La Declaración Universal de los Derechos del Hombre.

 

Y nada más, ni nada menos

 

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