Se discute mucho sobre la responsabilidad de las potencias coloniales en la actual situación que se vive en África. Quizás en lo que no se ponen de acuerdo es en el grado de implicación en conseguir unos niveles de genocidio, guerras, asesinatos políticos, hambre, calidad de vida, esperanza de vida a la baja, como jamás antes existían. O su responsabilidad, evidente y demostrada, sobre el asesinato y derrocamiento de líderes africanos independentistas que pretendían devolver el poder y sus países, y sus riquezas, a sus pueblos. Porque no se trataba de eso cuando se decide concederles la independencia y se pretende sortear el conflicto que ésta supone dándola a condición de que nada cambie.
‘Algo debe cambiar para que todo siga igual’, decían en EL GATOPARDO.
El libro se publicó en 1958 y la película se estrenó en 1963. Parece que impactó a los políticos de la época para convencerles de que es más barato conseguir expoliar las riquezas de un país dejando que sean ellos mismos quienes la entreguen y ‘ocupándose’ los gobernantes locales de controlar a sus pueblos.
Claudia Cardinale estaba impresionante en la película, vale… Alain Delon, también
Es una cuestión de números, sale mucho más barato que un ejército colonial de ocupación y queda mucho mejor ante la comunidad internacional y tu propios conciudadanos. Las conciencias tranquilas de casi todos y si algo huele a podrido en África siempre podemos mirar para otro lado.
Pero lo que no se podía permitir es que aparecieran líderes que de verdad creyeran en su pueblo y quisieran devolverles lo que era suyo, a todos ellos acabó por caerles, de una u otra manera, el ‘peso’ de la sociedad libre de mercado y de sus grandes multinacionales que consiguen convencer a sus Estados de la absoluta identidad que existe entre sus intereses económicos y los de sus países respectivos.
Así les pasó a muchos líderes africanos, entre ellos Thomas Sankara, presidente de Burkina Faso hasta 1987, en que fue asesinado.
Perdonad el introito largo, pesado y con carga ideológica, pero cuando veo los problemas de este país (como en muchos otros de África) no deja de dolerme ‘nuestra’ parte de responsabilidad. De la misma manera que me jode, y discuto hasta cansarme, que gran parte de los jóvenes con los que hablo ‘también’ nos responsabilizan a los ‘blancos’ de todos los males que les afligen. Y aunque por una parte sé que tienen toda la razón, por otra parte no puedo soportar cómo sus propios gobiernos corruptos, apoyados y sostenidos por las potencias económicas, alientan esas ideas en la juventud para desviar la mirada y la atención de sus funestas actuaciones.
Tumbas de Sankara y los otros asesinados para dejar paso al actual Presidente
Y además de todas las cosas antedichas les dejamos un regalo envenenado: LA BUROCRACIA.
Es difícil explicarlo si no se vive en vivo y en directo, pero para Burkina, y su desarrollo, es una maldición lo que les dejamos. Por demás han sabido darle una vuelta de tuerca, ¡qué narices, un montón de vueltas de tuerca!
En un país en que no hay casi productos naturales y menos exportables, salvo el algodón con precio siempre a la baja, y que no tiene prácticamente industria de ningún tipo (creo que la cervecera Brakina es una de las más importantes) la mayor parte de las personas empleadas por cuenta ajena son funcionarios. Y si incluimos a los militares, policía, gendarmes, policías municipales y todos los de enseñanza y sanidad oficial (que no son gratis) podemos estar hablando de más del 50% de la población ‘contratada’ legalmente. Lo cual no pasa del 20% de la población activa total del país.
Y no sólo es la cantidad de funcionarios o los trámites que hay que hacer para cualquier cuestión, es que además no hay que olvidar que aquí el tiempo corre de otra manera… ¿corre? Bueno, de hecho el tiempo no corre, es un concepto distinto al que estamos acostumbrados en otros continentes y hay que tomarse las cosas con tranquilidad. Con mucha tranquilidad, montañas de paciencia. Y frascos enteros de trankimazim o valium, si no quieres tener, para colmo, enfermedades mentales.
Gabinete Ministerial de Burkina, por si alguno tiene interés (¡4 Ministerios dedicados a la formación!)
http://www.presidence.bf/page.php?sid=35
En Burkina, aparte del Presidente, hay un Primer Ministro, un Ministro de Estado, 27 Ministros y 6 Ministros Delegados. Y todos ellos (o la mayoría) tienen delegaciones en todas las provincias con lo que podéis imaginaros la actividad burocrática (aunque es preferible hacer las gestiones directamente en la capital, que en el ‘camino’ se suelen perder las cosas).
Como lo que os he contado alguna vez de los absurdos ‘controles’ de entrada en Burkina rellenando fichas de papel que con seguridad nadie leerá, ni podrá comprobar jamás si hiciera falta para algo.
Me acuerdo la mala impresión que producen las montañas de legajos que puedes encontrarte en algún juzgado en España, pero he estado en las oficinas centrales de la Policía de Ouaga por un robo y en otras para renovar el visado y es difícil de describir los papeles tirados en montones por el suelo cubiertos por esa capa de polvo rojo que no cesa y que en pocos años habrá acabado por sepultar todos esos documentos acumulados para nada.
Página 3 del semanario SIDWAYA, de los más leídos de Burkina (el subrayado es mío). Donde se cuenta que el Primer Ministro y su Gabinete van a hacer un curso de 2 semanas en el que van a aprender Office. Lo que no sé es cómo no lo han metido en portada…
Aunque, a veces, no hay mal que por bien no venga…
La semana pasada os pegaba una foto de una casa preciosa que me iba a comprar y gracias a unas demoras increíbles en conseguir que me transfirieran los fondos de mi cuenta de España acabé contratando a un abogado para que me agilizara todo y descubrió que ‘había un pequeño problema, porque la casa ya estaba vendida’ y que puede que fuera un timo.
Como él yo también concedo la presunción de inocencia y más si vierais que quien me la vendía era una ancianita encantadora, medio ciega, viuda de un antiguo Ministro (aquí no debe ser difícil a poco que haya descomposiciones, trichonomas intestinalis, de gabinete) y con la que he pasado varios días de agradable charla en su compañía, pero al final he decidido paralizar la operación. Nada, llamadme cobarde o desconfiado, cómo somos los ‘blancos’ que enseguida lo vemos todo negro…
En fin, para qué contaros, esto ha sido el viernes y me he salvado por la campana como dicen en boxeo y porque me tuvieron en el nuevo banco más de 5 horas esperando para conseguir una chequera para pagar la casa (echaba pestes y al final beso por donde pisan los burócratas).
Me ha bajado el nivel de azúcar y las transaminasas. Y la cuenta del banco, afortunadamente, se ha mantenido estable.
GALERIA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS