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Acordeón¿Qué hacer?Buscar el manual

Buscar el manual

Los manuales son mucho más prácticos de lo que pensamos y te pueden sacar de muchas situaciones en las que no sabes qué hacer. Hay manuales tan completos que detallan meticulosamente los pasos que tienes que seguir según el problema detectado. Te dicen incluso lo que no debes hacer bajo ningún concepto. Por ejemplo, había una trituradora de carne en cuyas instrucciones de uso advertía claramente que nunca se intentara detener la hélice con los testículos. Parecerá una tontería innecesaria, pero seguro que a más de uno esa forma tan original de parar las cuchillas le habría parecido una buena idea, por lo que se hace necesaria una aclaración que la descarte.

 

No hacer caso a los manuales, además de conducir al desastre (no cabe mayor tragedia que la pérdida de los testículos, así, a lo tonto), delata una mentalidad muy definida de usuario: es el típico listo que no necesita seguir las instrucciones de nada porque se lo sabe todo. Y no es verdad, no se lo sabe, lo que pasa es que improvisa y por muy bien que improvise, al final la pifia.

 

Yo tengo un vecino que un día vino a ver el partido del Barça–Real Madrid a mi casa, porque yo tengo digital, y justo cuando el Barça estaba a punto de meter otro, se fue la señal. Fue un momento dramático, en primer lugar porque mi vecino es forofo del Real Madrid (a mí me daba igual, pues soy del Atleti), y luego porque mi televisión se había quedado fuera de juego. Por cierto, por esa misma razón, según nos enteramos luego, el arbitro anuló el gol, pero eso no viene al caso. Pues bien, nada más ocurrir el percance, yo me levanté a buscar el manual del televisor para ver qué tenía que hacer cuando la pantalla se quedaba en negro con un escueto “no hay señal”. Recordaba que ese era uno de los casos que figuraban en las instrucciones en el apartado problemas más corrientes. Cuando llegué de nuevo al salón con el librito en la mano, y por tanto, con la solución, ya estaba mi vecino hurgando por todos los lados posibles del aparato. Ahora la pantalla mostraba una especie de enloquecido vaivén de líneas que se cruzaban en un baile frenético y sin control. ¿Qué haces?, le pregunté algo preocupado. ¿Cómo que qué hago?, me dijo, ¡arreglarlo!

 

Ni qué decir tiene que estuvo trasteando más de media hora sin conseguir ningún resultado, salvo desajustar todos los canales (luego me llevó una eternidad volver a sintonizarlos), desconectar la antena y hasta me desinstaló el sistema operativo de mi ordenador, porque según él, hoy día todo está en conexión. Total, que también me quedé sin wifi.

 

Ahora, grandes economistas se da cuenta de que las medidas tomadas para salir de la crisis han sido producto de la improvisación. Que los ajusten nos han llevado a un desajuste, que la forma de relacionarse con el  BCE es una insensatez (es como tratar de echar de la carretera a un tanque conduciendo un coche), que el retraso en presentar los presupuestos del 2012 fue un error, que la austeridad está teniendo un efecto expulsión, que el tiempo se agota y otra serie de calamidades, lo que sumado a lo que a nadie se le escapa, llegamos a la conclusión de que aquí no se ha mirado el manual, ni se ha estudiado el folleto de instrucciones, ni dios. Aquí todo ha sido: déjame a mí, que vas a ver cómo esto lo arreglo yo en un periquete.

 

Ha llegado el listo, el que se supone que se lo sabe todo, y una vez más, resulta que no.

Es doloroso, pero tenemos que aceptarlo: se ha intentado parar la hélice con los testículos. Con los nuestros, para ser exactos.

 

 

 

Tito López Álvarez es ingeniero aeronáutico de formación y creativo publicitario de profesión. Ha publicado un libro de relatos Los trabajos de Heracles, y participado en la selección de Los mejores 100 relatos ultracortos, de la editorial Ex Libris Instituto para el Fomento de la Cultura

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