no sé si era Italo Calvino (en sus ciudades invisibles) o Stanisław Lem (en sus fabulas de robots) o fui yo quien imaginó (e imaginábamos en los sueños, en el aburrimiento, en la espera, en la ilusión, en las mayores tristezas) la ciudad del aire
a veces existe
rodeada
de color azul y en blanco y negro
sin escaleras