Es un hecho: los medios de comunicación dan forma tanto al discurso público del cambio climático como a su repuesta. Incluso el propio Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) advirtió claramente sobre esto por primera vez en su último informe.
Este poder de formación puede generar apoyo público para acelerar la mitigación del cambio climático y contribuir a los esfuerzos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero que calientan nuestro planeta, pero lamentablemente también puede usarse para hacer exactamente lo contrario.
Esto coloca una gran responsabilidad en las empresas de los medios de comunicación y los periodistas.
De acuerdo con el informe del citado Grupo, a través de un estudio en 59 países, la cobertura mediática global de historias relacionadas con el clima ha ido en aumento: de unos 47.000 artículos en el bienio 2016-2017 a unos 87.000 en el de 2020-2021.
En general, la representación mediática de la ciencia del clima ha aumentado y se ha vuelto más precisa con el tiempo, pero “en ocasiones, la propagación de información científicamente engañosa por parte de contramovimientos organizados ha alimentado la polarización, con implicaciones negativas para la política climática”, explican los expertos del IPCC.
Además, los profesionales de los medios en ocasiones se han basado en la norma de representar “ambos lados de la controversia” con el riesgo de dar una representación desproporcionada a los escépticos de hechos científicamente aprobado, como el de que los humanos han contribuido al cambio climático.
Llegados a este punto, la pregunta que muchos se formulan es ¿cómo pueden los periodistas ser una fuerza para el bien en medio de estos desafíos y de lo que el Secretario General de la ONU, António Guterres, ha calificado como la emergencia climática?
Para responder a esa pregunta, Noticias ONU habló con Andrew Revkin, uno de los periodistas ambientales más honrados y experimentados de los Estados Unidos, y director fundador de la nueva Iniciativa sobre Comunicación y Sostenibilidad en el Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia.
Revkin ha estado escribiendo sobre el cambio climático durante décadas, incluso antes de que se creara el Panel Intergubernamental hace 30 años, para renombrados medios de comunicación como The New York Times, National Geographic y Discover Magazine.
También ha participado en eventos liderados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, ONU-HABITAT y otras agencias de las Naciones Unidas.
Basándose en su amplia experiencia y en las de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y el IPCC, Noticias ONU ha preparado cinco formas en que el periodismo puede apoyar la acción climática y combatir la desinformación.
1. Dejar de ser (tan) dramático
A medida que el cambio climático toma cuerpo tanto en sus manifestaciones meteorológicas como en la experiencia de quienes las sufren, los ciudadanos de todo el mundo exigen cada vez más información sobre lo que está sucediendo, y también sobre lo que ellos y sus gobiernos pueden hacer al respecto.
Tres de los roles tradicionales de los medios de comunicación, informar a las audiencias, actuar como guardianes y hacer campañas sobre temas sociales, son especialmente relevantes en el contexto de un clima cambiante.
Revkin explica que los periodistas se sienten atraídos por las voces que están en el paisaje del cambio climatico y están subordinados a cómo se enmarca la historia, ya sea por parte del Secretario General de la ONU o por activistas que bloquean calles en Londres o Nueva York.
“He estado en la capa de hielo de Groenlandia. He escrito cientos de historias sobre el nivel del mar. El rango de aumento del nivel del mar para el año 2100 sigue siendo más o menos el mismo que cuando escribí mi primera historia [para la revista Discovery] en 1988 (…) Terminamos transmitiendo lamentablemente una historia problemática al público”, argumenta.
El periodista agregó que los medios modernos también intentan llamar la atención de la gente en medio de muchas otras historias prioritarias que compiten por la atención de la audiencia, lo que lleva a la tendencia de aferrarse al ángulo dramático.
Para mitigar ese ángulo dramático Revkin intenta, entre otras cosas, “que la gente se detenga y piense en las palabras que se están usando”.
“Por ejemplo, cuando usamos la palabra ‘colapso’ para hablar de un glaciar, ¿estamos pensando en la escala de tiempo de muchos siglos que los científicos tienen en mente, o pensamos en un colapso como cuando cayeron las [torres] del World Trade Center? Es muy importante ser más claros cuando elegimos palabras y cómo pueden transmitir una impresión falsa”, subraya.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y estudios realizados por el Instituto Thomson Reuters, las narrativas que plantean todo como una pesadilla y con pesimismo pueden hacer que algunas personas simplemente se “desconecten” y pierdan interés.
“[El ángulo dramático] te dará tráfico. Pero una cosa que digo mucho en estos días es que si ese tráfico es la métrica del éxito en el periodismo ambiental, entonces, estamos un poco condenados, porque lo que realmente quieres es construir un camino de ida y vuelta comprometido con lectores y expertos para que puedas como medio o como periodista de una empresa, convertirte en una especie de guía de confianza”, destaca Revkin.
2. Una historia de cambio climático va más allá del clima
Parte de alejarse del pesimismo e inspirar ese compromiso con lectores y expertos en ciencia es darse cuenta de que el cambio climático no es solo «una historia», sino el contexto en el que se desarrollarán muchas otras historias.
“Si comienzas tu día pensando en preguntas como ‘¿cómo puedo reducir el riesgo climático y energético?’, ‘¿cómo lo defino y ayudo a las comunidades a lidiar con eso?’, entonces realmente cambia todo. Porque si no, podríamos seguir escribiendo historias advirtiendo cómo [avanza] el calentamiento global o cómo este va a ser el cuarto año más caluroso de la historia, y eso es parte de lo que hace el periodismo, pero eso no nos lleva a ninguna parte en la reducción del riesgo”, argumenta Revkin.
Por eso, propone adoptar un enfoque más contextual, para dar espacio a unas historias que de otra manera no se informarían.
“Se trata de crear un camino para el impacto. A veces, el resultado no será una historia, sino que puede ser una herramienta”, explica.
Como ejemplo, el periodista cita una calculadora en línea creada por una ONG estadounidense llamada Rewiring America, en la que al ingresar algunos datos de su comportamiento, los ciudadanos pueden saber cuánto dinero pueden recibir en virtud de la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos cambiando a opciones de energía más limpia.
“¿Sabe usted, como vecino de Ohio, cuáles son los beneficios de esta nueva legislación climática para usted? ¿Qué tan fácil podría hacer la transición de su hogar a la energía solar o pensar en obtener un vehículo eléctrico? Y sabe, ¿cuáles son los beneficios? Ese es el tipo de cosas [que se pueden mostrar] y podría ser igual de cierto en cualquier parte del mundo”, destaca.
Curiosamente, la herramienta de la calculadora no menciona el cambio climático en su sitio web, pero motiva a los usuarios a cambiarse a energías más limpias por los beneficios que pueden obtener.
“En el caso de los países en desarrollo, la información más importante que se debe transmitir es sobre el riesgo, el riesgo ambiental, el riesgo de inundaciones y también las oportunidades energéticas. Y esto es muy diferente de la forma en que operaba el periodismo cuando yo era mucho más joven”, comenta Revkin.
De hecho, en su manual para periodistas, la UNESCO afirma que, contrariamente a la creencia popular, el clima es un tema lleno de preocupaciones que puede vender periódicos y atraer nuevas audiencias en línea, en forma impresa y en las ondas radiofónicas.
Y los periodistas no necesitan ni poner «clima» en sus titulares para contar buenas historias sobre el cambio climático.
3. Hacerse local y piensa más en la justicia climática
Al analizar los contextos locales y los factores sociales, los periodistas también pueden crear historias relacionadas con la justicia climática.
Los científicos del IPCC han reconocido que prestar atención a la equidad y la justicia es importante, tanto para la aceptación social como para crear una legislación justa y efectiva para responder al cambio climático.
“Si uno se encuentra en un país en desarrollo que no ha contribuido con ninguna emisión de gases de efecto invernadero o si uno vive una vida que solo aporta 0,1 toneladas de CO2 por año en las zonas rurales de Ruanda, el riesgo energético no es detener el uso de los combustibles fósiles. Cualquiera que esté escribiendo historias simplistas sobre el uso de combustibles fósiles no entiende que la vulnerabilidad energética también importa”, dice Revkin.
Otro ejemplo son las inundaciones y deslizamientos de tierras en la ciudad sudafricana de Durban que tuvieron lugar a principios de este año y dejaron casi 450 muertos y unos 40.000 desplazados.
Una geógrafa local, Catherine Sutherland, estudió las áreas donde la gente se había ahogado y donde se habían producido los peores daños.
“Ese problema es mayor que el clima. Se trata de la vulnerabilidad creada por factores raciales y de pobreza. ¿Dónde vives cuando no tienes dinero ni poder? Vives en los lugares donde nadie más viviría porque saben que se van a inundar. Así que esa es la historia. De ahí viene toda la idea de la justicia climática. Es demasiado simplista decir que se trata solo de los combustibles fósiles”, agrega el periodista.
Revkin subraya que las decisiones energéticas y la vulnerabilidad climática son en gran medida una función de las condiciones locales, lo que significa que son una «parte muy importante de la historia».
“Por ejemplo, el Proyecto de atribución del clima mundial ha estado haciendo un análisis de cuánto contribuyó el calentamiento global al reciente desastre en Pakistán. Los periodistas se centraron en el cambio climático porque es importante, pero cada uno de esos informes también tiene una sección sobre los otros factores, como dónde y cómo se asentó la gente, las políticas gubernamentales relacionadas con el manejo de las represas de agua y la infraestructura de inundaciones que también es muy vulnerable.»
Para el académico de Columbia, es importante construir una comunidad de periodistas locales que tenga una «lente de riesgo climático» en su conjunto de herramientas de informes.
“Todos estarán mejor porque podrán navegar por todos estos factores de manera más efectiva y potencialmente con más impacto para nuestra comunidad”, explica.
4. Generar confianza para combatir la desinformación
Al principio de la pandemia de COVID-19, los periodistas de The Atlantic se dieron cuenta de que había una avalancha de información poco confiable en línea y, por lo tanto, con la ayuda de algunos epidemiólogos, crearon un rastreador de COVID-19 que se convirtió en una herramienta vital para las personas.
Son herramientas como esta las que pueden generar confianza en la gente.
Revkin también cita en el mismo sentido el trabajo del geógrafo Stephen M. Strader, que examina la expansión de los riesgos climáticos, teniendo en cuenta no solo las muertes, sino todas las pérdidas, así como la preparación y resistencia del lugar.
“No solo hay que informar sobre la parte climática, sino también de las pérdidas provocadas«, asegura Revkin.
Por ello, propone crear una forma sencilla de expresar la «formulación del riesgo» en las historias de los periodistas, lo que considera que sería una herramienta importante para combatir la desinformación.
“Generas confianza, generas compromiso, y evitas esta idea de ‘es un engaño’ porque estás hablando de riesgo (…) Siempre habrá argumentos ideológicos en torno a eso, al igual que en torno a la vacunación. Por ejemplo, tengo un pariente cercano que nunca se vacunó. Lo amo, ya sabes, pero no lo voy a cambiar con una historia. Entonces, tengo que pensar qué puedo hacer a nivel comunitario».
Para el reconocido periodista, un buen ejemplo de combate a la desinformación es el movimiento del Periodismo con Soluciones, que investiga y explica cómo las personas están tratando de resolver problemas ampliamente compartidos.
“Creo que muchos reporteros tradicionales oyen ‘periodismo de soluciones’ y piensan que eres ‘un vendedor de charlas felices’, pero no”, señala para después comentar que se puede informar a las comunidades sobre las prácticas que pueden fomentar la resiliencia donde la vulnerabilidad es mayor.
Por supuesto, asegura que sigue siendo responsabilidad de la sociedad lidiar con eso, pero le facilita saber qué hacer.
Revkin considera que el cambio climático es un tema complejo y multidimensional. Pensando en eso, se dio cuenta que a veces un cuaderno podía encajar mejor con el tema que una “historia clásica de primera plana”. Con ese espíritu, creó Dot Earth, que funcionó desde 2007 hasta 2016.
“Quien triunfa en el periodismo es quien se parece más a un guía de montaña después de una avalancha que a un taquígrafo tradicional. Lo que significa hacer que la gente desarrolle una comprensión y confíe en uno como un intermediario honesto, en medio de toda esta disputa”, añade.
Él lo llama “periodismo de compromiso”, reportajes que van más allá del “enfoque en los titulares” y que emergen de una conversación dinámica con la comunidad.
“Me gustaría ver formas en que los grandes medios, como la BBC, adopten o integren y den más voz a la comunidad de periodistas locales, en lugar de ellos apropiarse de la historia”, enfatiza.
Otra forma de crear esta conversación, argumenta, es alejarse de un modelo comercial publicitario y pasar a uno más basado en suscripciones. Se trata de crear una herramienta y un portal a través del cual las comunidades pueden identificar más claramente los riesgos y las soluciones a su alrededor.
“No estás comprando una historia. Estás comprando una relación con un guía que conoces. Creo que así es como me gustaría verlo, como un modelo viable real para el periodismo que avanza en un clima cambiante”, declara.
5. Déjate guiar por la ciencia y acepta el ‘sí’
Revkin habla sobre una relación cambiante entre el periodismo y los científicos que él ve como positiva.
Informar sobre el cambio climático “solía ser yo solo con un micrófono entrevistándote a ti, el experto en glaciares. Pero cada vez más, se están viendo ejemplos de científicos que ingresan a la sala de redacción y ayudan a construir modelos, ya sea del COVID-19 o del clima. Estoy seguro de que hay muchos medios de comunicación en todo el mundo que han comenzado a hacer esto, lo que requiere una nueva forma de aprendizaje”, explica.
El periodista subrayó que al repasar sus más de 30 años de experiencia, la historia del ambientalismo estuvo durante décadas enmarcada por la palabra “stop” (detener la contaminación, detener el fracking), pero ahora se transformó en un llamado al activismo y está enmarcada por la palabra “inicio”.
De hecho, la UNESCO nos dice que la cobertura del cambio climático significa varias cosas. Por ejemplo, a nivel local, puede significar salvar vidas, formular planes, cambiar políticas y capacitar a las personas para que tomen decisiones informadas. También significa que, a través de sus informaciones, los periodistas pueden arrojar luz sobre la gran cantidad de actividades que las personas ya están realizando para prepararse para el cambio climático.
A nivel internacional, el periodismo también puede llevar historias regionales a audiencias globales y ayudar a alentar a los países ricos y poderosos, sus ciudadanos y las empresas con sede allí, a actuar en solidaridad con las comunidades vulnerables al clima.
Para más consejos sobre cómo comunicar sobre el cambio climático, incluso si no se es periodista, se puede visitar el conjunto de instrucciones de comunicación sobre el clima de la ONU.