Queridos Reyes Magos:
Hace tiempo que no os escribo esta carta. Desde el día que descubrí que no erais Reyes ni tampoco Magos, que no había camellos y que Melchor, Gaspar y Baltasar tenían un nombre y mis apellidos. Perdonad que no pudiese ver entonces que la realidad era mucho mejor que tres señores con barba y que os disgustase con mi berrinche.
Queridos Reyes Magos: este año quiero que todos los niños que han pedido un traje de superhéroe reciban una bata de médico y que entre los juguetes destacados del ToysRUs se encuentre la Barbie enfermera. Quiero que todas las familias reciban una cesta de Navidad y que este año les toque la lotería a los hosteleros.
Quiero poder ayudar a todos esos Reyes Magos que no tienen medios para traer magia a casa esta Navidad y que todos pidamos como regalo una donación al Banco de Alimentos. Me gustaría encontrar en el catálogo de El Corte Inglés una vacuna 100% eficaz para regalársela a todos mis seres queridos y que se honre por fin a los que no han llegado a tiempo para ponérsela.
Pero, sobre todo, quiero tiempo. Quiero el tiempo que la enfermedad nos ha robado y el que perdimos pensando que éramos eternos. Quiero el tiempo que nos arrebataron con promesas vacías y el que tantos justos han perdido pagando por pecadores. Y todo ese tiempo, Reyes Magos, me gustaría devolvérselo a los casi dos millones de fallecidos y a sus familias.
Queridos Reyes Magos: hace tiempo que no os escribo. A partir de ahora prometo hacerlo todos los años, aunque sea para daros las gracias, porque nunca se sabe cuándo será la última vez que podáis recibir esta carta.