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Carta de pésame al excelentísimo señor don Leandro Mbomío Nsue

 

Excelencia: En los medios informativos que durante años habéis intentado entorpecer para que los guineanos no nos informemos de cómo estamos siendo conducidos al caos nos hemos enterado de la muerte ominosa  de un sobrino tuyo a manos de los agentes de Obiang, este personaje oscuro al que tantas veces has hecho merecedor de tus oraciones públicas.

 

Nos pesa de todo corazón que se haya muerto, y sobre todo la manera en que se produjo, no habiendo merecido este final. Por la cuenta que nos tiene, nos sentimos preocupados por la deriva irracional de los asuntos ciudadanos del país llamado Guinea Ecuatorial. Y al mandar esta carta de pésame, te recordamos que esta atroz muerte no se hubiera producido si hace 30 años tú y otros hubiérais dicho a vuestro idolatrado jefe que la vía para afianzarse en el poder no pasaba por armar a muchachos inocentes con el engaño de defender una “prosperidad y una paz reinantes” que nunca les alcanzaría. Y es que si hubieras sido para él un buen tío, le hubieras aconsejado aprender un buen oficio, o hacerse agricultor, y hoy estaría vivo y más de un paisano suyo se habría beneficiado de su trabajo.

 

No le digas a los padres de Tohoto, hermanos tuyos por la vía natural y política, que les acompañas en los sentimientos, porque no será verdad. Si estos sentimientos existieran, hace 25 años que hubieras utilizado tu influencia de escultor renombrado para hacerle ver a Obiang que no iba por buen camino. Sí, con la capacidad escandalosa que tienes para recrearte en las palabras, le hubieras convencido de dar marcha atrás en todos los proyectos asesinos que iban a traer sólo muerte y desolación a las casas guineanas. Es un hecho grave e insidioso, Leandro, que unos guineanos armados abatan a tiros a otros en plena calle, y en tiempo de paz. Ya nos acostumbramos a que estas muertes violentas se produzcan en la obscuridad de las mazmorras o producidas con vaga apariencia legal, como los fusilados hace cuatro años.

 

No les digas que lo sientes, porque eres el presidente casi de por vida de una institución que se llama Centro de Investigación Científica y Tecnológica y que es una institución vacía como una cáscara abandonada. Esa exageración no es nuestra, sino que lo sacamos de ti cuando vimos y oímos las exageradas alabanzas a tu salvador personal cuando regresaste de un viaje que hiciste sin conciencia por el sobrevenimiento de una enfermedad que estuvo a punto de acabar contigo. Y es que si tus actividades en esta institución fueran reales, y habiendo sido ministro en varios años sucesivos, hubieras tenido ahorro suficiente para que tu curación no dependiera de la acción benéfica de hospitales extranjeros ni de un hombre que si las condiciones fueran otras no sería el que costeara la curación de los ciudadanos libres que no están incapacitados para trabajar.

 

No les digas que lo sientes a los padres de tu sobrino muerto, porque hace dos años pedías que el día 5 de junio se consagrara porque coincidía con el nacimiento del jefe máximo de los militares que lo abatieron con justificaciones criminales. (De esta pretensión tuya di cuenta en un escrito que todavía se puede leer). Porque con la vehemencia con la que tratas los asuntos que te interesan, hubieras utilizado tu verbo florido para convencer a tu salvador de que diera marcha atrás, pero no, has sido ponente en todos los conciliábulos formados para la glorificación de Obiang, incluso podemos decir que eso del día la revolución cultural  lo creaste para hacernos creer a todos los guineanos que Obiang era un santo y genio de la naturaleza.

 

Enfundado en estos trajes floreados del partido de Obiang, del que dice que lo fundó solo, has sido la vanguardia de la desvergüenza patria en una adulación sin parangón, cuando todos los asuntos para los que deberías estar llamado, por tu dudoso renombre, han sido aparcados. Ni esculpes nada ni estás en nada del que podemos enorgullecernos los que creíamos remotamente en la veracidad de tu fama. Y como te toca de lleno, te recordamos que eres un mayor, un apelativo de respeto en la comunidad fang a la que perteneces. Si hicieras honor a este estado, hace 30 años que debiste decir a tus conciudadanos que vuestra especial condición de mayoría numérica en relación con otras etnias del país os obligaba a dar un paso adelante en la reclamación de la justicia y la racionalidad en nuestro país. Pero ocupado en una tarea laudatoria sin parangón, eres de los que han permitido que los sucesivos hijos de tu etnia crezcan en la convicción de que es hacer patria el empuñamiento de las armas regaladas por la dictadura, ejerciendo con ellas una labor represora que está a punto de resquebrajar el tenue sentimiento de unidad que todavía persiste, actividad represora que ha cegado la vida de un sobrino tuyo que no se merece el final que ha tenido.

 

Nosotros los guineanos sí sentimos la muerte de tu sobrino, y el hecho de que tengamos la convicción de que no puedes dar el pésame a tus hermanos afectados es la prueba grave de una dejación social que no tiene perdón.

 

Barcelona, 10 de junio de 2012

Yo, artista de las letras en otros tiempos.

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