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Mientras tantoCarta extemporánea a Joseph Blatter

Carta extemporánea a Joseph Blatter


 

¿Has leído la prensa estos días, camarada José? Pues un negro llegado en patera estaba en un andén de una estación de metro de Madrid y allá llegó una pareja de policías para… Bueno, las crónicas madrileñas dicen que de la parte inmigrante volaron insultos a los representantes de la ley, y también del rey, y se enzarzaron verbalmente, un hecho que coincidió con la llegada del tren. Pues ni corto  ni perezoso, el joven negro encontró inadmisible lo que vivía y se lanzó a la vía, llevándose consigo a uno de los policías. Este fue arrollado por el tren, perdiendo la vida, y el rechazado, no uso ya el término de ilegal, fue gravemente malherido, y lo probable es que a días fecha esté pagando las consecuencias de su desventura en la otra vida, para el desamparo de sus padres, que deben ser, si viven, jóvenes todavía.

 

Es un negro, camarada Blatter, y según dicen las mismas crónicas, anduvo errante de un sitio para otro con el dudoso sambenito de ser delincuente, sabiendo que jamás hubiera podido alcanzar lo que aquí llaman legalidad. Y lo peor, acabó empañando su sombrío futuro, implicándose en la muerte de quien, seguro, le recriminaba su negritud, o las razones por las cuales nunca hubiera conseguido dejar de ser sospechoso para ser atosigado en un entorno poco seguro como el borde mismo de un andén. Y es que no está claro que su caso se pudiera tratar precisamente en aquel lugar.

 

¿Qué tiene que ver esto, señor Blatter con esto? Que en un país de negros cuyos habitantes podrían ser legales en todos los países del mundo manda un tal Obiang, depravado como inútil gobernante, quien ha sido durante mucho tiempo el juguete de los poderosos, y a cuenta del petróleo y gas que hay en el país que le permitió el pecado de llamarse presidente. A cuenta de esta riqueza, este ser actúa como los niños malos y feos, que cuando tienen un juguete llamativo consiguen que se les perdone la fealdad, y también la maldad. Pues con esta vida de acomplejado por ignorarlo todo, este Obiang consiguió que la edición pasada de la copa de África se jugara en su país, no siendo precisamente un país donde las cosas futbolísticas gocen de buena salud. Además, no tenemos allá casas para vivir, no hay agua potable en las ciudades, las escuelas son una calamidad y los hospitales ya han entrado en los anales. Pero le disteis la autorización para organizar, junto con Gabón, aquellos fastos y ahí tiró millones de nuestro dinero a las aguas de quienes más tienen. El mismo evento, un sonoro fracaso.

 

Pasaron los años, y nada cambió en su leonina manera de ver a sus ciudadanos y el ébola invadió África. ¿Qué le habéis dado a Obiang en la FIFA, o qué os ha dado para que ante el rechazo de Marruecos para coger el endeble testigo de la CAN se lo endosarais, conociendo, como debéis conocer, que no tenemos medios para enfrentarnos a lo porvenir? ¿Por qué nos queréis tan mal? Porque, y para que no creas que la malignidad que rodea los hechos del fútbol del que sois heraldo es casualidad, nos han llegado las noticias de que miles de personas están terriblemente sojuzgadas en Qatar, encadenadas y a punto de perder la vida por la inhumana intolerancia de  los que allá mandan, y por otorgar estos juegos balompédicos mundiales a unos señores que no respetan la dignidad del ser humano, además de que no tienen ningún interés por el fútbol en sí, sino en la posibilidad de poseer un juguete llamativo con el que enamorar a los incautos. Además, odian a los negros.

 

¿Sabes algo, José Blatter? Que pese a los muchos focos que hubo tras los tontos esfuerzos de Obiang, poca gente cuerda le siguió en sus tonterías y se ha dado cuenta, y ahora, por la brava, y con la fuerza de las armas que compra por allá, ha dado orden de que mujer, hombre, niño o niña vaya a los estadios porque !es un asunto vital para la patria guineana! ¡Nuestro honor está en juego! Y lo dice él, uno que en 34 años de poder ha sido incapaz de tener una selección de fútbol. Pues como no tenemos ya tragaderas, le hemos dicho que basta, y le llegó este clamor, y se ha adelantado y ha empezado a detener a los que fomentan un rechazo a un asunto que debió ser rechazado, incluso tratado como crimen en la ONU de ser este mundo un sitio mejor.

 

Ahora estos detenidos respirarán la mierda y el pis, beberán aguas sucias, apenas comerán, podrán ser abofeteados por analfabetos y escupidos por soldados borrachos porque han hecho lo correcto y porque tú, Blatter, estás de la parte de los malos.

 

Sigue así, pero lo juro, como el asunto del amor impuesto por el balompié suponga otra cosa más que tirar el dinero al mar de los que más tienen, hablaremos de la FIFA durante muchísimos años.

 

Barcelona, 14 de enero de 2015

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