Querida España, te extraño. No te echo de menos. Ya no puedo. Estoy aquí, contigo, midiendo el pulso de Madrid, al hilo de las conversaciones de barrio, de la crítica involucionista, palpando el negativismo que se cierne sobre ti. En la calle. En los medios. ¡Me cuesta reconocerte, España, sentirte cerca! ¿He de renegar otro año más de ti? Un saco roto cargado de basura se lanza contra ti cada día. ¿Irresponsabilidad de líderes ineptos? ¿Impotencia de todos? ¿Hacía dónde vamos? ¡Hastío!
Ritmo cardíaco. Nerviosismo entre banqueros. Dicen que no hay dinero. Se agota. Te lo inyectan en vena desde Europa y, lo sé, te está doliendo porque sientes que es peor el remedio que la enfermedad. Tranquila. Estoy contigo. Pendiente de latidos. Opinionistas-periodistas ejercen de watching-dog, de perros guardianes. Ya los ves, ladran a rabiar, no se callan ni por el día, ni por la noche. Buitres carroñeros muchos de ellos. Un ‘que se jodan’ sinsentido nos hace reaccionar. Ciudadanos alarmados, atemorizados, indignados vuelven a Sol. Otra vez. Mineros, Recortes y Spanish Revolution. ‘A más a más’, diría un catalán. Inmadurez de un laberinto sin exit. Políticos desorientados, medios de comunicación crispados y voceros de la red te visten de luto cada día con un exceso de humor negro. Te denigran, ya lo ves, sangras por dentro y por fuera, en agonía. Y lo que no saben muchos es que nos estamos echando la mierda encima. Echo de menos una palabra: Respeto.
¿Sabes cuál ha sido una de las preguntas que más me han hecho a mi regreso de Austin? ‘¿Y cuándo vas a regresar a América?’ ‘¿Y ahora qué vas a hacer?’. ¿Es el fin del mundo? Padezco insomnio por un horario de 7 horas de diferencia. Reconozco haber llorado por América, en el avión y a los pies del Templo de Diana en Mérida. Pero estoy en casa y no hay nada como estar en casa.
¿Es esto un recibimiento de quien llega de lejos? Me temo que no. Se acabaron los ‘sorries‘ y los ‘have a good days‘. Ahora, vuelta a la manifestación porque sigues envuelta en la palabra de siempre, crisis. ¡Y no hay quien te desenrede! Ahora somos todos expertos en Economía, en Política, opinionistas ‘sabelotodos‘ de un sistema capitalista-global que sigue haciendo a los ricos, más ricos, y a los pobres, más pobres, alargamos nuestra lengua y nuestra daga. Porque la palabra mata, bien lo sabía Unamuno.
¡Cada uno tiene una fórmula magistral para enredarte aún más, aunque la hemos ‘liado parda’ con la palabra Austeridad! ¿Saldremos del euro? ¿Vendrá la Merkel a rescatar a otros cuantos de miles de jóvenes JASP (jóvenes aunque sobradamente preparados) que sepan alemán? ¿Y alguien puede decirme quién fucking es la famosa prima de riesgo? Ni la conozco, ni me apetece conocerla para después tener que reconocerla. No estoy por la labor. Estoy en casa después de mucho tiempo.
¿Te cuento un secreto? España, ahora que todos te denigran, recordarte que ojalá muchos países fueran como tú. Historia, gente, costumbres, cultura, belleza, gatronomía… ¿Por qué se nos olvida? En Texas tuve bastantes problemas con el transporte público. ¡Qué bien comunicados estamos los españoles! En Estados Unidos, sin coche, excepto en las grandes urbes, hay poco que hacer. Y no sólo eso, te voy a echar un piropo, también eché en falta la Seguridad Social, a la que tanto critiqué en su día, antes de viajar fuera y de sufrir la necesidad de un doctor de urgencia. El seguro médico privado mensual me costaba algo más de 100 dólares al mes en Austin y en caso de imprevisto, los dólares se multiplican por 2, por 3 y vete tú a saber.
Y te diré más. Sigo con la misma impresión ¿Sabías que cómo se vive en España se vive en muy pocos países? ¿De cuánto tiempo libre dispone la gente? Parece que muchos han nacido para criticar, cobrar pagas vitalicias, para pasear e ir de compras, charlar, vivir del cigarrito a las afueras del ‘curro’. Enfadarse por los días de vacaciones. Unos parecieran que combinan salir de compras por la tarde, llenar las tiendas del centro de la capital, para después irse a manifestar. ¡Paradojas! Si es que lo queremos todo. Dime, sinceramente, ¿crees que maduraremos algún día? ¿Está realmente materializada la palabra esfuerzo? Muchos, por supuesto, que lo harán, pero ¿y el resto?
¿Sabías que en Estados Unidos muchos ciudadanos sólo tiene 15 días de vacaciones? Que se trabaja a destajo. Que en los lugares públicos no hay tanta cháchara porque están pendientes del ordenador. La palabra profesionalidad adquiere una forma allí diferente a la de aquí. Se quejan menos. Se ocupan más. ¡Curioso! Me temo que el pueblo español debería viajar un poquito más, madurar, al mismo tiempo que confiar muchísimo más en sí mismo. Aprender a ser positivos. Abogar por la meritocracia en lugar de la partitocracia. Sin las asignaciones a dedo. Respetar la ley y el reglamento.
Sí, ya lo sé, no me lo eches en cara, hubo una masacre el viernes en el estreno de Batman, un tiroteo en Colorado. ¿A que estas cosas no pasan por estas tierras? ¡Qué suerte tienen los españoles de no tener tantas armas! Y aquí resulta que tampoco hay huracanes como allí. Fíjate que, en el vuelo de Houston a New York, viví 5 tormentas eléctricas y observé la formación de un huracán desde el cielo. ¡Infierno en el cielo! Por un momento, pensé que no te llegaría a ver. ¿Y a que no sabes qué es lo que más deseaba? ¡Aterrizar de una vez por todas en España! ¡En mi casa!
Tenemos la obligación de quererte más, tenemos el deber de querernos más, de superar los complejos frente al mundo, de no estar a expensas de los medios y de criticarte menos… Aferrarnos a la lucha diaria como se ha hecho siempre. En el fondo, es dolor lo que tenemos. Recuerda el famoso refrán: ‘cuando el Diablo no tiene que hacer…’ En definitiva, cambiar de actitud, con c. ACTITUD para madurar democráticamente.
Querida España, te extraño. No te echo de menos. Ya no puedo. Estoy aquí, contigo, midiendo el pulso de Madrid… Y a pesar de todo, también te quiero.