En el número 3 de esta serie me ocupo del libro Cartas de España, de José María Blanco White (1775-1841). Publicado por primera vez en inglés en Londres en 1822, apareció en España en 1972, traducido.
Cita 1. Tendrá que perdonar usted mi resistencia a trazar un boceto del carácter nacional de los españoles. Siempre he considerado tales descripciones como carentes de sentido, un mero conjunto de antítesis donde de forma efectista se contraponen las buenas y las malas cualidades, con muy poca base en la naturaleza. El poder de observación del hombre no puede ser al mismo tiempo tan preciso y tan extenso, tan minucioso y tan general, como para permitirle incorporar los rasgos particulares de millones de personas en un solo ser abstracto que contenga los de todos ellos.
Comentario. Igual que cuando se habla del italiano, del español de hoy, del vasco, del catalán, del extremeño, del francés, del parisino, del finés, del alemán, del checo, del ruso, del neoyorquino o del marroquí…
Cita 2. En la Alameda de Sevilla hay además varias fuentes de agua deliciosa. Por el paseo circulan unos veinte o treinta aguadores, provistos de vasos de un cuartillo de cabida. Es tanta el agua que estos aguadores venden a los paseantes que muchos de ellos viven todo el año de las ganancias del verano.
Comentario. Me imagino a los antiguos trabajadores del agua yendo y viniendo bajo el sol de Sevilla, con sus vasos hasta arriba, perdiendo poquísimas gotas al llevarlos de la fuente a la mano del que pidió. Y me pregunto también qué habrá sido de ellos.
Cita 3. Pero existe una venganza de la imaginación, perfectamente compatible con una auténtica nobleza de espíritu, aunque esté más emparentada con una sensibilidad exaltada que con un juicio sereno y profundo. Ahora bien, difícilmente se puede pedir serenidad de juicio a los que están en nuestras circunstancias.
Comentario. Juan Goytisolo leyó lo escrito por Blanco White y le interesó y enseñó mucho. Quizás de esta idea (de la venganza de la imaginación) partió la conquista de nuevo de España por los musulmanes en el siglo XX. En su novela Don Julián (1970) lo hizo posible, desde Tánger, cruzando el Estrecho, a través del lenguaje, a través de la imaginación creada en el lector. Que atónito, empieza a dudar, empieza a investigar más: llega a la Catedral de Córdoba y contempla la alquibla de la antigua Mezquita: llega a Tánger y ve la tierra de España desde el otro lado de la orilla. Y también se pregunta el lector qué imaginaciones nos aguardan en el futuro.
Cita 4. Por tanto, si alguna vez estas líneas son leídas por los habitantes de algún lejano país –porque pasarán generaciones antes de que puedan ver la luz pública en España–.
Comentario. Y más de un siglo pasó, sí, querido Blanco, pero ahora sí estás con nosotros, juntos.
Cita 5. Sin embargo, aunque no estaba adiestrado en la lectura, tenía necesidad de leer para ser feliz. En cualquier otro país me hubiera encontrado con una gran variedad de obras que hubieran enriquecido mi inteligencia con una caudal de hechos y observaciones y hubieran ofrecido temas útiles y agradables a mis inquietudes intelectuales. Pero en España las oportunidades de tropezarse con un libro bueno son tan escasas que he de contar entre los afortunados sucesos de mi vida el encuentro con uno que fue capaz de abrir los horizontes de mi alma
Comentario. Sin embargo, señor B. White, le gustará saber que hoy es posible encontrar cualquier libro de forma gratuita (gracias a las bibliotecas públicas) en España, casi dos siglos después. Sin duda, gracias a personas como usted, que lucharon. Ahora que lo pienso, el libro es de las pocas cosas que uno puede adquirir sin pagar nada, basta con sacarse el carné, y devolver el libro para que circule, continuamente.
Cita 6. Partiendo de un estado de vida casi animal, me encontré de repente en posesión de la facultad de pensar, y dudo que mi alma, cuando después de la muerte se levante a un nivel superior de existencia, sea capaz de sentir y utilizar sus nuevos poderes con más intenso deleite. Es verdad que mis conocimientos estaban limitados a unos cuantos hechos físicos e históricos, pero de repente había aprendido a razonar, a argüir, a dudar.
Comentario. Sin duda, querido White, las consecuencias de leer mucho, ¿no? Leer y empezar a mirar hacia atrás, a comparar, a darse cuenta, a pensar en el presente y lo posible. Leer contra el ruido (donde nadie duda, donde todos afirman y hablan de sí mismos, donde no se pregunta al otro). Leer tanto y buscar el diálogo al final, al fin y al cabo.
Cita 7. Éstos, bien por lo que conocían personalmente o por lo que se sabía en el pueblo, tenían que jurar que el antepasado en cuestión nunca fue trabajador manual, tendero o mecánico; que él ni ninguno de sus parientes fue castigado por la Inquisición ni es descendiente de judíos, moros, africanos, indios o guanches.
Comentario. La importancia de la limpieza de sangre, presente durante tantos siglos en España, me recuerda al deseo de Voldemort (el oscuro de los libros de Harry Potter) de acabar con todos los sangre sucia o sangre mestiza: aquella producida por la mezcla entre un mago y un muggle (un no mago, nosotros). De hecho, la lucha final y la que vertebra los siete libros es por lograr que la mezcla de sangres sea libre, sin distinciones de antepasados.
Cita 8. Este mismo caballero había domesticado a uno de sus novillos favoritos y lo había acostumbrado a que entrara en su salón con el consiguiente sobresalto de los visitantes, hasta que en cierta ocasión, y de forma bastante ruda por cierto, el toro, olvidándose de la mansedumbre que le habían enseñado, dio una cornada mortal a un criado, por lo que su dueño no tuvo más remedio que sacrificarlo.
Comentario. Sin comentarios.
Último comentario. Un abrazo, José María B. W. Continuamos contigo, y gracias.