Cementerio Bagdad

Este pasado martes tres explosiones en Bagdad causaron 49 muertos y decenas de heridos en el distrito de al-Talebiya. Un día antes, el lunes, un atacante suicida se hizo explotar en una mezquita chií del centro de la capital iraquí, causando la muerte de 10 personas e hiriendo a 31 personas.

Los atentados con coche bomba y los perpetrados por hombres bomba han sido una constante desde 2003, año de la invasión extranjera del país. En el siguiente mapa (vía Brilliant Maps) se muestran todos los ataques con coches bomba ocurridos en Bagdad desde 2003. Impresiona. Sobra decir que la inseguridad en Iraq no se ha limitado a la capital. Se han producido –se siguen produciendo– atentados en muchas ciudades importantes del país. A los que hay sumar los bombardeos estadounidenses indiscriminados, y otras formas de violencia –partidista, entre los distintos grupos de interés iraquíes, y extranjera– que han convertido Iraq en un campo de batalla continuo en estos últimos 11 años. El futuro no se presenta más esperanzador. El avance de los fanáticos del Estado Islámico no supone el Fin de la Historia para Iraq. Supone tan sólo su continuación. Un capítulo más de una obra colectiva editada por Estados Unidos –y sus cómplices occidentales–, Irán, Arabia Saudí –y algunos emiratos del Golfo Pérsico– y Turquía. Además de los indignos representantes políticos iraquíes que en cada momento han resultado más útiles para los editores de una sangrienta obra geopolítica escrita con total impunidad a muchas manos, con muy poco cerebro y con muchos menos sentimientos.