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Mientras tantoChateo con mi cuñada sobre la crisis

Chateo con mi cuñada sobre la crisis


 

Me desayuné el lunes pasado con otro reportaje del New York Times sobre la crisis económica en España que me dejó, una vez más, bastante apesadumbrado. Al parecer, el paro, con afectar a más del 25% de la población, no es lo peor en España: lo peor, según el NY Times, es que muchos de los pocos españoles que todavía trabajan llevan meses sin cobrar. El reportaje recoge unos cuantos casos particulares, pero lo que cuentan allí sangra. A una empleada en una empresa de cerámica le deben más de seis mil euros; a un conductor de autobuses, diez mil. Lo aceptan resignados porque la alternativa sería quedarse sin trabajo ni esperanza de volver a cotizar. Alarmado por reportaje tan alarmista decidí enviárselo por email a familiares y amigos para ver qué pensaban. La reacción no se hizo esperar. Diez minutos después una de mis cuñadas me llamaba por Skype para decirme lo impresionada que estaba por el artículo, aunque no pudo decirme mucho más porque la comunicación se cortó casi en seguida. Con ganas de hablar, sin embargo, inició conmigo un chateo, que hoy, dos días después, he vuelto a leer, entre divertido y asombrado. Como mi cuñada es directora de un banco, además de muy graciosa, me parece oportuno transcribirlo. No le he dicho nada a ella, pero seguro que no le importará

 

Dec. 17 10:23 am

 

Cuñada  ¡Qué rabia! Esto del Skype no me funciona jamás…

JL  Pues yo nunca tengo problemas. Hagamos una nueva intentona.

C  Déjalo. Mejor chateamos. Pues a lo que iba, el artículo ese del NYT es demoledor. Y leído fuera de nuestras fronteras la impresión debe de ser aun peor. Claro que aquí tampoco lo vivimos de manera tan dramática.

JL  ¿No?

C  ¡Para nada! Ya sabes cómo es España. Pase lo que pase, los bares, las calles y las tiendas están llenas de gente a vueltas con los regalos de ese hombrecillo de barba blanca que se lo trajo El Corte Inglés importado desde la Laponia para que nos dejásemos las pesetas por estas fechas. El otro día estuve precisamente en El Corte Inglés y estaba hasta los topes, un viernes por la tarde, dándole vidilla a esa tarjeta de crédito que todo lo fracciona…

JL  A veces se exagera más de la cuenta. Hay una sensación, por lo menos en Estados Unidos, que España está al borde del abismo.

C  Bueno, la verdad es que todo el mundo está con temor a perder su trabajo. La otra tarde estábamos reunidos varios amigos en casa: uno del Grupo Zeta (editorial), otra amiga de Iberia, yo en el negocio de la banca, otro en el de las motos, un buen amigo que es maestro de baile del Ballet español, y todos, todos expuestos a perder nuestros trabajos. Pleno al 15.

JL  La cosa está cruda entonces…

C  ¡Uf! Crudísima. Yo me planteo qué pasaría si me echaran. Las arcas cada vez más vacías. Y los ahorros mermando. Y al cabo de dos años, las cuentas vacías del todo, algún piso alquilado con un inquilino que no te paga y nada más que gastos.

JL  Mejor es no pensarlo.

C  Esto que te digo sería un escenario muy pesimista, pero sin duda, posible.

JL  Ya te sacarías algo de la chistera. No te imagino de brazos cruzados…

C  ¡Seguro! Siempre pensamos que cuando nos despidan y nos den las cuatro perras de la indemnización podremos montar un negocio o que con lo que valemos seguro que encontramos un puesto de trabajo que nos merezca (ja ja). Un trabajito poco remunerado, sí, que sirva de alternativa para cambiar de vida, de actividad. Qué risa. Pero luego, en cuanto pones pies en tierra, con un 25% de la población en paro, te entra el canguelo, porque piensas «como yo debe de haber ciento y la madre». ¿Y qué sé hacer yo? La clase media, Jose, está contra las cuerdas.

JL — Han sido años de despilfarro. Y los máximos responsables son quizá los menos afectados.

C  Desde luego que sí. Esos miserables de políticos han secado la economía y son los que mejor viven, con su dinero en Panamá, en Liechtenstein, en todos esos paraísos fiscales. Y siguen haciendo negocio en sus asesorías, en sus fundaciones… Mira el Aznar y la Botella, mira el Rato y el Blesa, mira la pollo frito… Y las industrias españolas, como Inditex, tributando sus negocios On line en Irlanda, porque allí el pago de impuestos es un 66% menor que en España. Y todo permitido, todo importado o producido en Turquía, en China, en Vietnam…

JL  Los males de la economía global.

C  Somos muy tontos. Porque hay otras culturas mucho mas egoístas que saben barrer para casa, pero no acabo de ver que en España seamos capaces de generar riqueza, productividad, valor o rendimiento a nuestra riqueza como país.

JL  Nuestra riqueza es el sol. Eso no lo tienen los alemanes…

C  Los alemanes son unos tristes. ¡Y qué decir del resto de Europa! Son unos arrogantes esos europeos del Norte. El cachondeo de Italia y España no se tiene en otro sitio, aunque creo que el aforo en el circo ya está del todo completo. Además, con eso de que han subido el IVA de los espectáculos, tampoco sería negocio. Está difícil.

JL  ¿Y cómo llevas las cosas en el banco?

C  Ahí vamos. Me paso el día diciendo que lo que tenemos que hacer es trabajar y estar un poco al margen de los comentarios de los clientes, que parece que gozan con el ERE. ERE por aquí, ERE por allá. Al ERE lo van a tipificar como nueva forma “sado” de placer. Aunque no me quejo, que tengo unos clientes muy fieles, y pocos se mueven de nuestro predio.

JL  De todos modos, debe de ser agobiante vivir con la espada del ERE en el cogote…

C  Pues sí. Por ejemplo, hoy por la tarde me ha llamado mi jefe a ver si puede ir a verme a las 8:00 y me he tenido que poner el Dodotis, porque me lo imagino viniendo con el finiquito y a los cinco minutos yo saliendo de la oficina con la cajita de cartón, tipo Wall Street.

JL  Qué horror. Con razón estás tan parlanchina hoy.

C Sí, los nervios que te entran al acercarte al patíbulo. Ahora se dice que nos van a bajar el 40% del sueldo. Ja Ja. Se dice pronto. Y muchos pensamos que habrá que someterse de buen talante, si esto va a favor de salvar «algo».

JL  ¿Salvar el qué?

C  Yo qué sé. La empresa, me figuro.

JL — Vaya papelón.

C – Hay todo un ejército de cuarentones como yo dispuestos a hacer lo que sea.  Muchos somos un poco talibanes (en el sentido de “¡¡por mi empresa, MATO!!”), ignorantes a fin de cuentas y, si me apuras, hasta cobardes, ya que lo que habría que hacer -si tuviéramos lo que hay que tener- es ir a la Torre y quemarla. Se aprovechan de nuestro miedo y de nuestra ridícula fidelidad.

JL – ¿No será, más bien, que tenéis sentido del deber?

C – Eso del deber queda muy bonito, pero no lo creo. Nos dejamos comprar por muy poco. Los muy taimados vienen y nos dicen que nos van a ascender. Descorchamos el champán. Hay fiesta por todo lo alto. De la noche a la mañana pasas a ser director de zona nada menos. Te sientes importante por unos días, pero en cuanto te pones a ello te das cuenta que el nivel de desempeño del nuevo puesto es durísimo, que la oficina que te ha tocado en suerte tiene una morosidad enorme, abrumadora.

JL – Los jerifaltes saben escurrir el bulto.

C – Así es.

JL – ¿Esperáis muchos despidos?

C – Supongo que al cincuentón de turno lo van a mandar para su casa con una indemnización ridícula, mientras que a los cuarentones “prometedores” nos colocarán en un puesto de extraordinaria responsabilidad (¡vaya honor!) con un sueldo mensual de 1.500 € que hace un año no lo querría ni Dios. Pero lo aceptaremos tan contentos, sonriendo y dando las gracias, tras una gran reverencia y genuflexión a los superiores (qué asquito, ¿no?), mientras por dentro te vas diciendo “¡soy mas tonto que Pichote!”.  Es un poco patético, pero es que así soy yo y casi todos los de mi generación, la Generación X, miles de chicos y chicas de cuarenta tacos, con mochila al hombro, que tienen hijos, colegios, hipotecas y ganas de vivir bien. 

JL  La crisis pasará. No hay mal que cien años dure.

C  Con que dure cinco años más, no quedará piedra sobre piedra. Aun así este año los reyes y los papas noeles seguirán viniendo y espero que también el próximo año, y ojalá que de aquí a cinco años máximo, hayamos cogido senda alcista y volvamos a ser lo que fuimos. Y si no, nos vamos a Brooklyn o a Ecuador o a Australia a cazar canguros… Querido Jose, ¡qué desahogo! Me despido, que tengo que volver a la oficina. Ya te contaré. Y NO DEJES DE MANDARME ESTAS COSAS QUE SE PUBLICAN EN LA PRENSA YANKI. BESOS en quiebra.

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