Esta semana se ha vivido en nuestra ciudad un hecho insólito, algo que creíamos obsoleto ha renacido de sus cenizas, algo ya erradicado ha vuelto a resurgir…
Vamos a remontarnos al año 1978, en que la SGAE crea el premio Miguel Mihura de teatro a la Mejor Actriz del año. ¿Por qué Miguel Mihura?, se estará preguntando alguien. ¿Acaso Miguel Mihura era actriz? Pues bien, según ha afirmado Luis María Anson en la entrega de premios de este año, el motivo es que Mihura tenía inclinación por las actrices, concretamente por las actrices que empiezan. Sobre ese tema no vamos a hacer más comentarios. Aquí tienen un pequeño reportaje de la gala de entrega de premios en el Café Gijón, en el que Anson explica la inclinación de Mihura.
Desde 1978 hasta 2004, muchas actrices fueron las ganadoras del premio: Lina Morgan, María Jesús Valdés, las hermanas Gutiérrez Caba, Amparó Baró, Concha Velasco, Amparo Rivelles, Nuria Gallardo, Amparo Soler Leal, Analía Gadé, María Asquerino, Rafaela Aparicio, Luisa Martín o María Fernanda D’Ocón… En 2004 la ganadora fue Blanca Portillo, y desde entonces no se había vuelto a convocar hasta este año.
En 2017 dos personas han impulsado la recuperación del premio, el crítico de teatro de El Mundo, Javier Villán, y el académico Luis María Anson; intuimos que ambos, al igual que Mihura, también tienen inclinación por las actrices, concretamente por las actrices que empiezan. El premio ha estado patrocinado por el Teatro Español, según se puede leer en prensa.
Las 21 actrices candidatas en el año de la recuperación del premio han sido María Adánez, Beatriz Argüello, Alicia Borrachero, Huichi Chiu, Montse Díez, Irene Escolar, Nuria Gallardo, María Hervás, Bárbara Lennie, Nuria Mencía, Sara Moraleda, Manuela Paso, María Pastor, Marta Poveda, Lucía Quintana, Victoria Salvador, Clara Sanchis, Isabelle Stoffel, María Romero, Eva Rufo y Ana Wagener. Y el jurado estuvo formado por Carme Portaceli (directora artística del Teatro Español), Antonio Garrigues Walker (político y jurista, gran aficionado al teatro y con alguna obra teatral escrita), Juan Ignacio García Garzón (crítico de teatro de ABC), Javier Vallejo (crítico de teatro de El País), Raúl Losánez (crítico de teatro de La Razón) y Borja Ortiz de Gondra (dramaturgo), junto a los ya mencionados Anson y Villán.
Pues bien, visto así, parece una alegre fiesta. Qué de teatreros, qué de gente maja, qué cena más sensacional puede resultar con toda esa gente alrededor de la mesa. Qué gran idea la de premiar el trabajo de una de nuestras actrices… Beatriz Argüello fue finalmente la actriz que ganadora en esta edición, dando con ello categoría al premio; quizá haya triunfado la justicia poética, quizá el más afortunado de la noche haya sido el premio por haber recaído en Beatriz Argüello. Y felizmente no ganó una de las más jóvenes, lo que hubiera añadido un alto grado de casposidad a la gala y al futuro del premio.
Beatriz Argüello levantándose para recibir el Premio Mihura
Ahora nos preguntamos el tipo de patrocinio que ha ejercido el Teatro Español o los dos impulsores de la recuperación del premio, y no sabemos la respuesta. Pero lo que sí sabemos es que las actrices estuvieron invitadas a pagar cada una su cena, al precio de 25 €. Si multiplicamos las 21 actrices por 25 € de cena, el total es de 525 €. Por otro lado alguna de las actrices llevó acompañante, también al precio de 25 €, pues la cuenta total asciende. Desconocemos si los miembros del jurado tuvieron que pagar los 25 €, o fueron patrocinados por el Café Gijón, pero intuimos que ahí sí hubo patrocinio.
Menú diseñado especialmente para el Premio Mihura
Por otro lado, 25 € para una actriz que no tiene mucho dinero (la mayoría) es mucho, con lo bien que se cena en un chino, que cada uno pide un plato y luego se paga a escote y al final te toca pagar 7 euros y medio como muchísimo. Perdón, no era mi intención usar hoy la palabra escote, ha sido sin querer. Pero en fin, la cena de 25 € igual estaba rica y todo…
Concluyendo, en el año 2017, con todo lo que se habla de cuota femenina, con las asociaciones de Clásicas y Modernas o la Liga de las Mujeres Profesionales del Teatro luchando, dos señores rescatan un galardón que premia el trabajo de una actriz «que empieza», con 21 actrices pagando una cena en el Café Gijón por haber sido nominadas, 20 de ellas pagando un premio (diseñado por Pedro Casablanc) que no van a recibir, tal vez pagando la cena al jurado, tal vez acordándose de los macarrones que les han sobrado al mediodía y que podrían haberse traído en un táper. «¿Podemos traer la cena de casa? Yo he hecho unos macarrones gratinados hoy de chuparme los dedos.» Actrices que no tienen dinero nominadas a un premio que reconoce su trabajo y tienen que pagar 25 € por que reconozcan su trabajo.
¿La entrega de este premio en estas condiciones es un paso adelante en nuestro teatro? ¿Recuperar un premio que tiene ese nombre porque Mihura sentía inclinación por las actrices? ¿Qué tipo de inclinación? ¿Qué tipo de inclinación sienten los impulsores del premio? ¿A qué estamos jugando? Si ha de continuar un premio tan casposo como este, en el que dos personas con las mismas inclinaciones que Mihura premian a la Mejor Actriz, por favor, es urgente un patrocinador. Mientras tanto, propongo que las 21 actrices organicen un premio para el galán más casposo y citen a sus nominadores en El Tigre, el famoso bar de la calle Infantas en el que es difícil quedarse con hambre. Que les citen, pero al fondo de El Tigre.
@nico_guau
