
Supongamos que vas a ver una obra de teatro y te gusta, y no sólo eso, te gusta mucho, te encanta, te fascina, te apasiona, te… te sobrecoge, te… te deja sin palabras. ¿Has visto la obra del siglo y no sabes qué decir? Pues estás de enhorabuena, porque te vamos a sugerir aquí algunas frases que puedes usar esos días en los corrillos de las puertas de los teatros:
– ¡Madre mía, nunca he visto cosa igual!
– ¡Es una de las cosas más impresionantes que he visto!
– ¡Lo que he visto hoy no se me va a olvidar en la vida!
– ¡He salido absolutamente conmocionado!
– Pero, ¡vaya actores, madre mía!
– Pero, ¿cómo pueden…?
– ¡No sé qué decir!
– ¡Me he quedado mudo!
– ¡No tengo palabras!
– Perdona, no puedo hablar, es que… estoy… absolutamente…
Puerta de teatro madrileño con sus típicos corrillos
Pero, ¿qué pasa si otra tarde vas a ver algo que no te gusta absolutamente nada? ¿Has visto el ñordo del mes y no sabes qué decir? Pues estás de enhorabuena, porque también, y por el mismo precio, te vamos a sugerir aquí algunas frases que puedes usar esos días en los corrillos de las puertas de los teatros:
– ¡Madre mía, nunca he visto cosa igual!
– ¡Es una de las cosas más impresionantes que he visto!
– ¡Lo que he visto hoy no se me va a olvidar en la vida!
– ¡He salido absolutamente conmocionado!
– Pero, ¡vaya actores, madre mía!
– Pero, ¿cómo pueden…?
– ¡No sé qué decir!
– ¡Me he quedado mudo!
– ¡No tengo palabras!
– Perdona, no puedo hablar, es que… estoy… absolutamente…
@nico_guau