Entre el escurridizo lema de Google («No seas malo») y aquel comentario de Borges sobre el agnosticismo («Ser agnóstico quiere decir que todo es posible, incluso Dios. Hasta la Santísima Trinidad. Siendo agnóstico vivo en un mundo más grande y más fantástico, casi espectral») va y viene la prodigiosa ambigüedad de internet y los tres vértices —bueno, malo, neutral— de su contorno moral. Ahora, a los dos bandos tradicionales —ciberutópicos y ciberpesimistas— se les une el de los ciberrealistas (tal vez viscerales, como aquellos de Bolaño).
Sobre el ciberrealismo y las brumas de la euforia digital se debatirá esta tarde y la de mañana en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (pueden seguirlo en directo desde aquí, a partir de las 19:00 h). El evento se presenta interesante, no sólo por su pertinencia, sino por sus protagonistas. Hoy intervendrá Evgeny Morozov, autor de «The Net Delusion: The Dark Side of Internet Freedom» y mañana martes Siva Vaidhyanathan, autor de «The Googlization of Everything (and Why We Should Worry)». Tras las ponencias, debates con otros invitados, moderados por José Luis de Vicente. Como aperitivo, nada mejor que este espléndido texto de César Rendueles.
Un mundo más grande y más fantástico, casi espectral, donde todo es posible, hasta la santísima trinidad: bueno, malo e inevitable. Eso es internet.