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Cien años del Hotel Florida / VI Jornadas sobre periodismo y literatura: Saint-Exupéry

Montse Morata (izqd), Juan Bonilla y Eva Villaver

El Hotel Florida fue un icónico espacio en el que el olor a rancio de la guerra quedaba fuera para vivir en su interior la vida en suspiros (y en sorbos). A este hotel, elegido por intelectuales y corresponsales de todo el mundo mientras cubrían el conflicto de la Guerra Civil española, le dedicamos cada año desde FronteraD, en colaboración con Ámbito Cultural de El Corte Inglés, el ciclo ‘Hotel Florida’.

Un encuentro con la cultura que este año celebra su sexta edición con una doble conmemoración. Por un lado, se cumplen 150 años del nacimiento del arquitecto Antonio Palacios, autor del proyecto del hotel hoy desaparecido; por otro, hace 100 años que el Hotel Florida abrió sus puertas: el 1 de febrero de 1924.

El hotel, de 200 habitaciones y “todas ellas con cuarto de baño”, alcanzó la fama durante la Guerra Civil, cuando se convirtió en residencia de corresponsales, escritores e intelectuales extranjeros destacados en Madrid. Una larga lista de corresponsales del Pravda, The Daily Telegraph o el The New York Times se alojaron en el Florida. Y entre ellos, un destacado y admirado huésped al que le dedicamos esta jornada, Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito.

La periodista y profesora Montse Morata ejerció de moderadora mientras que el escritor Juan Bonilla y la astrofísica Eva Villaver siguieron los pasos de la nave que nos lleva por los distintos mundos que relató el icónico autor. Pero, además, el encuentro se centró en ir más allá del Principito.

El 11 de abril de 1937 Antoine de Saint-Exupéry llegó a España, pilotando el avión del periódico para el que trabajaba. No quería hablar de guerra, sino “conversar con el miliciano”. Y desde el Hotel Florida comenzó sus primeros relatos que recogió en sus crónicas de guerra para la prensa extranjera. Un autor, al que más allá de su famoso personaje, le apasionaban los atardeceres, ganaba perspectiva en sus descripciones y sabía apreciar el valor de los pequeños detalles. Su obra está llena de la poesía de la vida, del detalle, la minuciosidad y la precisión. Él no buscaba, como explica en la presentación Villaver, la palabra,  “ él buscaba la palabra perfecta; él miraba de otra manera”.

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