La sospecha
Y el nacimiento de Jesucristo fue así: Que siendo María su madre desposada con José, antes que se juntasen, se halló haber concebido del Espíritu Santo.
Y José, su marido, como era justo y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente.
Y pensando él en esto…
MATEO 1, 18, 20
Ay, amada mía, lo más humano ahora sería
ir a buscarte a lomos de la ira,
decirte a medio metro puta e hija de puta
y golpearte hasta deshinchar ese vientre manchado.
Mas no lo voy a hacer, no por mi templada paciencia ni por mi bondad
pues todo llega a un límite por encima del cual el agua se derrama;
no lo haré porque siento que mi vida aun sido lateral
tiene importancia en una rara urdimbre.
Y tal vez impensablemente esté llamado a perpetuarme en un anal sagrado.
Por qué el amor rectilíneo ha hecho surgir esta amarga línea quebrada.
No quiero comprobar la evidencia que hay detrás de ese vientre increíble
y sólo tiendo a sospechar, difusamente, pensando
que todo es una magia extraña que Dios en ti ha estrenado
o quizás una prueba caprichosa, y a la vez ácida,
en espera de una señal que, ¡Dios mío!, me urge.
Un instante jamás pensado
Las zorras tienen cavernas y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recueste su cabeza.
MATEO, 8, 20
En este instante estoy cansado
de haber nacido inaugurando el tiempo,
cansado de insultar a los escribas.
Soy joven. Un perfecto vagabundo
lejos de aquel feliz niño prodigio
que fue extraño aprendiz de carpintero.
También he sido leguleyo y médico
y he botado una barca y hasta químico
he sido convirtiendo el vino en agua.
Estoy cansado de pisar hectáreas,
subir y bajar montes y dejar
tentarme. A veces de mis multitudes
estoy cansado con cansancio físico.
De lo exiguas que son mis residencias,
De mis amigos, que no entienden nada.
Estoy cansado de haber renunciado
a la existencia descomprometida
que pude haber llevado con mis padres.
En este instante estoy cansado
de tener que emitir la voz precisa,
de no tener un hueco en que ensoñarme
despreocupadamente.
Sucede que me canso de ser hombre
(como dirá Pablo Neruda,
un poeta del amplio siglo XX,
bien contado a partir de mí);
cansado de este hombre-dios, que a veces
no sé ni lo que soy.
Satanás, eres poco inteligente
Entonces Jesús fue llevado del Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
MATEO, 4,1
Satanás, eres poco inteligente.
¿Para qué quieres que las piedras
convierta en alimento,
tú, disidente de los dioses,
si demasiado sabes
que luego haré el milagro que demandas
con panes y con peces?
¿No sabes, si aún te queda
algún resabio de divinidad,
que soy capaz de todo,
que si no hubieses sido tan airado
pan y piedra hubiésemos creado juntos?
¿No sabes que de lo que se trata ahora es de
saciarme de ayuno y tentación
para dar un mayúsculo ejemplo
y fundar las palabras sagradas?
Satanás, eres poco inteligente.
¿Por qué me invitas a que me arroje de una torre?
¿Tengo yo acaso cara de acróbata?
Además de necio, eres un tanto extravagante.
Lo que me faltaba por oír:
“¡Te daré todo esto si postrándote me adoras!”
¿Por qué últimamente andas tan desesperado?
Si no necesitase de Ti,
si el Bien no necesitase del Mal para reafirmarse,
para engrandecerse,
te suprimiría de una vez, a Ti y tus malditas intrigas.
Vuela, y vete a hacer puñetas.
Te creía tonto pero no tanto.
Más te hubiese valido seguir en mi legión angelical
y comportarte como ahora se comportan ellos conmigo,
tan amorosamente.
That is the question
Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará.
MATEO, 8, 8
Siendo un pobre sicario
del régimen de Roma, no comprendo
por qué del libertario
Jesucristo pretendo
que sane al fámulo que le encomiendo.
Vertiginoso impacto
me produce este joven harapiento,
sabiendo que “ipso facto”
mi siervo macilento
sanará al despuntar su pensamiento.
Por qué luz es posible
que un somero bandido con salario,
ciertamente irascible,
no aprese al temerario
que la Historia subvierta en el Calvario.
Por qué del libertario
Jesucristo pretendo
que sane al fámulo que le encomiendo,
siendo un pobre sicario
del régimen de Roma. ¡No comprendo!
Enésima confesión
Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: “Padre mío, si es posible, pase de mí ese vaso; empero no como yo quiero, sino como tú”.
MATEO, 26, 39
Padre, ya no es tristeza sólo lo que tengo
sino un miedo desnudo,
un miedo sin defensas.
Y si persiste este punzante miedo
sudaré sangre
y desorbitaré mi vista
y hasta es posible que me orine.
Padre, ya no es tristeza sólo lo que tengo
sino la más indefinible humillación
apegado a la tierra
como único asidero
de esta tan abatida postura.
“Padre mío, si es posible,
que pase de mí esta acerba poción,
mas no sea como yo quiera,
sino como Tú desees.”
(Así al menos lo convinimos,
antes de inaugurar el Tiempo,
antes de clausurar la Nada).