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Citas de ‘Rapaces’, de A. Manzanares y F. L. Herencia

Encontré este libro en un lugar de Medinaceli. Decenas de rapaces son descritas y dibujadas. Alimentación, hábitat, cría, etcétera. Me gusta especialmente una parte.

La de las paradas nupciales de las aves, movimientos que hacen antes del amor.

Voy a apuntar aquí algunas de ellas, maravillosas imágenes de sus vuelos.

—Los halcones comienzan con vuelos exhibitorios y juegos en los que la pareja se intercambia presas capturadas por ellos. Estos vuelos suelen ser auténticos manifiestos de destreza aerodinámica.

—Las del azor se caracterizan por sus vuelos de remonte. Cuando está en su punto más alto planea en amplios círculos para lanzarse en velocísimos picados sobre las copas de los árboles de su territorio.

—Las de los ratoneros comunes suelen estar marcadas por vuelos acrobáticos en los que participan ambos consortes. En ellos alternan la descripción de amplias órbitas con caídas en picado, sincrónicos planeos y profundas inflexiones.

—Lo más llamativo de las de los halcones abejeros son los vuelos acompasados sobre el territorio. En estos vuelos el macho se remonta mientras la hembra vuela en círculos. Cuando aquel está a bastante altura se lanza hacia su compañera dándole espectaculares pasadas y batiendo las alas de manera especial, como un aplauso.

—Los milanos negros suelen atraer a las hembras para que vuelen con ellos. Alcanzan en vuelo de remonte grandes alturas y planean largamente sobre sus territorios para después dejarse caer en picado hasta casi rozar las copas de los árboles.

—Los aguiluchos pálidos se elevan en vertical girando bruscamente para dejarse caer con las alas casi cerradas en un picado fulminante. Cuando están cerca del suelo se voltean sobre sí mismos y vuelven a subir para repetir la caída.

—Las paradas nupciales de los quebrantahuesos son de una espectacularidad no repetible en las otras rapaces.

—Los buitres leonados, para estimularse sexualmente, recurren a sus perfectas técnicas veleras.

Me encantaría ver estos vuelos alguna vez.

¿Alguien me lleva, indica, sube?

—Y el mochuelo común (rapaz nocturna) canta variada e ininterrumpidamente para atraer a la hembra. Finalmente consigue su propósito y esta acude a su territorio. Una vez juntos el macho gira sobre sí mismo al tiempo que da vueltas alrededor de la hembra. Mientras tanto esta permanece atenta y expectante. Posteriormente la hembra se inclina hacia delante, pero sin llegar a apoyarse en el suelo. El macho estira las plumas, picotea el pico de su amada y se produce la cópula.

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