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Citas sin comentarios de ‘Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones’, de Raoul Vaneigem

Desde que viví el mes de mayo de 1968 en París siento una gran atracción por aquella revolución. Éramos jóvenes y queríamos cambiar el mundo, no nos gustaba el mundo repetitivo que habitábamos, el mundo del consumismo mecánico y feliz repleto de sucedáneos de un Dios ultracongelado y horneado a todas horas.

Todavía nos acordamos de aquellos días.

R. Vaneigem publicó este libro en 1967, poco antes del estallido parisino. Fue, junto a La sociedad del espectáculo (1967) de Guy Debord, un manifiesto hacia el futuro.

Recojo aquí seis apuntes para situar aquella época y lo que todavía queda de ella en nosotros.

1. Los que hablan de revolución y de lucha de clases sin referirse explícitamente a la vida cotidiana, sin comprender lo que hay de subversivo en el amor y de positivo en el rechazo de las obligaciones, tienen un cadáver en la boca. 

2. La revolución se realiza todos los días en contra de los revolucionarios especializados, una revolución sin nombre, como todo lo que brota de lo vivido, preparando, en la clandestinidad cotidiana de los gestos y los sueños, su coherencia explosiva. 

3. Basta ya de Guernica, basta ya de Auschwitz, basta ya de Hiroshima, basta ya de Sétif. ¡Bravo! Pero ¿y la vida imposible, la mediocridad que nos ahoga, la ausencia de pasiones?

4. Millones de seres humanos fusilados, hambrientos, embrutecidos, conscientemente ridiculizados tienen, al menos, en la paz de los osarios y de las fosas comunes, la garantía histórica de haber muerto para que sus descendientes, aislados en apartamentos con aire acondicionado, aprendieran a repetir, bajo la fe de las diarias emisiones televisadas, que son felices y libres.

5. Mirad a los niños. Conocen las reglas del juego, las recuerdan muy bien, pero se las saltan a la torera sin cesar, inventan e imaginan trampas. Sin embargo, para ellos trampear no tiene el sentido que le atribuyen los adultos. La trampa forma parte de su juego, juegan a hacer trampas, cómplices hasta en sus disputas. De esta forma buscan un juego nuevo. Y a veces esto se consigue: un nuevo juego se crea y se desarrolla. Sin romper la continuidad, reavivan su conciencia lúdica. 

6. Recordemos a Breton y a sus amigos ofreciendo una rosa a cada transeúnte del bulevar Poissonière y suscitando inmediatamente la desconfianza y la animosidad del público. 

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 El espárrago blanco es un misterio porque existe el verde.

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