Home Brújula Citas y comentario: ‘Cartas marruecas’, José Cadalso

Citas y comentario: ‘Cartas marruecas’, José Cadalso

En esta serie citaré pasajes de libros leídos, buscando en ellos la literatura, el lenguaje, la vida escrita, las ideas, los pensamientos, las acciones, las posibilidades o las imaginaciones de entonces, años, décadas o siglos atrás. Posteriormente realizaré un breve comentario desde la lectura y la vista de hoy. No es, por lo tanto, un análisis de las obras. Es más bien un comentario sobre aspectos que pueden ser interesantes al compararlos con el presente. El objetivo es entender mejor nuestro mundo y el mundo del que venimos (el mismo mundo, al fin y al cabo).

En el número 1 de esta serie me ocupo de la obra Cartas marruecas, publicada en 1793, pero escrita antes, del escritor José Cadalso (1741-1782).

Cita 1. Sólo diré que el humo de los cigarros, los gritos y palmadas del tío Gregorio, la bulla de todas las voces, el ruido de las castañuelas, lo destemplado de la guitarra, el chillido de las gitanas sobre cuál había de tocar el polo para que lo bailase Preciosilla, el ladrido de los perros y desentono de los que cantaban, no me dejaron pegar los ojos en toda la noche. Llegada la hora de marchar, monté a caballo, diciéndome a mí mismo en voz baja: ¡Así se cría una juventud que pudiera ser tan útil si fuera la educación igual al talento!

Comentario. Comentarios como este, del siglo XVIII, se siguen escuchando en nuestros tiempos. Comentarios en los que se ataca a la juventud por estar de fiesta continúa y no hacer nada de provecho, en vez de centrarse en la educación e ir a las clases a aprender lo que se enseña. Comentarios así ante tanto ruido.

Cita 2. Van a las costas de África a comprar animales racionales de ambos sexos a sus padres, hermanos, amigos, guerreros victoriosos, sin más derecho que ser los compradores blancos y los comprados negros; los embarcan como brutos; los llevan millares de leguas desnudos, hambrientos y sedientos; los desembarcan en América; los venden en público mercado como jumentos, a más precio los mozos sanos y robustos, y a mucho más las infelices mujeres que se hallan con otro fruto de miseria dentro de sí mismas; toman el dinero; se lo llevan a sus humanísimos países.

Comentario. En el siglo XVIII había esclavitud. Considero que en algunos aspectos esenciales la sociedad ha avanzando mucho. Y añado esto extraído de Wikipedia: Según el historiador británico Eric Hobsbawm, la cifra de esclavos africanos transportados a América sería de un millón en el siglo XVI, tres millones en el XVII y durante el siglo XVIII llegaría a los 7 millones. Además, el investigador Enrique Peregalli calcula que habría que añadir un 25 % de muertos durante las capturas y otro 25 % durante el viaje por el Atlántico. Hay que incluir que hasta el 10 % de los esclavos que trabajaban en plantaciones, minas y otros oficios morían cada año por las malas condiciones de vida y abusos laborales de sus amos y capataces.

Cita 3. Las noticias que hemos tenido hasta ahora en Marruecos de la sociedad o vida social de los españoles nos parecía muy buena, por ser muy semejante aquélla a la nuestra, y ser natural en un hombre graduar por esta regla el mérito de los otros. Las mujeres guardadas bajo muchas llaves, las conversaciones de los hombres entre sí muy reservadas, el porte muy serio, las concurrencias pocas, y ésas sujetas a una etiqueta forzosa, y otras costumbres de este tenor no eran tanto efecto de su clima, religión o gobierno, según quieren algunos, como monumentos de nuestro antiguo dominio. En ellas se ven permanecer reliquias de nuestro señorío, aun más que en los edificios que subsisten en Córdoba, Granada, Toledo y otras partes.

Comentario. Añado aquí otra cita, esta vez la del campanero de la película Tristana, de Luis Buñuel, donde se ve la España de principios del siglo XX. Antes sí que éramos importantes. En los tiempos aquellos de mucha religión, la gente sabía las cosas por las campanas y las obedecía. Había toque de agonía, toque de muerto, de fuego, bandeos de gloria, llamada a misa y repiques de gran devoción. La gente oía y allá iban a visitar al agonizante, a enterrar al muerto, o a buscar los trabucos cuando tocábamos a arrebato. Hoy ya son otros tiempos. La gente tiene prisa por buscar dinero. No escuchan, hasta se quejan al municipio cuanto tocamos a misa porque dicen que los despertamos.

Cita 4. Los autores europeos están divididos sobre si conviene o no esta variedad o abundancia. Ambos partidos traen especiosos argumentos en su apoyo. Los pueblos que, por su genio inventivo, industria mecánica y sobra de habitantes, han influido en las costumbres de sus vecinos, no solo lo aprueban, sino que les predican el lujo y los empobrecen, persuadiéndoles ser útil lo que les deja sin dinero.

Comentario. Los debates actuales sobre el consumismo (o el capitalismo) siguen unas líneas parecidas. Aquellos que dicen que los nuevos templos son los centros comerciales, donde los consumidores van a perder su tiempo libre en gastar dinero comprando chorradas.

Último comentario. Considero este libro muy interesante para conocer una parte del siglo XVIII en España. Leerlo pone al lector en una interesante perspectiva.

Salir de la versión móvil