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Citas y comentario: ‘La vuelta al mundo de un novelista (3)’, de Vicente Blasco Ibáñez

En el número 11 de esta serie me ocupo del tercer y último volumen del libro La vuelta al mundo de un novelista (1924), del escritor Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928).

Cita 1. El principal atractivo de Darjeeling es poder contemplar la famosa cumbre llamada vulgarmente Himalaya, y a la que han dado los ingleses el nombre de Everest, un inspector general de las Indias. Inútil es decir que Everest no puso jamás sus pies en la altura hasta ahora inaccesible que lleva su apellido, como tampoco los numerosos exploradores que intentaron luego escalarla.

Comentario. En 1953 Edmund Hillary y Tenzing Norgay lograron llegar a la cima con éxito.

Cita 2. Pasillos y salones se estrechan diariamente con nuevas barricadas de cofres y maletas. Muchos pasajeros se hablan con cierta melancolía pensando en la próxima separación. Unos tomarán el tren en Nápoles para visitar Italia; otros desembarcarán en Mónaco, yendo luego a París. Solo la mitad sigue directamente hasta Nueva York sin abandonar el buque, haciendo el viaje redondo.

Comentario. Quedan pocas páginas. Blasco ya ha pasado por India, Ceilán, Sudán, Nubia y Egipo. Ya está por última vez en el barco enorme.

Cita 3. Bajamos a tierra.

Comentario. Vuelve a casa, un pueblo en la costa de Francia y en la frontera con Italia, Menton.

Cita 4. ¡Todo está igual! Las gentes entran en el palacio policromo para jugar. En los bancos de la plaza y las mesillas del café veo los mismos tipos de medio año antes. Están esperando la hora de la suerte decisiva, que nunca llega.

Cita 5. Una de las damas insiste en preguntar cuál es la idea resumen de mi viaje.

Comentario. Escuchemos.

Cita 6. —Lo que he aprendido, amigas mías, no es alegre ni tranquilizador. Creo que existe ahora en el mundo más gente que nunca. Los adelantos de la higiene y la facilidad de los transportes han evitado una gran parte de las matanzas, las epidemias y las hambres que formaron siempre nuestra pobre historia humana. Somos cada vez más numerosos sobre la corteza de nuestro planeta, y así esto resulta inquietante, pues los alimentos no se multiplican con la misma rapidez. Podría hacer un resumen brutal diciendo que más de la mitad de los hombres viven sufriendo hambre. Nosotros los blancos llevamos la mejor parte hasta ahora; pero ¿y si algún día centenares de millones de asiáticos encuentran un jefe y un ideal común? … Este viaje ha servido para hacerme ver que aún está lejos de morir el demonio de la guerra. He visto futuros campos de batalla: el Pacífico, la China, la India. ¡Quién sabe si Egipto y sus antiguos territorios ecuatoriales! Esos choques futuros puede ser que aún los presenciemos nosotros, y si nos libramos de tal angustia, los verán seguramente las próximas generaciones… ¡Tantas cosas como podrían evitar los hombres si dedicasen a ello una buena voluntad!

Cita 7. El Cairo árabe es un dédalo de callejuelas que se entrecruzan, formando ángulos y curvas; retroceden para continuarse a sí mismas paralelamente, o se cortan con brusquedad, convirtiéndose en callejones sin salida. El plano de uno de sus barrios ha sido comparado a un árbol de ramas torcidas o entrelazadas.

Comentario. El laberinto es también el mundo y el mundo es como las ramas y raíces de un árbol.

Cita 8. En este zoco se ofrecen diversos productos del suelo africano y otras especies de tierras remotas, todo revuelto, como es costumbre en los mercados orientales: sedas, vasijas de cobre repujado a martillo, drogas, perfumes, salitre, sal, sosa, betel, opio, estatuitas talladas por negros representando divinidades grotescas, escudos de piel de hipopótamo, venablos y lanzas, puñales, quesos de cabra y de camella.

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