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Citas y comentario: ‘Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin’, de César Vallejo

En el numero 12 de esta serie me ocupo del libro Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin, de César Vallejo (1892-1938).

Si durante los tres números anteriores estuvimos alrededor del mundo en la década de los veinte del siglo pasado, ahora vamos a la Rusia soviética de 1931.

Cita 1. En la sociedad soviética el trabajo es una obligación en cuanto a que el individuo debe siempre trabajar, y en cuanto a que no es de su sola incumbencia personal optar por tal o cual oficio, profesión o actividad. Aquí residen dos de las más esenciales diferencias entre la concepción burguesa del trabajo y la convención soviética. El feliz heredero de una fortuna, que no trabaja porque no necesita trabajar, y que pasa su vida entre ocios y placeres, es y debe ser considerado como delincuente. En idéntico caso se hallan el vagabundo, el bohemio, el sacerdote, el político profesional y demás manos cruzadas de la sociedad burguesa. Las vocaciones individuales, por consiguiente, deben ser francamente dirigidas y controladas por el Estado, inspirándose en las disposiciones del individuo y secundado por este. De otra manera, no es posible ningún orden social, ninguna creación colectiva.

Comentario. Un personaje como el Quijote, ocioso lector a punto de volverse loco, no hubiera sido bienvenido en sociedad tan arreglada.

Cita 2. —¿Según ustedes, el obrero debe mantener durante su trabajo la máxima independencia de su pensamiento y sensibilidad?

—Sí. El trabajador ha de ejecutar su labor del modo más automático posible. Sus actos deben realizarse por sí solos y no deben costarle ningún esfuerzo de raciocinio. La técnica socialista deja intacta e intocada la vida espiritual del trabajador. Mientras laboran sus manos, puede dedicar sus facultades intelectuales a lo que quiera: a soñar, a contemplar, a recordar, a afrontar, en fin, los grandes e íntimos problemas de la vida personal. Por lo demás, la técnica capitalista conserva aún algo del trabajo manufacturero y hasta del artesanal, en los cuales el trabajador pone todas sus facultades físicas e intelectuales en su labor cotidiana.

Comentario. Imaginemos a los trabajadores de la imprenta en la impresión de algún Quijote conmemorativo. Imaginemos que imaginan, mientras las máquinas funcionan, que ellos también quieren salir en busca de aventuras quijotescas. Imaginan que abandonan las imprentas de Ciudad Real y con sus bicicletas Rocinantes emprenden la huida de la fábrica.

Cita 3. La literatura rusa defiende y exalta la política soviética. Los asuntos y problemas de que trata la literatura rusa corresponden estrictamente al pensamiento dialéctico de Marx. La inteligencia trabaja y debe trabajar siempre bajo el control de la razón. Nada de superrealismo, sistema decadente y abiertamente opuesto a la vanguardia intelectual soviética. Nada de freudismo ni de bergsonismo. Nada de complejo, de libido, ni intuición, ni sueño. El método de creación artística es y debe ser consciente, realista, experimental, científico. Los temas literarios son la producción, el trabajo, la nueva organización de la familia, y de la sociedad, las peripecias y luchas ineluctables, para crear el espíritu del hombre nuevo.

Comentario. De lo que se deduce que la lectura de literatura rusa en 1931 también debe ser un trabajo. Lo que lleva a imaginar, siguiendo la cita 2, que el que trabaja leyendo imagina que escribe libre, eliminando así el automatismo de leer de izquierda a derecha línea y línea y línea y línea y línea y página y página y página y página y página y páginas.

Cita 4. Como dos simples amigos. Ni besos, como los obreros de Saint-Denis, ni melosidades sensibleras como los horteras de Buenos Aires. El marido y la mujer soviéticos son, ante todo, buenos amigos. El amor conyugal en Rusia es más amistad que pasión, más fraternidad que atracción sexual.

Comentario. Duro golpe para el amor a Dulcinea.

Cita 5. Muchos teatros han eliminado completamente el telón. El primero en dar el ejemplo fue el teatro Mayerhold. Ello obedece a un imperativo de mayor verismo escénico. Así la representación pierde en ilusión, pero gana en realismo. El telón es infantil y propicia el ensueño, la fantasía. El telón es la capa del cofre mágico. Contiene un elemento de pueril y suma convención. Sugiere las ideas de escamoteo, de truco, de añagaza. Recuerda a esos juegos de niños en que uno…

Comentario. En que uno…

Cita 6. —¿Cómo escogen ustedes su deporte?

—Los doctores del Estado nos examinan cada cierto tiempo y luego consultan la vocación de cada uno y deciden.

—Entonces, ¿no son ustedes libres de escoger el deporte que a cada cual le guste?

—Nuestra libertad individual acaba donde empieza el interés social. Si aquella fuese ilimitada y absoluta, muchas veces tomaríamos un deporte contrario al que nuestra salud y condiciones de trabajo requieren. Porque una cosa es el gusto, la vocación deportiva, y otra cosa es la conveniencia racional de tal o cual deporte. Por lo demás, la razón está por sobre el gusto.

Comentario. Sin duda, no todo el mundo puede ser caballero andante, deporte de alto riesgo.

Cita 7. —¿Hay mucha vigilancia policial?

—No es de la policía de la que hay que cuidarse, sino del pueblo mismo. En Rusia todos son policías. Cada obrero es un agente.

—¿Lo que prueba que el régimen es popular?

—Popular a la fuerza. Popular después de muchos años de obligar al pueblo a querer a sus verdugos. Porque Stalin y sus secuaces son tan déspotas y tiranos como fueron los zares o peor.

—Es la dictadura proletaria.

—No lo sabemos. Lo que sabemos es que la revolución no nos has traído la libertad, como muchos imaginaban, sino la esclavitud más descarada y cínica.

Cita 8. Es pobre hasta que las condiciones económicas soviéticas mejoren y le permitan vivir mejor y holgadamente. Obedece, no por ciega esclavitud, sino porque comprende que, en régimen proletario, la mejor manera de ser libre es obedeciendo.

Comentario. Obedezca, caballero. Salga de su casa con escudero y no vuelva.

Cita 9 No se advierte en ningún momento en Rusia esa atmósfera de concupiscencia, de obsesión sexual y de vicio que flota como una onda de fuego sobre todo los sectores y todas las formas sociales del capitalismo. Dentro de la sociedad burguesa vigila constantemente, con una obstinación enfermiza y propia de sociedades decadentes, la pesadilla del deseo.

Comentario. El deseo de Quijano por Aldonza Lorenzo, allá por los inicios del siglo XVII.

Cita 10. —La revolución estableció la laicidad de la enseñanza. Desterró el espíritu capitalista de la escuela, reemplazándolo por el proletario para todo el alumnado. Es decir, el Soviet quiere hacer de cada niño un hombre de ideas, sentimientos e interés proletarios. Luego buscamos hacer de él un temperamento pragmático, eliminando de él al antiguo hombre contemplativo. Debe comprender que todo cuanto no gira en torno al juego económico de la vida, no es más que negación de esta y estagnación del movimiento universal.

Comentario. Los contemplativos podrían volverse locos y los locos nunca se sabe muy bien por dónde pueden tirar.

Cita 11. La segunda característica de la familia soviética consiste en haber trasladado el eje de esta de la casa a la fábrica. Las relaciones familiares han saltado los muros, alcanzado a los individuos de toda una clase social: la proletaria. El hogar, en Rusia, ya no lo integran los padres y los hijos, sino todos los trabajadores. La fábrica se ha convertido en la fuente matriz de todas las relaciones, sentimientos, intereses e ideas de cada individuo. De ella parte toda inspiración vital, toda fe y toda esperanza humana, y a ella convergen todos los esfuerzos, sentimientos y pasiones. En ella está la vida. Hombres y mujeres no piensan sino en la fábrica. El resto de la existencia ha sido relegada a un segundo plano. El instinto del trabajo ha dominado a los instintos de marido, de padre, de esposa y de hijo.

Comentario. Con la lectura de este libro uno descubre lo capital que era el trabajo en la URSS.

Cita 12. Al cruzar el patio, para abandonar la Universidad, aparecen a uno y otro lado los bustos en bronces de Marx y de Lenin. Son los dos grandes vigías del nuevo pensamiento humano.

Comentario. Así acaba el libro en el que César Vallejo trabajó.

Comentario final. Después vi la película Octubre (1928), de S. Eisenstein.

Cita final. Lenin vive en el alma del bolchevique. La vida de Lenin encarna, a los ojos del bolchevique ruso, todas las virtudes del hombre entregado por entero al bien de la humanidad. Para encontrarle en este terreno pareja en la historia, el bolchevique tiene que saltar muchos siglos atrás, hasta Jesucristo o Buda. Más acá solo Marx se le parece.

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