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Citas y comentarios de ‘La desaparición de los rituales’, de Byung Chul Han

Son muy interesantes las ideas que muestra y descubre este filósofo.

Le gusta caminar por Tempelhof, el antiguo aeropuerto de Berlín, ahora vacío y reconvertido en: jardín, parque, pista de cometas, rincón para los besos, lugar de lectura, luz.

Se queda debajo de un puente en Seúl.

1 – Para huir de la rutina y escapar del vacío se consume aún más, nuevos estímulos y vivencias. Es la sensación de vacío lo que impulsa la comunicación y el consumo. La vida intensa como lema publicitario.

—Hacer muchas cosas, hacer listas, cosas que visitar, lograr, llevar a cabo, realizar. El tiempo se come y está riquísimo. Una vez conocí a alguien, se concebía como una empresa, since 1997. Lo lograría y á, sin duda. Claro.

2 – Sin resonancia uno se ve repelido y se queda aislado en sí mismo. El creciente narcisismo contrarresta la experiencia de la resonancia. La resonancia no es un eco del yo. Le es inherente la dimensión de lo distinto. En la comunicación digital uno se escucha hablar ante todo a sí mismo, se amplifica el eco del yo.

—Una continua fiesta del yo, en la que uno se conoce tanto a sí mismo que ni siquiera se toca ni toca. No hay apenas diálogo, todo es una excusa para hablar de uno mismo, aburrir, aburrirse, y así comprar, comprarse, llevar y llevarse. Una vez vi una frase escrita en Azores: reflecte um círculo, alguém ecoa, além-agua. Otra vez en Calabria: Viva il Mare.

3 – Donde campa el narcisismo lo lúdico desaparece de la cultura. La vida pierde cada vez más alborozo y desenfado. La presión para trabajar y para rendir, la seriedad del trabajo. No se juega.

—Nadie juega o se la juega en el trabajo porque las consecuencias son muy serias y de gran seriedad. La seriedad en las oficinas es mortífera, mortal. Realmente seriosa, caras rígidas y risillas.

4 – Hoy el reposo se pone en relación estrecha con el trabajo al entenderlo como descanso de él. Ya no representa el descanso algo autónomo sino que degenera en un derivado del trabajo.

—Descansa, descansad, descansen: por fin es viernes, ya es viernes, ya es jueves, ya.

5 – En la fiesta como juego la vida se representa a sí misma. Tiene un peculiar carácter de excedencia. Es la expresión de una vida rebosante que no aspira a ningún objetivo. En eso consiste su intensidad. Es la forma intensiva de la vida. En la fiesta la vida se refiere a sí misma, el lugar de subordinarse a una finalidad externa. Por eso el tiempo que está totalmente dominado por la presión para producir es un tiempo sin fiesta. La vida se empobrece, se anquilosa en una mera supervivencia.

—Ir tirando, arrastrado por el tren. Solo la fiesta en sus lugares, donde beber, donde bailar, donde saltar, donde estar a salvo. Donde salir y salirse. Cierra, horario de cierre.

6 – Bataille distingue entre dos tipos de juego: el juego fuerte y el juego débil. En una sociedad en la que lo útil se ha convertido en principio dominante sólo se reconoce el juego débil, que se amolda a la lógica de la producción, ya que sirve para descansar del trabajo. El juego fuerte, por el contrario, pone la vida misma en juego. Se caracteriza por la soberanía.

7 – La retirada narcisista al ego destruye los espacios de juego, la fantasía lúdica.

—Ojalá escapar de sí mismo e ir hacia la búsqueda de formas de vida que todavía no tienen nombres. Dejar que Alá o Dios bajen, se sienten, y subamos. Somos nosotros, intervenimos en lo humano.

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