Lo que llamamos realidad es un pacto entre mucha gente.

—Una realidad, una cualquiera.

Y veréis cómo empezó en Creta, hace cuarenta mil años, el amor que ayer terminó en Texas.

—Y veremos cómo vuelve el amor en Texas y continúa en Palencia.

El juego que se opone al trabajo, y cuyo sentido ante todo es el de obedecer a la seducción, el de responder a la pasión.

—El ocio contra el negocio

Cae un rayo

—Nos rompe y quema un cabello.

Por lo que he decidido interpretarlas a mi aire.

—Al igual que estos comentarios a pie de número, con aparente sentido.

Llegaría un día, que aún no había llegado, en el que la literatura quedaría establecida como un fin en sí mismo, es decir, sin Dios, sin justificación externa, sin ideología que la sustentara, como un campo autónomo.

—Dios está coja.

Quijote, que cazaba un atisbo de la realidad y dejaba que la imaginación hiciera el resto.

—La imaginación de un hombre que imaginaba a un loco que imaginaba.

No le gustaba la vida moderna, pero al mismo tiempo se sentía fascinado por ella.

—La belleza de un supermercado colorido y las miles de etiquetas sugerentes en varios idiomas.

¿Qué, nos vamos?

—¡Vamos! ¡Vamos!

—No se mueven.

Pero vuelve a despertar, porque, además del llanto del niño, oye a la mujer intentando calmarlo.

—Es que no podemos dormir.

Si allí había alguien, no iba a poder dormir tranquilo. Y si no lo había tampoco.

—Es que no podemos dormir.

Y ya de nuevo metido en aquella cama, insomne perdido, esperé a que amaneciera para ser el primero en bajar a desayunar y después inspeccionar.

—Es que nada.

Un viaje real al lugar exacto de la extrañeza.

—Donde la puerta se abre por la rendija y amanece una moneda.

Mi escritura se asomó por primera vez al abismo de los panoramas más libres.

—Abre el camino, inicia el sendero, cruzan las hormigas por el cielo.

Las imágenes provocaban el deseo de ir al encuentro de esos lugares.

—Intervenir en la pantalla.

Escribir en la vida misma, en el mundo real, lograr.

—Lo.

Solo yo tengo la clave de esta parada salvaje.

Lo Otro, lo que destruye la lógica, la normalidad, e impide que lo cotidiano siga su curso.

—Nosotros, los otros.

El mundo está lleno de personas a las que arrojas un balón, y en lugar de atraparlo y devolverlo, se quedan con él para luego monologar y dar signos de no amar la conversación.

—La continua fiesta del yo y yo y yo y yo y.

Su silencio de tumba de rana.

—Te quiere y te quiere y demás arañas sobre una ranita.

Le gusta ver donde nada se ve.

—Porque es así y la luz es una pata de armario.

Intentando levantarse, literalmente elevarse, para volver a ser.

—¡Viva Vila Matas!