
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) regula el comercio de especies protegidas mediante su inclusión en tres apéndices, según el grado de amenaza que enfrentan. La venta de animales nacidos en cautividad está permitida bajo ciertas condiciones, que varían según el apéndice en el que se encuentre la especie:
Apéndice I: Incluye especies en peligro de extinción. El comercio de especímenes capturados en la naturaleza está prohibido, excepto en circunstancias excepcionales, como la investigación científica. Sin embargo, los especímenes nacidos en cautividad pueden comercializarse si se cumplen requisitos específicos, incluyendo la obtención de permisos de exportación e importación que certifiquen que el comercio no perjudica la supervivencia de la especie.
Apéndice II: Contiene especies que, aunque no necesariamente en peligro de extinción, podrían llegar a estarlo si su comercio no se controla estrictamente. El comercio de especímenes nacidos en cautividad está permitido bajo la emisión de un permiso de exportación o un certificado de reexportación, siempre que se garantice que dicha actividad no es perjudicial para la especie en su medio natural.
Apéndice III: Incluye especies protegidas en al menos un país, que ha solicitado la cooperación de otros países para controlar su comercio. El comercio de especímenes nacidos en cautividad es posible con la presentación de la documentación adecuada que acredite su origen legal y el cumplimiento de las regulaciones nacionales e internacionales pertinentes.
Debería ser fundamental que cualquier transacción comercial de animales protegidos nacidos en cautividad cumpla con los procedimientos y permisos establecidos por CITES y las legislaciones nacionales aplicables.
El Tráfico de Especies y la Falsificación de CITES
Hasta aquí todo muy bonito y protegido. Pero la realidad es bien distinta. El tráfico de especies protegidas se ha convertido en un negocio multimillonario, donde los grandes simios, entre otras especies en peligro, son víctimas de un sistema que permite su comercio mediante la falsificación de documentos CITES. A pesar de que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) regula el comercio de especies protegidas, una grave laguna en su reglamento está siendo aprovechada por redes criminales para legalizar el comercio ilegal de animales.
Uno de los principales problemas radica en la categoría de «nacidos en cautividad», ya que el Reglamento CITES permite la comercialización de animales bajo esta condición. Esta disposición se ha convertido en un coladero para el tráfico de especies, permitiendo que crías de grandes simios y otras especies sean capturadas en la naturaleza, trasladadas a Asia y otros continentes, y posteriormente ingresadas al mercado legal con certificados de nacimiento falsificados.
El reglamento CITES establece como vimos al principio que:
- Las especies incluidas en el Apéndice I, que están en peligro de extinción, no pueden ser comercializadas si son capturadas en estado salvaje, pero pueden ser vendidas si se certifica que han nacido en cautividad.
- En el caso de especies del Apéndice II y III, el comercio de ejemplares nacidos en cautividad está permitido con la documentación correspondiente.
- Para que un animal sea considerado «nacido en cautividad», se deben cumplir ciertos requisitos, pero la falsificación de certificados es una práctica común que permite a los traficantes operar impunemente.
Un claro ejemplo de este problema es el reciente caso en Turquía, donde se intervino un bebé gorila con destino a Tailandia, dentro de una red de tráfico de especies. Situaciones como esta evidencian la necesidad urgente de una revisión del Reglamento CITES para cerrar esta brecha legal y evitar que los traficantes sigan utilizando documentos fraudulentos para comercializar animales protegidos.
Prohibición del comercio de especies nacidas en cautividad
Es imperativo que se realice una revisión inmediata del Reglamento CITES para prohibir terminantemente la venta de animales nacidos en cautividad. Esta medida es esencial para evitar la falsificación de certificados y frenar el comercio ilegal de especies protegidas. Sin esta acción, la brecha actual seguirá siendo explotada por los traficantes, perpetuando el sufrimiento de los grandes simios y de innumerables especies en peligro de extinción.
La comunidad internacional debe actuar con firmeza para garantizar la protección de la biodiversidad y erradicar el tráfico de especies, cerrando todas las posibles vías que faciliten esta actividad criminal. Es incomprensible que no haya sido nunca denunciada esta fisura grave por las Asociaciones conservacionistas internacionales y que no hayan pedido la inmediata reforma del Reglamento CITES en los encuentros anuales de los Estados para regular las especies en peligro de extinción. Igualmente, todos los países que han firmado dicho tratado no se han percatado o no han querido percatarse de esta grieta que torpedea los esfuerzos internacionales para combatir el tráfico de especies.
Desde hace años, Proyecto Gran Simio lleva denunciando ante las Autoridades competentes esta situación crítica y ya lo expuso como entidad colaboradora ante el Plan TIFIES (Plan de Acción Español contra el Tráfico Ilegal y el Furtivismo Internacional de Especies Silvestres) del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
El Sacrificio de Especies Protegidas en España.
En España, el tráfico de especies protegidas sigue siendo una problemática alarmante, y la falta de infraestructura adecuada para su manejo está llevando a decisiones inaceptables. El Real Decreto 1333/2006, de 21 de diciembre, regula la incautación de especies protegidas en el país. Sin embargo, su artículo 8 permite el sacrificio de estos animales si no se encuentra un depósito donde alojarlos, lo que supone una violación del espíritu de conservación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Este vacío legal, deja abierta la posibilidad de sacrificar especies protegidas en casos donde no haya instalaciones adecuadas para su resguardo. Esta disposición no solo es incompatible con las regulaciones de CITES, sino que también expone a especies en peligro de extinción a un destino fatal, en lugar de garantizar su protección y conservación. Es imperativo que esta normativa sea modificada para evitar que España se convierta en un país que, en lugar de rescatar y rehabilitar animales protegidos, termine autorizando su eliminación.
La Urgente Necesidad de un Centro de Rescate de Especies CITES en España
Para poner fin a esta situación inaceptable, es imprescindible la creación de un Centro de Rescate de Especies CITES en España, bajo la supervisión del Ministerio de Transición Ecológica y gestionado directamente por el Estado. Este centro cumpliría un papel crucial en la protección de la biodiversidad y en el cumplimiento efectivo de las regulaciones internacionales sobre fauna protegida.
Funciones y Beneficios del Centro de Rescate
La creación de un centro de rescate permitiría:
- Proporcionar un refugio seguro para animales protegidos incautados en el tráfico ilegal.
- Brindar atención veterinaria especializada, asegurando la salud y bienestar de las especies rescatadas.
- Implementar programas de rehabilitación y reintroducción para devolver a los animales a su hábitat natural cuando sea posible.
- Fomentar la colaboración con centros internacionales, fortaleciendo la lucha global contra el tráfico ilegal de especies.
- Desarrollar programas educativos y de concienciación, promoviendo el respeto por la fauna y la importancia de su conservación.
Un Compromiso Inaplazable
La existencia de un artículo en la legislación española que permita el sacrificio de especies protegidas es una contradicción inaceptable con los principios de conservación y protección de la biodiversidad. La reforma del Real Decreto 1333/2006, junto con la creación de un Centro de Rescate de Especies CITES, es una necesidad urgente para que España pueda liderar con el ejemplo en la lucha contra el tráfico de especies y garantizar el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de conservación.
No podemos seguir permitiendo que el sacrificio de animales protegidos sea una opción. Es hora de actuar y corregir este grave error legislativo antes de que más especies en peligro de extinción sean víctimas de una falta de previsión y compromiso con la biodiversidad.
Todos estos planteamientos también fueron puestos encima de la mesa por parte del Proyecto Gran Simio en el plan TIFIES, sin que hasta el momento no se haga nada al respecto.
El aumento de la crisis climática que amenaza al mundo y la extinción de las poblaciones de especies en su conjunto, son la rotura definitiva de la biodiversidad de nuestro planeta, rompiendo cadenas que protegen los ecosistemas de la Tierra y originando a su vez un efecto dominó en la vida silvestre de consecuencias imprevisibles, que afectará sin duda el bienestar de la humanidad.