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Mientras tantoColgados en plena pausa

Colgados en plena pausa


 

“Dime, cuánto tiempo te podías quedar a pasar mirando este cromo, y este. ¿Te acuerdas? Y este otro, años… siglos… toda una mañana, imposible saberlo, estabas en plena fuga, éxtasis, colgado en plena pausa, arrebatado”. Pedro, protagonista del filme.

 

 

Año 1979.

Madrid.

Heroína.

Transición.

Pop.

 

Estos son los elementos que usó Iván Zulueta para su receta “maldita”. Un corto que a medida que se iba maquinando se transformó en largometraje.

 

Arrebato es eso, un arrebato, un vampiro, es meta-cine sin ningún control. Pocas películas en el mundo exponen las entrañas del cine de una forma tan bella y a la vez macabra.

 

¿Qué es el cine? Para esta pregunta hay demasiadas respuestas y puede que ninguna sea cierta del todo, si no que partes de cada definición necesiten soldarse con otras para adquirir un significado coherente. Insisto ¿Qué es el cine? Quién se atreve a definirlo?

 

Intentar definir el cine no es sólo definir sus aspectos visuales, que son los más evidentes. La dificultad reside en qué produce el cine. Muchos pensarán que para esta incógnita hay mas respuestas que silencios. Es posible. Un medio de entretenimiento, un medio de manipulación, pura propaganda… Bueno, todas las respuestas son ciertas de alguna manera.

 

¿Cuál es su función sobre nosotros, pasivos espectadores, cuando con filmes como éste dejamos de ser pasivos y, a la vez de construir el texto, somos constituidos por éste?

 

Nos encontramos a cuatro años de que acabe nuestra dictadura, y a punto de experimentar, cuando se nos permitió, nuestro movimiento underground. Tal vez con algo de complejo por la tardanza, el ímpetu con el que se vivió fue excesivo, de ahí el gran numero de jóvenes que se quedaron en el camino, que como en Arrebato se quedaron extasiados en su propio instante.

 

Pero esta inexperiencia obligada no la padecía Iván Zulueta, que, afortunado, pudo estudiar en Estados Unidos, viajar a Marruecos retomando viejas costumbres de la generación beat tal como hiciera en su día por ejemplo William Burroughs (autor de obras como El almuerzo desnudo), que veían en el país africano un medio de expansión de la mente. En definitiva, Zulueta estaba muy puesto en modernidad y pop, y nos honró a nosotros, españoles, con el orgullo de una película forjada en un horno de intelectualidad aplastante calentado en nuestro país, en nuestros edificios, en nuestras calles. No era necesario ver calles extranjeras, capitales del mundo para pensar en lo poco inspirador que resultaba nuestra capital recién salida del huevo. No, Zulueta convertía la plaza de los cubos en un entorno adecuado para impregnar su cultura pop adquirida al otro lado del charco. Y lo que más consuela es saber que funcionaba de maravilla.

 

Sin embargo, nosotros, como adolescentes salidos, preferíamos el destape, la ingesta abusiva de drogas, el sexo sin control y la rebeldía como venganza por los años robados. Algo totalmente entendible, pero puede que eso hiciera a Arrebato pasar inadvertida.

 

¿Y qué intentó transmitir este intelecto llamado Zulueta? El poder de cada fotograma, el misterio de los momentos congelados, la impotencia por lo que se escapa. Como diría el maestro Andrei Tarkovsky: esculpir en el tiempo. Zulueta quiso representar al cine como lo que es, un vampírico invento al que si se le permite entrar demasiado en nosotros puede, como una infección, dominar nuestra vida. ¿Hacemos cine? o ¿el cine nos hace a nosotros?

 

Arrebato ha vuelto a manifestarse actualmente, tras pasar mucho tiempo en la clandestinidad. Igual que el filme, su director, al acabar el rodaje, permaneció en silencio, haciendo aún más rotundo el mensaje de la película. Lo que le pasó a Zulueta es precisamente lo que pasa en el filme.

 

Arrebato es cine de terror, cine de ficción y cine experimental. Son pocos personajes, pocos escenarios, mucho Super-8 y un nivel de autoexploración vastísimo. Es una pieza inusual y absolutamente maravillosa, debería ser un orgullo nacional, y todos deberían verla. Se mantuvo alejada de la política, no criticaba a la sociedad, criticaba a las personas. Se puede ver una bipolaridad absoluta en lo que se trata. ¿Salir de fiesta o buscarse a sí mismo en los fotogramas? ¿Qué se puede hacer cuando los fotogramas rojos aumentan y los recuerdos se desvanecen? La respuesta es clara, el Arrebato está cerca y dejarse hacer es más necesario que hacer.

 

¿Qué es el cine? El cine ES Arrebato.

 

“No es a mí a quién le gusta el cine, sino al cine a quien le gusto yo”. José, protagonista del filme.

 

 

Todo funciona en Arrebato: los actores, la fotografía, la banda sonora, las localizaciones, el vestuario. Todo encaja y todo es indispensable.

 

La película nos obsequia además con pequeños detalles curiosos como la aparición de una jovencísima Alaska durante unos segundos en una cinta de Super-8 y el doblaje de un también infante Pedro Almodóvar aplicado a una de las excesivas chicas del filme. Además del siempre agradable efecto del reconocimiento de nuestras calles, que no son ni las de Nueva York, ni las de Londres, ni las de Berlín… son nuestras calles de Madrid, y no tienen nada que envidiarle al mundo.

 

                                                                                                                                            Laurel de Baco


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